II Encuentro del PAPA con las Familias

Conclusiones del Congreso Teológico Pastoral

Un Congreso Teológico Pastoral Internacional tuvo lugar en Río de Janeiro, del 1 al 3 de octubre, cuando se realizó el Segundo Encuentro del Santo Padre con las Familias. Más de 2500 participantes procedentes de cada continente, representantes de 75 países, se reunieron por intermedio de la arquidiócesis de Río de Janeiro. Oyendo a especialistas de todo el mundo y trabajando en pequeño grupos, fueron explorados los aspectos más del tema de este Encuentro Mundial: La Familia, el Don, el Compromiso y la Esperanza para la Humanidad. Estas conclusiones son fruto del trabajo de los participantes de este Congreso.

LA FAMILIA EN TIEMPOS TURBULENTOS

  1. La familia está bajo la mira de ataque en muchas naciones. Una ideología anti-familia ha sido promovida por organizaciones e individuos que, muchas veces, no obedecen a principios democráticos.
  2. Hemos testimoniado una guerra contra la familia, tanto en el nivel nacional como internacional. En esta década, en Conferencias de las Naciones Unidas se han visto intentos para deconstruir la familia de tal forma que el sentido de "matrimonio", "familia" y "maternidad" son ahora cuestionados. Han sido Bajo el nombre de libertad, han sido promovidos "derechos sexuales" espúreos y "derechos de reproducción". Entretanto, estos derechos están, de hecho, principalmente, al servicio del control poblacional. Son inspirados en teorías científicas en descrédito, en un feminismo sobrepasado y en una maldireccionada preocupación por el medio ambiente.
  3. La familia siente los efectos de una tendencia neo-totalitaria. En las sociedades en que el consumismo y el materialismo sustituyeron los valores humanos, la persona es reducida a simple cosa. De esta forma, "liberados" de los eslabones de la familia y de la sociedad, el individuo aislado, víctima de una nueva forma de alienación, se vuelve susceptible a todas las formas de despotismo.
  4. Una línea social-materialista, al lado del egoísmo y de la irresponsabilidad, contribuye a la disolución de la familia, dejando una multitud de víctimas indefensas. La familia está sufriendo con la desvalorización del matrimonio a través del divorcio, deserción y cohabitación. Un clima de permisividad incentiva la explotación de niños, el aumento del vicio en drogas y la criminalidad juvenil. Niños abandonados vagan por las calles, al paso que otros niños están abandonados en casa. Tanto la violencia contra las mujeres aumenta, como la violencia del aborto; el infanticidio y la eutanasia calan hondo en el corazón de la familia. En realidad, las familias de hoy están amenazadas por una subrepticia cultura de muerte.
  5. La disolución de la familia es una de las mayores causas de la pobreza en muchas sociedades. La mayor parte de los pobres del mundo es de mujeres y niños que son, muchas veces, explotadas en su pobreza.
  6. La caída de la natalidad y el número creciente de ancianos dependientes está produciendo una crisis económica. Las tensiones entre las grandes generaciones aumentan, los más viejos no son siempre respetados; las tradiciones culturales se pierden y el tejido social se vuelve más débil.
  7. Entre tanto, frente a todos estos desafíos, rechazamos el cliché "la familia está en en un estado de crisis". Con confianza, proclamamos que, a pesar de presiones sin precedentes, la familia es y siempre será un don, un compromiso y la esperanza de la humanidad!

LA FAMILIA COMO DON

Con la gratitud del Señor, proclamamos los siete dones de la familia.

