Opción preferencial por los jóvenes
(Puebla, Conclusiones 1166)
Características de la juventud: La juventud no es sólo un grupo de personas de edad cronológica. Es también una actitud ante la vida, en una etapa no definitiva sino transitiva. Tiene rasgos muy característicos:
(Puebla, Conclusiones 1167)
Un inconformismo que lo cuestiona todo; un espíritu de riesgo que la lleva a compromisos y situaciones radicales; una capacidad creativa con respuestas nuevas al mundo en cambio que aspira a mejorar siempre como signo de esperanza. Su aspiración personal más espontánea y fuerte es la libertad, emancipada de toda tutela exterior. Es signo de gozo y felicidad. Muy sensible a los problemas sociales. Exige autenticidad y sencillez y rechaza con rebeldía una sociedad invadida por hipocresías y antivalores.
(Puebla, Conclusiones 1168)
Este dinamismo la hace capaz de renovar las culturas que, de otra manera, envejecerían.
(Puebla, Conclusiones 1169)
La juventud en el cuerpo social
El papel normal que juega la juventud en la sociedad es el de dinamizar el cuerpo social. Cuando los adultos no son auténticos ni abiertos al diálogo con los jóvenes, impiden que el dinamismo creador del joven haga avanzar el cuerpo social. Al no verse tomados en serio, los jóvenes se dirigen por diversos caminos: o son acosados por diversas ideologías, especialmente las radicalizadas, ya que siendo sensibles a las mismas por su idealismo natural, no siempre tienen una preparación suficiente para un claro discernimiento, son indiferentes al sistema vigente o se acomodan a él con dificultad y pierden capacidad dinamizadora.
(Puebla, Conclusiones 1170)
Lo que más desorienta al joven es la amenaza a su exigencia de autenticidad por el ambiente adulto en gran parte incoherente y manipulador y por el conflicto generacional, la civilización de consumo, una cierta pedagogía del instinto, la droga, el sexualismo, la tentación de ateísmo.
(Puebla, Conclusiones 1171)
Hoy día la juventud es manipulada especialmente en lo político y en el uso del «tiempo libre». Una parte de la juventud tiene legítimas inquietudes políticas y conciencia de poder social. Su falta de formación en estos campos y la asesoría equilibrada la lleva a radicalizaciones o frustraciones. El joven ocupa gran parte del «tiempo libre» en el deporte y en la utilización de los medios de comunicación social. Para algunos, son instrumento de educación y sana recreación; para otros, elementos de alienación.
(Puebla, Conclusiones 1172)
La familia es el cuerpo social primario en el que se origina y educa la juventud. De su estabilidad, tipo de relaciones con la juventud, vivencia y apertura a sus valores, depende, en gran parte, el fracaso o el éxito de la realización de esta juventud en la sociedad o en la Iglesia.
(Puebla, Conclusiones 1173)
La juventud femenina está pasando por una crisis de identidad por la confusión reinante acerca de la misión de la mujer hoy. Los elementos negativos sobre liberación femenina y un cierto «machismo» todavía existente, impiden una sana promoción femenina como parte indispensable en la construcción de la sociedad.
(Puebla, Conclusiones 1174)
La juventud de América Latina
La juventud de América Latina no puede considerarse en abstracto. Hay diversidad de jóvenes, caracterizados por su situación social o por las experiencias socio -políticas que viven sus respectivos países.
(Puebla, Conclusiones 1175)
Si atendemos a su situación social, observamos que, al lado de aquellos que por su condición económica se desarrollan con normalidad, hay muchos jóvenes indígenas, campesinos, mineros, pescadores y obreros que, por su pobreza, se ven obligados a trabajar como personas mayores. Junto a jóvenes que viven holgadamente, hay estudiantes, sobre todo de suburbios, que viven ya la inseguridad de un futuro empleo o no han encontrado su camino por falta de orientación vocacional.
(Puebla, Conclusiones 1176)
Por otra parte, es indudable que hay jóvenes que se han visto defraudados por falta de autenticidad de algunos de sus líderes o se han sentido hastiados por la civilización de consumo. Otros, en cambio, como respuesta a las múltiples formas de egoísmo, desean construir un mundo de paz, justicia y amor. Finalmente, comprobamos que no pocos han encontrado la alegría de la entrega a Cristo, no obstante las variadas y duras exigencias de su cruz.
(Puebla, Conclusiones 1177)
Los jóvenes y la Iglesia
La Iglesia ve en la juventud una enorme fuerza renovadora, símbolo de la misma Iglesia. Esto lo hace por vocación y no por táctica, ya que está «llamada a constante renovación de sí misma, o sea, a un incesante rejuvenecimiento» (Juan Pablo II, Alocución Juventud 2: AAS 71 p. 218). El servicio a la juventud realizado con humildad debe hacer cambiar en la Iglesia cualquiera actitud de desconfianza o de incoherencia hacia los jóvenes.
