Al iniciar el encuentro ecuménico que conmemora el que sostuvieron hace 50 años Pablo VI y el Patriarca ortodoxo Atenágoras, el Papa Francisco besó la piedra del Santo Sepulcro en donde se ungió el cuerpo de Cristo, y rezó de rodillas antes el santo lugar.
Acompañado del Patriarca Bartolomé y de los cantos del coro del Patriarcado ortodoxo de Jerusalén, el Papa Francisco se detuvo un momento para rezar de rodillas ante la piedra en la que se colocó al Señor Jesús luego de la crucifixión, para ser ungido, en la Basílica del Santo Sepulcro.
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En señal de respeto, el Santo Padre se quitó el solideo, el pequeño gorro blanco que usa sobre la cabeza, y besó con mucha devoción la piedra del Santo Sepulcro.
Luego de la intensa oración, ambos se pusieron de pie para dirigirse hacia el lugar en donde se realiza la ceremonia ecuménica.