Acción de la Iglesia con los constructores de la sociedad pluralista en América Latina
(Puebla, Conclusiones 1206)
Enfocamos solamente algunos aspectos que más directamente desafían nuestra acción pastoral, en cierta forma como síntesis de cuestiones tratadas en distintos lugares.
(Puebla, Conclusiones 1207)
Sobre todo desde Medellín, se perciben dos claras tendencias.
a) Por una parte, la tendencia hacia la modernización con fuerte crecimiento económico, urbanización creciente del continente, tecnificación de las estructuras económicas, políticas, militares, etc.
b) Por otra, la tendencia a la pauperización y a la exclusión creciente de las grandes mayorías latinoamericanas de la vida productiva. El pueblo pobre de América Latina, por tanto, ansía una sociedad de mayor igualdad, justicia y participación a todos los niveles.
(Puebla, Conclusiones 1207)
Estas tendencias contradictorias favorecen la apropiación por una minoría privilegiada de gran parte de la riqueza, así como de los beneficios creados por la ciencia y por la cultura; por otro lado, engendran la pobreza de una gran mayoría con la conciencia de su exclusión y del bloqueo de sus crecientes aspiraciones de justicia y participación. Comprobamos, con todo, que van aumentando las clases medias en muchos países de América Latina.
(Puebla, Conclusiones 1208)
Surge así un conflicto estructural grave: «la riqueza creciente de unos pocos sigue paralela a la creciente miseria de las masas» (Juan Pablo II, Discurso inaugural III 4: AAS 71 p. 200).
(Puebla, Conclusiones 1209)
Vivimos en una sociedad pluralista, en la cual se encuentran diversas religiones, concepciones filosóficas, ideologías, sistemas de valores que, encarnándose en diferentes movimientos históricos, se proponen construir la sociedad del futuro, rechazando la tutela de cualquier instancia incuestionable.
(Puebla, Conclusiones 1210)
Sabemos que la Iglesia, aportando una valiosa colaboración a la construcción de la sociedad, no se atribuye competencia para proponer modelos alternativos. Adoptamos así, los siguientes criterios doctrinales:
(Puebla, Conclusiones 1211)
a) No reivindicamos ningún privilegio para la Iglesia; respetamos los derechos de todos y la sinceridad de todas las convicciones en pleno respeto a la autonomía de las realidades terrestres.
(Puebla, Conclusiones 1212)
b) Sin embargo, exigimos para la Iglesia el derecho de dar testimonio de su mensaje y de usar su palabra profética de anuncio y denuncia en sentido evangélico, en la corrección de las imágenes falsas de la sociedad, incompatibles con la visión cristiana.
(Puebla, Conclusiones 1213)
c) Defendemos los derechos de los organismos intermedios dentro del principio de la subsidiaridad, incluso de los creados por la Iglesia, en colaboración con todo lo que se refiere al bien común.
(Puebla, Conclusiones 1214)
Abogamos por:
(Puebla, Conclusiones 1215)
a) La superación de la diferenciación entre pastoral de élites y pastoral popular. La pastoral es una sola. Penetra «cuadros» o «élites» evangelizadoras; afecta todos los ámbitos de la vida social; dinamiza la vida de la sociedad y al mismo tiempo se pone a su servicio.
(Puebla, Conclusiones 1215)
b) La responsabilidad específica de los laicos en la construcción de la sociedad temporal, como lo inculca la Evangelii Nuntiandi.
(Puebla, Conclusiones 1216)
c) La preocupación preferencial en defender y promover los derechos de los pobres, los marginados y los oprimidos.
(Puebla, Conclusiones 1217)
d) La preocupación preferencial por los jóvenes de parte de la Iglesia que ve en ellos una fuerza transformadora de la sociedad.
(Puebla, Conclusiones 1218)
e) La responsabilidad insustituible de la mujer, cuya colaboración es indispensable para la humanización de los procesos transformadores, como garantía de que el amor es una dimensión de la vida y el cambio y porque su perspectiva es insustituible para la representación completa de las necesidades y esperanzas del pueblo.
