
Bendiciones
y desgracias
Una historia que nos enseña a mantener la esperanza en Dios
ante situaciones difíciles
En un pequeño pueblo vivía
un anciano con su hijo de 17 años. Un día, el único
caballo blanco con que trabajaba saltó la reja y se fue con varios
caballos salvajes.
La gente del pueblo murmuraba: ¡que desgracia la suya, don Cipriano!
Y el tranquilo, contestaba: "quizás una desgracia o quizás
una bendición".
Días después, el caballo blanco volvió junto a un
hermoso caballo salvaje,y la gente saludaba al anciano diciéndole:
"¡que bendición!", a lo que don Cipriano replicaba:
"quizás una desgracia o quizás una bendición".
A los pocos días, el hijo adolescente, mientras montaba el caballo
salvaje para domarlo, fue derribado y se fracturo una pierna, a raíz
de lo cual empezó a cojear, y la gente le decía al anciano:
¡que desgracia la suya, buen hombre, a lo que replicaba: "quizás
una desgracia o quizás una bendición".
Días después inicio la guerra y todos los jóvenes
del pueblo fueron llevados al frente de batalla, pero a su hijo no lo
llevaron por su cojera, y toda la gente del pueblo saludaba al anciano
y le comentaba: ¡Que bendición la suya, don Cipriano!. Y
él, con su fe inquebrantable, contestó una vez mas diciendo:
Solo Dios lo sabe, quizás sea una bendición o quizás
sea una desgracia.
Efectivamente, solo Dios sabe, el nunca se equivoca. Por eso debemos agradecerle
a Dios todo lo bueno y lo malo que nos sucede a lo largo de nuestra vida,
porque todo tiene una razón de ser..... Y él jamas nos mandaría
algo que no pudiesemos soportar o superar a traves de la fe y el amor
a dios.