Santa María de la Arrixaca
Patrona del Antiguo Reino de Murcia (España)
La Virgen de la Arrixaca es una de las advocaciones marianas más antiguas de España, siendo venerada en la ciudad de Murcia incluso durante la dominación árabe. La reducida población cristiana que habitaba la capital antes de la Reconquista consiguió mantener erigida una ermita mozárabe dedicada a Santa María, rindiéndose en ella culto a la pequeña talla de la Virgen ya conocida con el sobrenombre de "la arrixaca" (es decir, del arrabal) por encontrarse la iglesia en uno de los arrabales amurallados con que contaba entonces la urbe.
La imagen, de madera
policromada y fechada en el siglo XII, representa
a María sentada en un trono con el Niño
en el regazo, iconografía que sigue el modelo
de las que llevaban los reyes y los caballeros cristianos
en sus expediciones.
Cuando en 1243 el príncipe Don Alfonso, futuro
Rey Sabio, entró victorioso en la capital murciana
con sus tropas para tomar posesión de la ciudad
en nombre de su padre (Fernando III el Santo), visitó
el pequeño templo y atribuyó la victoria
cristiana a la intercesión de aquella Virgen.
Por ello concedió el patronazgo sobre Murcia
y todo su Reino a Santa María de la Arrixaca,
componiendo años después en su honor
la Cantiga CLXIX. La devoción por esta Virgen
seguiría un contínuo auge en los siglos
venideros, haciéndose cargo del santuario y
su culto los frailes agustinos. Éstos acabaron
por trasladar la imagen de la patrona a una suntuosa
capilla levantada en la iglesia del conjunto monacal
de San Andrés.
Pero a finales del siglo XVII una nueva advocación
mariana empezaba a restar protagonismo a la patrona:
la Virgen de la Fuensanta, venerada desde antiguo
en una ermita de la sierra, estaba siendo objeto de
romerías para implorar la siempre necesitada
lluvia y el milagro del agua no se hizo esperar. La
Fuensanta rivalizó pronto en popularidad con
La Arrixaca, hasta el punto de ser nombrada como nueva
patrona de la ciudad en 1731. La devoción por
Santa María de la Arrixaca acabó por
enfriarse definitivamente tras la desamortización
de 1834, fecha en la que se derribaron las dependencias
conventuales y fueron expulsados los frailes que custodiaban
la imagen. La iglesia se mantuvo en pié convertida
en parroquia, lugar que aún hoy sirve de morada
a la antigua patrona.
Afortunadamente, a finales del siglo XIX, diversos
movimientos religiosos y culturales de la ciudad,
además de la propia parroquia de San Andrés,
empezaron a recuperar el culto a la Virgen de la Arrixaca.
Actualmente está totalmente restablecida su
Real Cofradía y, si bien ya no es patrona de
la ciudad, se ha mantenido su patronazgo sobre el
antiguo Reino de Murcia y, por tanto, la actual Comunidad
Autónoma.
Su fiesta se celebra tradicionalmente el último
domingo de mayo, coincidiendo con el aniversario de
la entrada del príncipe Don Alfonso en Murcia,
realizándose entonces la solemne y multitudinaria
procesión con la imagen por las calles del
barrio de San Andrés. También es protagonista
en las celebraciones de la Feria de Septiembre, semana
festiva de la capital durante la que tienen lugar
vistosos desfiles de Moros y Cristianos. En estas
últimas fiestas la talla es objeto de una ofrenda
floral, además de participar en los mencionados
cortejos colocada a caballo sobre un arzón.