(Puebla, Conclusiones 1219)
3.4. Opciones y líneas de acción
Sabemos que el pueblo, en su dimensión total y en su forma particular, a través de sus organizaciones propias, construye la sociedad pluralista. Frente a este desafío, tenemos conciencia de que la misión de la Iglesia no se reduce a exhortar a los diversos grupos sociales y a las categorías profesionales, en la construcción de una sociedad nueva para el pueblo y con el pueblo, ni se trata solamente de estimular a cada uno de los grupos y categorías a dar su contribución específica con honestidad y competencia, sino también a ser agente de una concientización general de responsabilidad común, frente a un desafío que exige la participación de todos.
(Puebla, Conclusiones 1220)
Tenemos conciencia de que la transformación de estructuras es una expresión externa de la conversión interior. Sabemos que esta conversión empieza por nosotros mismos. Sin el testimonio de una Iglesia convertida serían vanas nuestras palabras de pastores.
(Puebla, Conclusiones 1221)
Asumimos la necesidad de una pastoral orgánica en la Iglesia como unidad dinamizadora para su eficacia permanente que comprenda entre otras cosas: principios orientadores, objetivos, opciones, estrategias, iniciativas prácticas, etc.
(Puebla, Conclusiones 1222)
Principios orientadores
La defensa y la promoción de la dignidad inalienable de la persona humana.
(Puebla, Conclusiones 1223)
El destino universal de los bienes creados por Dios y producidos por los hombres, quienes no pueden olvidar que «sobre toda propiedad privada grava una hipoteca social» (Juan Pablo II, Discurso inaugural III 4: AAS 71 p. 200).
(Puebla, Conclusiones 1224)
El recurso a la fuente de la fuerza divina de la oración asidua, la meditación de la palabra de Dios que cuestiona siempre, y la participación eucarística de los constructores de la sociedad, quienes, con sus enormes responsabilidades, se hallan rodeados de tentaciones que los llevan a encerrarse en el ámbito de las realidades terrenas sin apertura a las exigencias del Evangelio.
(Puebla, Conclusiones 1225)
La comunidad cristiana conducida por el Obispo ha de establecer el puente de contacto y diálogo con los constructores de la sociedad temporal, a fin de iluminarlos con la visión cristiana, estimularlos con gestos significativos y acompañarlos con actuaciones eficaces.
(Puebla, Conclusiones 1226)
En este contacto y diálogo debe circular, en actitud de escuchar en forma sincera y acogedora, la problemática traída por ellos desde su propio ambiente temporal. Así podremos encontrar los criterios, las normas y los caminos por los cuales profundizar y actualizar la enseñanza social de la Iglesia, en el sentido de la elaboración de una ética social capaz de formular las respuestas cristianas a los grandes problemas de la cultura contemporánea. Exhortamos a todos a que luchen contra la corrupción económica en los distintos niveles, tanto en la administración pública como en los negocios particulares, pues con ella se causa grave perjuicio a la gran mayoría.
(Puebla, Conclusiones 1227)
Este diálogo requiere iniciativas que permitan el encuentro y la relación estrecha con todos los que colaboran en la construcción de la sociedad, de tal manera que descubran su complementariedad y convergencia. Por lo mismo, en esta acción hay que trabajar prioritariamente con los que tienen poder decisorio. Esto no excluye el reconocimiento del valor constructivo de tensiones sociales que, dentro de las exigencias de la justicia, contribuyen a garantizar la libertad y los derechos, especialmente de los más débiles.
(Puebla, Conclusiones 1228)
Objetivos, opciones y estrategias
Formar en los distintos sectores pastorales personas capaces de ejercer en ellos un liderazgo como fermento evangelizador.
(Puebla, Conclusiones 1229)
Elaborar, con personas de cada sector, normas de conducta cristiana que constituyan objeto de reflexión y aplicación y que sean sometidas a una permanente revisión.
(Puebla, Conclusiones 1230)
Promover encuentros que reúnan personas de sectores pastorales diversos para confrontar sus experiencias y para la convergencia de su acción.
(Puebla, Conclusiones 1231)
Estimular la elaboración de alternativas viables para la acción evangelizadora tendientes a la renovación cristiana de las estructuras sociales.
(Puebla, Conclusiones 1232)
Promover la formación de sacerdotes y diáconos especializados y los nuevos ministerios confiados a los laicos que se adapten a las necesidades pastorales de cada sector.
(Puebla, Conclusiones 1233)
Desarrollar movimientos especializados que reúnan los elementos disponibles para la evangelización del propio ambiente.