(Puebla, Conclusiones 1178)
Actualmente, sin embargo, los jóvenes ven a la Iglesia de diversas maneras: unos la aman espontáneamente como ella es, sacramento de Cristo; otros, la cuestionan para que sea auténtica y no faltan los que buscan un Cristo vivo sin su cuerpo que es la Iglesia. Hay una masa indiferente, acomodada pasivamente a la civilización de consumo u otros sucedáneos, desinteresada por la exigencia evangélica.
(Puebla, Conclusiones 1179)
Existen jóvenes muy inquietos socialmente, pero reprimidos por los sistemas de gobierno; éstos buscan a la Iglesia como espacio de libertad para poder expresarse sin manipulaciones y poder protestar social y políticamente. Algunos, en cambio, pretenden utilizarla como instrumento de contestación. Finalmente, una minoría muy activa, influida por su ambiente o por ideologías materialistas y ateas, niega y combate el Evangelio.
(Puebla, Conclusiones 1180)
Los jóvenes deseosos de realizarse en la Iglesia, pueden quedar defraudados cuando no hay una buena planificación y programación pastoral que responda a la realidad histórica que viven. Igualmente sienten la falta de asesores preparados, aunque en no pocos grupos y movimientos juveniles se encuentran dichos asesores competentes y sacrificados.
(Puebla, Conclusiones 1181)
Queremos responder a la situación de la juventud, con los tres criterios de verdad propuestos por S. S. Juan Pablo II: la verdad sobre Jesucristo, la verdad sobre la misión de la Iglesia y la verdad sobre el hombre.
(Puebla, Conclusiones 1182)
La juventud camina, aun sin darse cuenta, al encuentro de un Mesías, Cristo, quien camina hacia los jóvenes. Sólo él hace verdaderamente libre al joven. éste es el Cristo que debe ser presentado a los jóvenes como liberador integral: quien por el espíritu de las Bienaventuranzas ofrece a todo joven la inserción en un proceso de conversión constante; comprende sus debilidades y le ofrece un encuentro muy personal con él y la Comunidad, en los sacramentos de la reconciliación y la Eucaristía. El joven debe experimentar a Cristo como amigo personal, que no falla nunca, camino de total realización. Con él y por la ley del amor, camina al Padre común y a los hermanos. Así se siente verdaderamente feliz.
(Puebla, Conclusiones 1183)
El jóven en la Iglesia
Los jóvenes deben sentir que son Iglesia, experimentándola como lugar de comunión y participación. Por esto, la Iglesia acepta sus críticas, porque se sabe limitada en sus miembros y los hace gradualmente responsables de su construcción hasta su envío como testigos y misioneros especialmente a la gran masa juvenil. En ella los jóvenes se sienten pueblo nuevo; el de las Bienaventuranzas, sin otra seguridad que Cristo; un pueblo con corazón de pobre, contemplativo, en actitud de escuchar y de discernir evangélicamente, constructor de paz, portador de alegría y de un proyecto liberador integral en favor, sobre todo, de sus hermanos jóvenes. La Virgen Madre, bondadosa, la creyente fiel, educa al joven para ser Iglesia.
(Puebla, Conclusiones 1184)
El joven con las actitudes de Cristo promueve y defiende la dignidad de la persona humana. Por el bautismo es hijo del único Padre, hermano de todos los hombres y contribuye a la edificación de la Iglesia. Cada vez se siente más «ciudadano universal», instrumento en la construcción de la comunidad latinoamericana y universal.
(Puebla, Conclusiones 1185)
La Iglesia confía en los jóvenes. Son para ella su esperanza. La Iglesia ve en la juventud de América Latina un verdadero potencial para el presente y el futuro de su evangelización. Por ser verdadera dinamizadora del cuerpo social y especialmente del cuerpo eclesial, la Iglesia hace una opción preferencial por los jóvenes en orden a su misión evangelizadora en el Continente.
(Puebla, Conclusiones 1186)
Por ello, queremos ofrecer una línea pastoral global: Desarrollar, de acuerdo con la pastoral diferencial y orgánica, una pastoral de juventud que tenga en cuenta la realidad social de los jóvenes de nuestro continente; atienda a la profundización y al crecimiento de la fe para la comunión con Dios y con los hombres; oriente la opción vocacional de los jóvenes; les brinde elementos para convertirse en factores de cambio y les ofrezca canales eficaces para la participación activa en la Iglesia y en la transformación de la sociedad.
(Puebla, Conclusiones 1187)
Aplicaciones concretas: Comunión y compromiso
La Iglesia evangelizadora hace un fuerte llamado para que los jóvenes busquen y encuentren en ella el lugar de su comunión con Dios y con los hombres, a fin de construir «la civilización del amor» y edificar la paz en la justicia. Los invita a que se comprometan eficazmente en una acción evangelizadora sin excluir a nadie, de acuerdo con la situación que viven y teniendo predilección por los más pobres.
