Viernes Santo, 18 de abril de 2003
"Ecce lignum crucis, in quo salus mundi pependit... Venite adoremus".
Hemos escuchado estas palabras en la liturgia de hoy: "Mirad el árbol de la cruz". Son las palabras clave del Viernes santo.
Ayer, en el primer día del Triduo sacro, el Jueves santo, escuchamos: "Hoc est corpus meum, quod pro vobis tradetur. Esto es mi cuerpo, que será entregado por vosotros".
Hoy vemos cómo se han realizado esas palabras de ayer, Jueves santo: he aquí el Gólgota, he aquí el cuerpo de Cristo en la cruz. "Ecce lignum crucis, in quo salus mundi pependit".
¡Misterio de la fe! El hombre no podía imaginar este misterio, esta realidad. Sólo Dios la podía revelar. El hombre no tiene la posibilidad de dar la vida después de la muerte. La muerte de la muerte. En el orden humano, la muerte es la última palabra. La palabra que viene después, la palabra de la Resurrección, es una palabra exclusiva de Dios y por eso celebramos con gran fervor este Triduo sacro.
Hoy oramos a Cristo bajado de la cruz y sepultado. Se ha sellado su sepulcro. Y mañana, en todo el mundo, en todo el cosmos, en todos nosotros, reinará un profundo silencio. Silencio de espera. "Ecce lignum crucis, in quo salus mundi pependit". Este árbol de la muerte, el árbol en el que murió el Hijo de Dios, abre el camino al día siguiente: jueves, viernes, sábado, domingo. El domingo será Pascua. Y escucharemos las palabras de la liturgia. Hoy hemos escuchado: "Ecce lignum crucis, in quo salus mundi pependit". Salus mundi! ¡En la cruz! Y pasado mañana cantaremos: "Surrexit de sepulcro... qui pro nobis pependit in ligno". He aquí la profundidad, la sencillez divina, de este Triduo pascual.
Ojalá que todos vivamos este Triduo lo más profundamente posible. Como cada año, nos encontramos aquí, en el Coliseo. Es un símbolo. Este Coliseo es un símbolo. Nos habla sobre todo de los tiempos pasados, de aquel gran imperio romano, que se desplomó. Nos habla de los mártires cristianos que aquí dieron testimonio con su vida y con su muerte. Es difícil encontrar otro lugar donde el misterio de la cruz hable de un modo más elocuente que aquí, ante este Coliseo.
"Ecce lignum crucis, in quo salus mundi pependit". Salus mundi!
A todos vosotros, amadísimos hermanos y hermanas, os deseo que viváis este Triduo sacro -Jueves, Viernes, Sábado santo, Vigilia pascual, y luego la Pascua- cada vez con más profundidad, y también que lo testimoniéis.
¡Alabado sea Jesucristo!