Estaban solos, en tierra extraña, ellos tres. De repente, comenzaron a aparecer pastores. Personas igual que ellos que tuvieron que dejar lo propio en función de conseguir mejores oportunidades familiares. Vivían en función también de las inclemencias del tiempo y de «otro tipo» de inclemencias. Cuando se enteraron del nacimiento de Jesús, se acercaron, se hicieron prójimos, se hicieron vecinos. Se volvieron de pronto la familia de María y José. La familia de Jesús.
Eso es lo que sucede cuando aparece Jesús en nuestra vida. Eso es lo que despierta la fe. La fe nos hace prójimos, nos hace próximos a la vida de los demás. Nos aproxima a la vida de los demás. La fe despierta nuestro compromiso con los demás, la fe despierta nuestra solidaridad. Una virtud humana y cristiana que ustedes tienen y que muchos, muchos tienen y tenemos que aprenderla.
El nacimiento de Jesús, despierta nuestra vida. Una fe que no se hace solidaridad, es una fe muerta o una fe mentirosa. "Uy, yo soy muy católico, yo soy muy católica, voy a Misa todos los domingos", pero díganme señor, señora, ¿qué pasa allá en los bañados? "¿Ah? no sé, sí, no, no sé, sí, sé que hay gente ahí pero no sé" Por más Misa de los domingos, si no tienes un corazón solidario, si no sabes lo que pasa en tu pueblo, tu fe es muy débil o es enferma o está muerta. Es una fe sin Cristo, la fe sin solidaridad es una fe sin Cristo, es una fe sin Dios, es una fe sin hermanos.