Un buen hábito
lector sólo comienza desarrollarse cuando en casa se
ha sabido despertar un interés por la lectura superior
a las enormes dificultades que el aprender a leer implica.
Saber motivarlos
Porque, efectivamente, aprender a leer es difícil y si
no se produce una buena motivación, el niño aprenderá
a leer lo que en el colegio le manden, sin más, y ya
no le quedarán ganas de seguir esforzándose en
casa, sobre todo cuando, además, ver la televisión,
por ejemplo, no requiere apenas trabajo y también es
divertido.
En casa, por tanto, tenemos una tarea sumamente importante y
entretenida entre manos. Para empezar debemos comenzar ofreciendo
a nuestros pequeños un buen ejemplo. No cabe duda de
que los hijos que desde su más tierna infancia ven leer
a sus padres comienzan a sentir curiosidad desde pequeños
y esto les termina por acercar a la literatura.
Por tanto, podemos intentar fomentar el interés de nuestros
hijos sentándonos cerca de ellos periódicamente
mientras leemos un libro o, simplemente, la prensa del día.
No cabe duda de que, al contemplarnos, más tarde o más
temprano terminarán preguntarnos sobre lo que leemos
y eso será un buen método para transmitirles lo
increíble que puede resultar leer, el fantástico
mundo que se esconde tras los libros...
Leerlos juntos
Contar y leer cuentos. También es importante que nos
habituemos a contar cuentos en casa. Es lógico que haya
muchos padres que se sientan especialmente incapaces de narrar
una historia: "no tengo gracia, y no se cuentos, no tengo
imaginación, los niños se aburren y no me hacen
caso, etc." son argumentos que suelen apuntar algunos padres
y madres.
En estos casos, siempre se puede recurrir a los libros tradicionales.
Estos, aunque menos espontáneos y flexibles que los inventados,
ayudan igualmente a crear esa afición lectora tan importante
en estos años.
Una vez que nos hayamos habituado a leer el cuento diario (antes
dormirse por ejemplo) podemos intentar dejarlo en el capítulo
más interesante. Así, al día siguiente
no sólo no les costará tanto irse la cama sino
que estarán deseando que llegue el mágico momento
de la lectura.
El ejemplo y la enseñanza
Además es fundamental que en casa se "respire un
ambiente lector". Para conseguirlo será bueno que
haya libros que los más pequeños, lo que no saben
leer, puedan mirar. Y no importa que alguno se encuentre, incluso,
un poco roto.
Podemos explicarle e ilusionarlo, asimismo, con que cuando aprenda
leer ya no necesitará esperar a que algún mayor
quiera contarle un cuento y que un mismo libro se puede leer
tantas veces como uno quiera.
Para que sea más liviano
Otro aspecto que se debe tener en cuenta es el tamaño
de los textos. Aunque el pequeño haya aprendido a leer,
conviene que las letras sean grandes esto ayudará al
niño a irlas memorizando poco a poco. Así, cuando
llegue el momento de aprender a leer en el colegio, no cabe
duda de que lo hará con menor dificultad que aquellos
niños que no hayan tenido contacto alguno con la literatura.
Existe un buen recurso para no cansarlo con demasiado cuentos
tradicionales; comprar libros con otro tipo de contenidos como
ser canciones, adivinanzas o juegos infantiles que permitan
entretener a todos juntos en casa, un ratito al día.
Elena López
(DEL SEMANARIO CRISTO HOY)