(Puebla, Conclusiones 1188)
La integración en la Iglesia se canalizará especialmente a través de movimientos juveniles o comunidades que deben estar integradas en la pastoral de conjunto diocesana o nacional, con proyecciones a una integración latinoamericana. Esta integración se hará especialmente con:
- La pastoral familiar;
- La pastoral de la Iglesia diocesana y parroquial en sus diversos aspectos de catequesis, educación, vocaciones, etcétera;
- La interrelación de los diversos movimientos de juventud o comunidades, considerando su situación social concreta: estudiantes de secundaria, universitarios, obreros, campesinos, que tienen condicionamientos propios y exigencias distintas frente al proceso evangelizador y que piden, por lo tanto, una pastoral específica.
(Puebla, Conclusiones 1189)
Esta pastoral de movimientos y comunidades debe tener en cuenta a los jóvenes en una interrelación fecunda, en cuanto que los grupos deben ser fermento en el conjunto y deben propiciar una evangelización total.
(Puebla, Conclusiones 1190)
Se deberá preparar acogida y atención a los jóvenes que, por diversos motivos, deben emigrar temporal o definitivamente y que son víctimas de la soledad, la desubicación, la marginación, etc.
(Puebla, Conclusiones 1191)
Formación y participación
La inserción en la Iglesia y la tarea de compromiso efectivo en la edificación de la nueva civilización del amor y de la paz, es muy exigente y requiere profunda formación y participación responsable. Por tal motivo:
(Puebla, Conclusiones 1192)
La pastoral de juventud en la línea de la evangelización debe ser un verdadero proceso de educación en la fe que lleve a la propia conversión y a un compromiso evangelizador.
(Puebla, Conclusiones 1193)
El fundamento de tal educación será la presentación al joven del Cristo vivo, Dios y Hombre, modelo de autenticidad, sencillez y fraternidad; único que salva liberando de todo pecado y sus consecuencias y compromete a la liberación activa de sus hermanos por medios no violentos.
(Puebla, Conclusiones 1194)
La pastoral de juventud buscará que el joven crezca en una espiritualidad auténtica y apostólica, desde el espíritu de oración y conocimiento de la Palabra de Dios y el amor filial a María Santísima que uniéndolo a Cristo lo haga solidario con sus hermanos.
(Puebla, Conclusiones 1195)
La pastoral de juventud ayudará también a formar a los jóvenes de un modo gradual, para la acción socio -política y el cambio de estructuras, de menos humanas en más humanas, de acuerdo con la Doctrina Social de la Iglesia.
(Puebla, Conclusiones 1196)
Se formará en el joven un sentido crítico frente a los medios de comunicación social y a los contravalores culturales que tratan de transmitirle las diversas ideologías, especialmente la liberal capitalista y la marxista, evitando así las manipulaciones.
(Puebla, Conclusiones 1197)
Se empleará un lenguaje sencillo y adaptado con una pedagogía que tenga presente las diferencias sicológicas del varón y la mujer y esté signada por la mutua confianza y respeto recíproco; en una conversión al medio en el que vive y actúa para centrar así su dinámica misión evangelizadora.
(Puebla, Conclusiones 1198)
Se estimulará la capacidad creadora de los jóvenes para que ellos mismos imaginen y encuentren los medios más diversos y aptos para hacer presente, de una manera constructiva, la misión que tienen en la sociedad y en la Iglesia. Para ello, se les facilitará los medios y las áreas donde ejerzan su compromiso. Entre otros, se recomienda la presencia misionera de los jóvenes en lugares especialmente necesitados.
(Puebla, Conclusiones 1199)
Se procurará dar a los jóvenes una buena orientación espiritual a fin de que puedan madurar su opción vocacional, sea laical, religiosa o sacerdotal.
(Puebla, Conclusiones 1200)
Se recomienda dar la mayor importancia a todos aquellos medios que favorecen la evangelización y el crecimiento en la fe: Retiros, Jornadas, Encuentros, Cursillos, Convivencias, etc.
(Puebla, Conclusiones 1201)
Como tiempo fuerte para la maduración en la fe- que necesariamente lleva a un compromiso apostólico- hay que destacar la celebración consciente y activa del sacramento de la confirmación, precedida de una esmerada catequesis y siempre de acuerdo con las orientaciones de la Santa Sede y de las Conferencias Episcopales.
(Puebla, Conclusiones 1202)
Se procurará formar prioritariamente animadores juveniles calificados (sacerdotes, religiosos o laicos) que sean guías y amigos de la juventud, conservando su propia identidad y prestando ese servicio con madurez humana y cristiana.
(Puebla, Conclusiones 1203)
La juventud no puede considerarse en abstracto, ni es un grupo aislado en el cuerpo social. Por lo tanto, requiere una pastoral articulada que permita una comunicación efectiva entre las diversas etapas de la juventud y una continuidad de formación y compromiso luego en la edad mayor.
(Puebla, Conclusiones 1204)
La pastoral juvenil será la pastoral de la alegría y de la esperanza que transmite el mensaje gozoso de la salvación a un mundo muchas veces triste, oprimido y desesperanzado en busca de su liberación.
(Puebla, Conclusiones 1205)