I. Formas de catequesis básica
II. Formas de catequesis presacramental
III. Formas de catequesis escolar
IV. Formas de catequesis ocasional
V. Formas de catequesis especial
I. Formas de catequesis básica
a) Las formas de catequesis básica con niños suelen ser:
Curso de iniciación a la vida cristiana, que coincide muchas veces con la preparación a la primera comunión. Suele realizarse en la parroquia o en un centro catequístico dependiente de ella.
Curso sobre la vida cristiana en escuelas.
Catequesis ocasional y circunstancial en el hogar. Es la explicación o motivación a al vivencia de la fe que los padres dan a sus hijos aprovechando una pregunta o un momento cualquiera como un paseo en el campo o un acontecimiento familiar.
Catequesis sistemática en el hogar. Es la catequesis básica que ofrece la mamá o el papá reuniendo a sus hijos o a varios niños familiares de la misma edad.
Catequesis de continuidad: son cursos de formación en la fe para niños que ya terminaron su preparación a la primera comunión y todavía son menores para recibir la preparación a la confirmación.
b) Las formas de catequesis básica con adolescentes suelen ser:
Curso de preparación a la Confirmación. Suele realizarse en la parroquia o en un centro catequístico dependiente de ella.
Curso sobre la vida cristiana en escuelas secundarias o de preparatoria.
Formación cristiana recibida en movimiento apostólicos. Al respecto, hay movimientos con mucha dedicación a la formación sistemática de los adolescentes, sea periódicamente o en forma intensiva con cursillos, etc. Otros dan sólo formación ocasional y ambiental que no vamos a considerar una catequesis sistemática. Este tipo de movimientos necesitan reforzar una catequesis más formal y el evangelizador puede realizar una labor muy útil ofreciendo su tiempo y su dedicación para educar más la fe de quienes pertenecen a este tipo de grupos.
Catequesis permanente: cursos que se ofrecen para quien desea continuar su formación en la fe. se habla comúnmente de esta catequesis permanente como el nivel máximo de catequesis a lograr para todos los cristianos. Pero puede ser difícil lograr que todos los adolescentes asistan espontáneamente a cursos de formación cristiana asiduamente. Su forma de ser es dispersa. Se sugiere, más bien, impulsar grupos juveniles de todo tipo que asocien a los adolescentes en grupos y sean estructuras estables para educarles en la fe.
c) Las formas de catequesis básica con jóvenes suelen ser:
Curso sobre la vida cristiana en escuelas de preparatoria o en la universidad.
Formación cristiana recibida en movimiento apostólicos. Conviene recordar cuanto hemos dicho sobre este punto al hablar de los adolescentes.
d) Las formas de catequesis básica con adultos suelen ser:
Curso sistemático sobre la vida cristiana en la parroquia como complemento a la preparación de la primera comunión o confirmación de los hijos. Es decir, los papás deben recibir un curso de preparación al mismo tiempo que sus hijos. Puede ser en el mismo horario para las mamás cuando llevan a los niños o en un momento oportuno que pueda acudir la pareja.
Curso sistemático sobre la vida cristiana en la escuela como un servicio de la institución a la educación de los papás.
Curso sobre la vida cristiana coincidiendo con los periodos litúrgicos fuertes (Cuaresma, Adviento, Santo Patrono, etc).
Curso de educación en la fe sistemático, como un centro de evangelización estable para adultos, en el que se aglutina a los tipos de personas mencionados en los apartados anteriores, pero que tiene el común denominador de dar la formación básica de la fe.
Formación cristiana recibida en movimiento apostólicos. Al respecto, hay movimientos con mucha dedicación a la formación sistemática de sus miembros, sea periódicamente o en forma intensiva con cursillos, etc. Otros son movimientos de carácter activo y de proyección social que dan sólo formación ocasional y ambiental. Este tipo de movimientos necesitan reforzar una evangelización más formal y un catequsita puede realizar una labor muy útil ofreciendo su tiempo y su dedicación para educar más la fe de quienes pertenecen a este tipo de grupos.
II. Fromas de catequesis presacramental
a) Actividades prebautismales:
Los cursos de preparación de papás y padrinos, que se piden como requisito para la recepción del sacramento de los niños, reciben tres tipos de personas: quienes acuden por primera vez; quienes acuden por segunda o tercera vez y tienen buena vida cristiana; y quienes acuden por segunda o tercera vez pero no sacaron ningún provecho de la primera y asisten por mero trámite. Esta diferenciación es importante porque no se les puede dar le mismo trato.
Quienes acuden por primera vez a un curso prebautismal son personas que requieren de mucha atención. Puede ser la gran oportunidad para dar una buena evangelización a los alejados, que les convierta profundamente; o para dar una catequesis sistemática a católicos que practican sumariamente la vida cristiana pero no tienen buena formación en la fe; o para ahuyentar a unos y a otros echando a perder la ocasión.