  1. La familia es el don del Señor, el creador. Es la primera célula viva y natural de la sociedad.
  2. La familia es alimentada por el don mutuo del amor entre marido y esposa en el matrimonio. La persona humana es creada para esta donación de amor que está en el proyecto original de Dios.
  3. La familia recibió el don de la transmisión de la vida humana -la maternidad y la paternidad.
  4. Cada niño es un don de Dios, con dignidad y derechos innatos, desde el momento de la concepción.
  5. La vida en familia es un don diario -un don que requiere amor, paciencia y sacrificio. Es un don que pervive en las diferentes generaciones en una cadena interminable de reciprocidad y solidaridad.
  6. La familia es un bellísimo don a la sociedad, a toda la humanidad. En esta primera escuela de virtudes, aprendemos el respeto al otro, la ayuda mutua y el auto-control.
  7. La familia es un don para la Nueva Evangelización. A través de la oración en familia y del testimonio profético de fidelidad, generosidad y hospitalidad, las familias cristianas revelan a Cristo al mundo.

LA FAMILIA COMO COMPROMISO

Los dones de Dios presuponen responsabilidad y, por tanto, el reconocimiento de los siguientes compromisos.

  1. La familia es el paradigma y requiere un compromiso mutuo. Convocamos a las familias en el sentido de reflejar y renovar este compromiso, de encontrar tiempo para estar juntos, para rezar juntos, para comunicarse y establecer confianza recíproca.
  2. El primer compromiso es el propio matrimonio. Convocamos a los cónyuges a una renovada dedicación recíproca. Son siempre bienvenidos los movimientos cuyos objetivos sean promover a legislar en favor de los lazos matrimoniales.
  3. La familia es el "santuario de la vida". Su compromiso con la protección y la nutrición de la vida, desde el momento de la concepción, se cumple verdaderamente a través de la paternidad responsable.

Denunciamos cualquier invasión pública o privada a este santuario. Llamamos la atención especialmente a las nuevas amenazas a la libertad de reproducción que incluyen las campañas de esterilización en masa.

  1. Denunciamos especialmente los programas de "contraconcepción de emergencia", que están siendo promovidos entre las mujeres refugiadas. En verdad, se trata de la promoción del aborto en complicidad con las agencias de las Naciones Unidas y con grupos de control poblacional. Ésta es una gran injusticia con las familias que se encuentran en circunstancias trágicas e implica riesgos para la salud de la mujer.
  2. Más que nunca las familias necesita comprometerse con los no nacidos. Clamamos por la protección legal y social para la persona del no nacido.

Las familias necesitan estar vigilantes en relación con las nuevas formas químicas de aborto (abortivos), creados para uso doméstico; además de eso, deben estar prontas para las nuevas tecnologías que amenazan el concepto exacto de paternidad, la clonación, por ejemplo.

  1. El compromiso de la juventud con la cultura de vida debe volverse una prioridad en todos los niveles, comenzando por la educación para la vida dentro de casa y en la parroquia.
  2. Clamamos por la solidaridad con las familias cuyos miembros están luchando contra el vicio de las drogas, en el sentido de crear nuevas estrategias para apoyarlas, bien para proporcionar un apoyo mayor a los movimientos comprometidos con la integración de aquellos que sufren en su reincorporación a la familia y a la sociedad.
  3. El compromiso de los padres en educar a sus hijos implica responsabilidades, no obstante los padres tengan el derecho a escoger la educación de sus hijos. Rechazamos la imposición de ideologías en los niños, a través de programas, modelos y métodos que usurpan el derecho de los padres de ser agentes de educación.
  4. Dar una educación auténtica sobre el amor y la sexualidad humana es derecho y deber de los padres y debe ser realizada dentro de casa; apoyada, si es necesario, por otros, pero que esté siempre bajo la supervisión y dirección de los padres. Ellos deben organizarse para resistir los esfuerzos de Estado, de los medios masivos de comunicación o de grupos de control poblacional para corromper a sus hijos.
  5. La sociedad debe comprometerse con la familia, pero eso puede ser logrado una vez que las familias se vuelvan protagonistas de una política de familia. La acción política en beneficio de las familias debe ser objetivada en apoyo de las familias que crian a sus hijos en cualquier sector de la vida social.

Denunciamos la legislación que discrimina familias o que interfiere en la vida de la familia, en áreas como educación, impuestos empleo, salud, vivienda, etc.