(Puebla, Conclusiones 1234)
Saber valorar los medios pobres, humildes, populares e incluso artesanales, para comunicar el Mensaje.
(Puebla, Conclusiones 1235)
Preservar los recursos naturales creados por Dios para todos los hombres, a fin de transmitirlos como herencia enriquecedora a las generaciones futuras.
(Puebla, Conclusiones 1236)
Iniciativas prácticas
Con simpatía y sin prevención, la Iglesia lleva su palabra a quienes, entre otros, sabe que la esperan y necesitan su orientación o estímulo. A los que elaboran, difunden y realizan ideas, valores y decisiones:
(Puebla, Conclusiones 1237)
A los políticos y hombres de gobierno recordamos las palabras del Concilio Vaticano II: «sólo Dios es la fuente de vuestra autoridad y el fundamento de vuestras leyes» (Vaticano II, Mensaje a la Humanidad, n. 2 A los Gobernantes) por mediación del pueblo. Afirmamos la nobleza y la dignidad del compromiso con una actividad orientada a consolidar la concordia interior y la seguridad exterior, estimulando la acción sensible e inteligente del político para la mejor conducción del Estado, para la consecución del bien común y para la conciliación eficaz de la libertad, la justicia y la igualdad en una genuina sociedad participada. «La comunidad política y la Iglesia son independientes y autónomas, cada una en su propio terreno. Ambas, sin embargo, aunque por diverso título, están al servicio de la vocación personal y social del hombre. Este servicio lo realizarán con tanta mayor eficacia, para bien de todos, cuanto mejor cultiven ambas entre sí una sana cooperación habida cuenta de las circunstancias de lugar y tiempo»(GS 76).
(Puebla, Conclusiones 1238)
Al mundo intelectual y universitario, para que actúe con libertad espiritual, cumpla con autenticidad su función creativa, se disponga para la educación política- distinta de la mera politización- y satisfaga la lógica interior de la reflexión y el rigor científico, porque de ese mundo se esperan proyectos y líneas teóricas sólidas para la construcción de la nueva sociedad (cf. Vaticano II, Mensaje a la Humanidad, a los hombres del pensamiento y de la ciencia).
(Puebla, Conclusiones 1239)
A los científicos, técnicos y forjadores de la sociedad tecnológica, para que alienten el espíritu científico con amor a la verdad a fin de investigar los enigmas del universo y dominar la tierra; para que eviten los efectos negativos de una sociedad hedonista y la tentación tecnocrática y apliquen la fuerza de la tecnología a la creación de bienes y a la invención de medios destinados a rescatar al hombre del subdesarrollo. Se espera de ellos especialmente estudios e investigaciones con miras a la síntesis entre la ciencia y la fe. Exhortamos a todos los pensadores conscientes del valor de la sabiduría- cuya primera y última fuente es el Logos- y preocupados con la creación del humanismo nuevo, a que tengan en cuenta la gran afirmación de la Gaudium et Spes: «El destino futuro del mundo corre peligros si no se forman hombres más instruidos en esta sabiduría» (n. 15c).
Para esto, es necesario un gran esfuerzo de diálogo interdisciplinario de la teología, la filosofía y las ciencias, en pos de nuevas síntesis.
(Puebla, Conclusiones 1240)
A los responsables de los medios de comunicación para que elaboren y respeten un código de ética de la información y la comunicación; para que tomen conciencia de que la neutralidad instrumental de los medios los hace disponibles para el bien o para el mal; para que sirvan a la verdad, la objetividad, la educación y el conocimiento suficiente de la realidad.
(Puebla, Conclusiones 1241)
A los creadores en el arte, para que intuyan los rumbos del hombre, presientan e interpreten sus crisis, abran la dimensión estética de la vida humana y contribuyan a la personalización del hombre concreto.
(Puebla, Conclusiones 1242)
A los juristas según su saber especial, para que reivindiquen el valor de la ley en la relación entre gobernantes y gobernados y para la disciplina justa de la sociedad. A los jueces, para que no comprometan su independencia, juzguen con equidad e inteligencia y sirvan a través de sus sentencias a la educación de gobernantes y gobernados en el cumplimiento de las obligaciones y el conocimiento de sus derechos.