Quienes acuden por segunda o tercera vez y tienen buena vida cristiana necesitan un curso de profundización, pues suponemos que ya aprovecharon el segundo. Conviene poner más atención a la atención personalizada en estos casos, para orientar a las personas hacia la actividad formativa o apostólica más conveniente a cada uno.
Quienes acuden por segunda o tercera vez pero no sacaron ningún provecho de la primera y asisten por mero trámite. En estos casos, es imprescindible una atención personalizada muy seria. De lo contrario, las personas no aprovecharán casi nada el curso, a no ser por una gracia milagrosa de Dios.
Estos mismo consejos podemos repetirlos para los papás y padrinos cuyos hijos van a prepararse a recibir la Confirmación. La variante de estos casos es que los papás son personas con más edad, muchas veces en plena crisis de los cuarenta. Pero estas dificultades se convierten en ventajas porque pueden ser la oportunidad para responder a inquietudes profundas y vitales que motiven a un crecimiento cristiano serio.
b) Cursos prematrimoniales para novios:
Los novios suelen ser jóvenes. Tienen, pues, muchas inquietudes y son luchadores. Para lograr superar la superficialidad de tratar unos simples temas matrimoniales (muchas veces meramente humanos, como la comunicación, la sexualidad, etc), basta despertar en los novios las interrogantes que tienen sobre la vida cristiana. Puede hacerse tratando las preguntas que ellos mismos propongan sobre la fe o planteándolas directamente el catequista.
También se puede despertar el interés por los temas básicos de la fe relacionándolos con la vida familiar. Por ejemplo: ¿Es bueno bautizar a los bebés? ¿por qué? ¿Deben rezar los esposos antes de la comidas o todas las noches antes de ir a la cama? ¿Es la fe y la Misa un asunto de mujeres? Y así pueden plantearse otros muchos puntos que provoquen el interés por conocer de la fe.
III. Formas de catequesis escolar
a) La catequesis puede realizarse en horario extraescolar. Por ejemplo, los alumnos que sólo asisten por las mañana, pueden tener la catequesis durante la tarde en los mismos locales de las escuela.
b) La catequesis en la escuela puede completar las clases con algunas actividades de educación en la fe:
actividades litúrgicas y paralitúrgicas que desarrollan la vida cristiana en su dimensión celebrativa.
retiros espirituales y jornadas de reflexión, tanto dentro como fuera de los locales escolares.
campañas de motivación y vivencia de virtudes que se refuerzan con cartulinas, explicaciones cortas en momentos estratégicos de la jornada escolar, etc.
c) Recordar que la escuela tiene el difícil escollo de convertir la educación de la fe en instrucción religiosa. Es decir, dejar de ser catequesis para convertirse en clases de cultura sobre la historia o sobre las ideas de la religión. Por eso, debe cuidarse mucho que la catequesis debe llevar a consecuencias prácticas y que la catequesis debe lograr la autoconvicción de la fe. Esto exige dar a las clases de formación religiosa un método y una orientación diferente que a las otras materias escolares.
d) En los lugares donde hay autoridades que impiden la catequesis en el ambiente escolar, puede ser muy interesante abrir un centro de catequesis ubicado en las cercanías de la escuela, para que los niños y adolescentes puedan acudir poco antes o después de su horario escolar.
IV. Formas de catequesis ocasional
Las formas de catequesis ocasional no alcanzan frecuentemente sino a despertar el interés por lo religioso. Y deberíamos sentirnos satisfechos de lograr sólo eso. Muchas veces, basta dar el primer paso. Pero hay que darlo bien. Incluso, puede estorbar el intentar subir más escalones en poco tiempo. Por ejemplo, sería muy desaconsejable tratar de educar el sentido de ayuno y de austeridad en una fiesta de quince años; o intentar que todos los asistentes a la fiesta decidan frecuentar la Santa Misa a partir de esa celebración. Pues ya sabemos que hay que buscar los frutos de catequesis adecuados a la etapa de desarrollo cristiano que corresponde a cada persona. Debemos precisar siempre el fruto que realmente podemos obtener de una actividad y no caer en la tentación de querer conseguir más de lo que se puede.
Otras formas de catequesis ocasional pueden ayudar a educar un determinado aspecto de la fe, precisamente el que toca al núcleo del mensaje específico del ambiente en que tiene lugar la actividad. Por ejemplo, es mejor educar la auténtica devoción a la Virgen en una peregrinación mariana que no buscar la educación en la participación a los sacramentos.
Pero todas las formas de catequesis ocasional deben buscar la purificación de la fe de los asistentes y, sobre todo, comprometerlos a crecer en la fe con aplicaciones concretas hacia la superación de la ignorancia religiosa y la coherencia entre fe y vida.
a) Podemos realizar estas actividades educativas de la fe durante las peregrinaciones:
Explicación de un punto fundamental de la fe cada etapa de la peregrinación.
