Dios mío, mi único Dios y mi todo, eres todo para mí y yo soy toda para ti. Nuestro (Señor mismo había enseñando esas palabras a la Santa diciéndole que suplirían los actos que ella no podría hacer)
Dios mío, mi único Dios y mi todo, eres todo para mí y yo soy toda para ti. Nuestro (Señor mismo había enseñando esas palabras a la Santa diciéndole que suplirían los actos que ella no podría hacer)