(Puebla, Conclusiones 1243)
A los obreros. En el mundo que se urbaniza e industrializa crece el papel de los obreros «como principales artífices de las prodigiosas transformaciones que el mundo conoce hoy» (Vaticano II, Mensaje a los trabajadores n. 6). Para esto, deben comprometer su experiencia en la búsqueda de nuevas ideas; renovarse a sí mismos y contribuir de manera aún más decidida a construir la América Latina de mañana. Que no olviden lo que les dijo el Papa en el mismo discurso: es derecho de los obreros «crear libremente organizaciones para defender, promover sus intereses, para contribuir responsablemente al bien común» (Juan Pablo II, Alocución obreros de Monterrey 3: AAS 71 p. 241).
(Puebla, Conclusiones 1244)
A los campesinos: Vosotros sois fuerza dinamizadora en la construcción de una sociedad más participada. Abogando por vosotros, el Santo Padre dirigió estas palabras a los sectores de poder: «Por parte vuestra, responsables de los pueblos, clases poderosas que tenéis a veces improductivas las tierras que esconden el pan que a tantas familias falta: la conciencia humana, la conciencia de los pueblos, el grito del desvalido y, sobre todo, la voz de Dios, la voz de la Iglesia os repite conmigo: No es justo, no es humano, no es cristiano continuar con ciertas situaciones claramente injustas. Hay que poner en práctica medidas reales, eficaces, a nivel local, nacional e internacional, en la amplia línea marcada por la Encíclica Mater et Magistra... Amadísimos hermanos e hijos: trabajad en vuestra elevación humana» (Juan Pablo II, Alocución Oaxaca 9: AAS 71 p. 210).
(Puebla, Conclusiones 1245)
A la sociedad económica, para que los economistas contribuyan con un pensamiento creativo a dar respuestas prontas a las demandas fundamentales del hombre y de la sociedad. Para que los empresarios, teniendo presente la función social de la empresa, actúen concibiéndola no sólo como factor de producción y lucro, sino como comunidad de personas y como elemento de una sociedad pluralista, sólo viable cuando no existe concentración excesiva del poder económico.
(Puebla, Conclusiones 1246)
A los militares: les recordamos con Medellín que «tienen la misión de garantizar las libertades políticas de los ciudadanos, en lugar de ponerles obstáculos» (Med. Pastoral de élites 20). Que tengan conciencia de su misión: garantizar la paz y la seguridad de todos. Que jamás abusen de la fuerza. Que sean más bien los defensores de la fuerza del Derecho. Que propicien también una convivencia libre, participativa y pluralista.
(Puebla, Conclusiones 1247)
A los funcionarios, para que asuman su actividad como un servicio, porque la dignidad de la función y la vida pública reside en el hecho de que su destinatario natural es la sociedad y, sobre todo, quienes menos tienen y más dependen del buen funcionamiento de lo público.
(Puebla, Conclusiones 1248)
A todos, por fin, que contribuyan al funcionamiento normal de la sociedad; profesionales liberales, comerciantes, para que asuman su misión en espíritu de servicio al pueblo que de ellos espera la defensa de su vida, de sus derechos y la promoción de su bienestar.
(Puebla, Conclusiones 1249)
En la actual coyuntura de América Latina, los cambios podrán ser rápidos y profundos en beneficio de todos, especialmente de los pobres por ser los más afectados, y de los jóvenes, que asumirán en breve los destinos del Continente.
(Puebla, Conclusiones 1250)
Proponemos para eso la movilización de todos los hombres de buena voluntad. Que se unan con nuevas esperanzas en esa inmensa tarea. Queremos escucharlos con viva sensibilidad; unirnos a ellos en su acción constructiva.
(Puebla, Conclusiones 1251)
Con nuestros hermanos que profesan una misma fe en Cristo, aunque no pertenezcan a la Iglesia Católica, esperamos unir los esfuerzos, preparando constantes y progresivas convergencias que apresuren la llegada del Reino de Dios.
(Puebla, Conclusiones 1252)
A los hijos de la Iglesia que se empeñan en puestos de avanzada queremos transmitirles nuestra confianza en su acción, haciendo de ellos nuestros mensajeros de nuevas esperanzas. Sabemos que en el Evangelio, en la oración y en la Eucaristía, tratarán de encontrar la fuente para constantes revisiones de vida y la fuerza de Dios para su acción transformadora.
(Puebla, Conclusiones 1253)