  1. El compromiso con las familias pobres y con los niños abandonados debe ser una prioridad política y social. Clamamos por justicia para todas las familias, pero, en especial, por la solidaridad con las familias más pobres, inclusive las familias de los refugiados y familias bajo ocupación. En realidad, estas familias necesitan de cuidados y salud primarios, educación y protección legal efectiva, condiciones decentes de vida y de justicia económica.
  2. Clamamos a los políticos legisladores y economistas que se comprometan a construir una economía para las familias, donde la persona humana esté siempre en el centro. La subsidiaridad significa que a la familia, no el estado, no las grandes organizaciones, le corresponde la responsabilidad en la gerencia y en el desarrollo de su propia economía.
  3. El compromiso de la fe en Jesucristo crea una cadena de unidad dentro de la gran familia de la Iglesia.

Convocamos a los clérigos en la construcción de la familia espiritual de la Iglesia a través de la pastoral de las familias en las parroquias, hecho que incluye educación y oración por la dignidad humana, del matrimonio y de la familia. Recomendamos una preparación sistemática de seminaristas y preparación constante de clérigos para la prioridad de la familia en el cuidado pastoral en la parroquia y en la diócesis.

Una espiritualidad más profunda de la familia es necesaria para enriquecer el compromiso con Cristo de todos los miembros de la comunidad de vida y amor.

LA FAMILIA COMO ESPERANZA PARA LA HUMANIDAD

  1. En estos años que nos llevan al tercer Milenio, invocamos las palabras del Papa Juan Pablo II en el Primer Encuentro Mundial en Roma 1994: "Familias, ustedes son gaudium et spes, gozo y esperanza!
  2. Las familias ofrecen mayor esperanza en relación al sufrimiento de los niños abandonados, particularmente aquellos que están en las calles de nuestras grandes ciudades. Acogemos a los movimientos que facilitan la adopción y desarrollan modelos familiares que se dedican a estos niños.
  3. La esperanza para familias pobres puede ser ofrecida puede ser ofrecida por la educación de las mujeres, por cuidados para con la salud de los niños, pero, sobre todo, por las familias más prósperas que hagan una "opción preferencial por los pobres y desvalidos".
  4. Acogemos los rápidos avances de los métodos naturales modernos de regulación de la fertilidad, en la esperanza de que ellos puedan ser ampliamente divulgados por el mundo.
  5. Los diversos movimientos de jóvenes para la vida y para la familias son un gran signo de esperanza para el mundo, no sólo como la Iglesia del futuro, sino como una fuerza activa en la Iglesia de hoy.
  6. Frente a la continua diseminación de las drogas, la familia ofrece esperanza para evitar el vicio, curando a aquellos que sufren y reintegrándolos a la sociedad.
  7. Aplaudimos esfuerzos de movimientos y parroquias que trabajan juntos y en armonía para evangelizar a las familias y para formarlas en su papel evangelizador. Una comprensión más profunda del sacramento del matrimonio está enriqueciendo la vida de la fe y de los sacramentos en muchas familias hoy.
  8. Nos alegramos en la esperanza ofrecida a las familias disueltas, particularmente a las familias uniparentales, a través de una evangelización que los acoge en la comunidad de la parroquia y reconoce que todas las familias pueden evangelizar, incluso aqullas que están disueltas.
  9. Esperamos más cooperación ecuménica en la familia y en los asuntos de la vida humana.
  10. La esperanza de una nueva evangelización, a través de y para las familias está basada en la unidad de la fe y de la fidelidad a la Iglesia. De esta manera, el Evangelio de Cristo, la buena nueva de la familia, resonará hasta los confines de la tierra.

Que el espíritu Santo traiga una renovación de nuestros corazones en el momento en que nos preparamos para el tercer Milenio! Que nos comprometamos con alegría en el trabajo que abra una nueva era para las familias, fortalecidas por el Señor de la Vida que es el Señor de la Familia.

Rio de Janeiro, 3 de cotubre de 1997