Entregar a cada peregrino un folleto que explica estos puntos fundamentales de la fe para que pueda recordarlos mejor.
Seleccionar los símbolos o gestos (besar la imagen, llevar una cruz, rezar determinadas oraciones, etc) que más ayuden a reforzar los elementos de la fe que tratamos de transmitir.
b) Asistencia a celebraciones sacramentales ocasionales:
Muchos cristianos alejados participan ocasionalmente en misas de aniversario, bautizos, primeras comuniones, etc. Y no acuden con el interés de vivir religiosamente la ceremonia. Si son educados, participarán con respeto, pero con el corazón despreocupado. De poco sirve tratar de obtener un resultado profundo, cuando el alma está cerrada a la gracia o cien muros la separan de Dios. Por eso, se debe buscar que sea una oportunidad para tener una experiencia hermosa del amor de Dios y del misterio del sobrenatural que tiene lugar en la celebración litúrgica.
Las formas de catequesis que más ayudan en estas ocasiones son:
Catequesis de los signos litúrgicos: explicar qué significa cada objeto de la liturgia, explicar los símbolos que se utilizan, dar razones por las que se actúa de un determinado modo, etc. Así se logra que los profanos puedan comprender el mensaje de la liturgia y asomarse al mundo del espíritu.
Celebrar con seriedad y sentido religioso la ceremonia, para ofrecer un testimonio auténtico que pueda ser ocasión de acción a la gracia.
Tratar con simpatía y sencillez a todos, para facilitar la buena disposición ante los signos sagrados.
c) Velorios:
La muerte es un momento especialmente fuerte para dar pié a una catequesis muy rica. El alma del ser humano, hasta el más frío, se activa ante el misterio de la vida que termina.
Formas de catequesis que se pueden realizar durante ritos funerarios:
- Oración acompañada de lecturas bíblicas explicadas.
- Exhortaciones a la reflexión y unión espiritual con los familiares del difunto, en las que se pueden incluir fácilmente explicaciones del amor de Dios, del misterio de la pasión de Jesucristo, de la comunión de los santos, etc.
d) Festividades patronales:
El cristiano medio espera las fiestas patronales más como un oportunidad de descanso y diversión que no de vivencia religiosa. Pero va a aceptar buenas propuestas que le aporten un enriquecimiento personal. Por eso, sugerimos estas formas de catequesis:
Imágenes itinerantes que van de casa en casa y tienen su momento fuerte cuando un evangelizador se hace presente para dirigir una oración y realizar un comentario evangélico o la explicación de algunos puntos de la fe los días previos a la fiesta.
Celebraciones de la palabra o paraliturgias por calles o grupos de familias que, a un hora determinada de los días previos a la fiesta, se celebran en un local oportuno y de fácil acceso.
e) Celebraciones de religiosidad popular:
Hay celebraciones de la religiosidad popular muy extendidas a lo ancho de nuestro país y otras son más locales. Es obvio que se exigen adaptaciones muy variadas. Pero sugerimos estas formas de catequesis en celebraciones de la religiosidad popular:
Distribuir folletos que contengan los elementos tradicionales de la celebración con algunas sugerencias más catequísticas. Ejemplo: para las posadas, muchas personas necesitan las letanías o la letra de los cantos. Y, ahí, se puede sugerir una breve explicación del punto central de la Encarnación del Hijo de Dios.
Organizar a los evangelizadores para que dirijan paraliturgias y las impregnen de fuertes contenidos evangelizadores.
Catequesis del icono y de los símbolos: la religiosidad popular está cargada de signos, que además suelen tener unos significados muy especiales, no siempre con la lógica del raciocinio. Pero se puede lograr muchísima catequesis explicando la simbología y las imágenes de las celebraciones para presentar elementos fundamentales de la fe.
V. Formas de catequesis especial
La catequesis especial se dirige a grupo de personas con características fuera de lo normal. Es un gran error impartir la catequesis como se tratáramos a personas comunes. Por eso, es imprescindible tener la asesoría y ayuda de especialistas. Pensemos, por ejemplo, la necesidad de tener un programa y una metodología adecuada para niños con graves deficiencias mentales o para jóvenes drogadictos de un grupo para rehabilitarles, etc.
obviamente, no podemos dar aquí una lista de formas y criterios para la catequesis de estos grupos. Pero vamos a insistir en el punto central: hay que pedir la ayuda de especialistas. No podemos aventarnos sólo con la buena intención y esperando la ayuda de Dios. Nosotros somos diferentes de esas personas. Y no podemos tratarles desde nuestra experiencia personal y de nuestro modo de ver las cosas. Porque el catequista necesita actualizarse constantemente para comprender y adaptarse mejor a sus destinatarios.