El último domingo, la joven Katie Lentz sufrió un terrible accidente en una carretera de Missouri. Cuando los rescatistas perdían la esperanza de poder sacarla con vida de entre los fierros retorcidos de su automóvil, la joven pidió a todos "rezar en voz alta", entonces un sacerdote apareció para ayudarlos a orar y luego desapareció sin dejar rastro.
Los rescatistas aseguran que con sus oraciones, el sacerdote los ayudó a recuperar la fuerza que necesitaban para salvar a Katie y ahora junto a los familiares y amigos de la joven lo buscan para agradecerle.
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El curioso episodio ha ocupado varias páginas de importantes medios de comunicación en Estados Unidos y algunos incluso cuestionan si se trató de una persona real o un ser celestial.
Los hechos ocurrieron el 4 de agosto, día en que la Iglesia celebra la fiesta de San Juan María Vianney, patrono de los sacerdotes.
Esa mañana, la estudiante de segundo año de odontología de la Universidad de Tulane, Katie Lentz conducía desde la casa de sus padres en Quincy, Illinois, Missouri (Estados Unidos), hacia una iglesia cristiana para luego reunirse con sus amigos y desarrollar un trabajo de la universidad, cuando chocó con otro vehículo en la carretera cercana a la localidad de Centro. Su auto quedó totalmente destrozado.
El equipo de rescatistas liderado por Raymond Reed, jefe de bomberos de New London, trató por 45 minutos de liberar a la joven. Katie perdía sus signos vitales, pero permanecía tranquila y se mantenía hablando, algunos equipos de rescate se rompieron por el esfuerzo y los bomberos se quedaban sin opciones de liberarla.
Al costado del auto siniestrado, un helicóptero esperaba para trasladarla al centro de emergencia más cercano. Los bomberos sabían que estaban sin tiempo y no creían que Lentz sobreviviría.
En un intento por salvarla, corrieron el riesgo de colocar el vehículo en posición vertical aún sabiendo que un cambio repentino en la presión del cuerpo de Katie podría ser crítico y peligroso. Fue entonces que la joven preguntó si alguien podía rezar con ella "en voz alta", y se escuchó una voz que dijo "yo lo haré".
Los rescatistas aseguran que quien respondió al pedido de la joven fue un sacerdote católico de contextura mediana y cabello gris de unos 50 ó 60 años de edad, poco más de 1.80 metros que vestía pantalones y camisa negros, con alzacuello blanco.
A Reed le extrañó la presencia del sacerdote porque por el accidente se había cerrado la vía a dos millas de la escena y ninguno de los presentes lo reconocía. "Todos los presentes habitamos cuatro ciudades diferentes. Sólo tenemos una iglesia católica en los tres pueblos y no era un sacerdote de esa iglesia".
Los rescatistas sin excepción se pusieron de rodillas, "el sacerdote se acercó a la joven y empezó a rezar abiertamente con ella. Tenía una botella de aceite y la ungió", contó Reed. A otro de los bomberos presentes le pareció ver que el sacerdote esparció el óleo sobre Reed y otros dos rescatistas más.
Inmediatamente después, 20 rescatistas movieron el automóvil y los signos vitales de Lentz empezaron a mejorar. Otros equipos de rescate de comunidades vecinas empezaron a llegar con nuevos instrumentos, lograron sacar a la joven y trasladarla de urgencia al hospital.
Cuando los rescatistas quisieron agradecer al presbítero, se dieron cuenta que éste ya no estaba, por lo que pensaron que se había ido a su iglesia para dirigir los servicios dominicales.
"Lo buscábamos porque lo único que queríamos hacer es darle las gracias", señaló Reed. Sin embargo, cuando vieron las fotos del accidente en ninguna de ellas aparece el sacerdote.
"Tengo 69 fotografías que fueron tomadas minutos después de que ocurrió el accidente - los observadores, la extracción, nuestra limpieza final - y en ninguna aparece", dijo Reed.
"Creo que es un milagro", expresó Reed. "Yo no sé si se trata de un ángel que fue enviado a nosotros en la forma de un sacerdote o de un sacerdote que se convirtió en nuestro ángel, de cualquier manera, estoy bien con eso".
Lentz tenía dos fémures rotos, una fractura de tibia y peroné, la muñeca izquierda rota, nueve costillas rotas, el hígado lacerado, rotura del bazo y un pulmón herido. Hasta el momento le han realizado dos cirugías en el Hospital de Blessing en Quincy, Illinois, y se someterá a dos más. Ella está respondiendo bien a las operaciones.
Carla Churchill Lentz, madre de la joven y cristiana devota, señaló que los trabajadores de emergencia han dicho que no había manera de que su hija sobreviviera y cree "sin duda que podría haber sido un ángel vestido con atuendo de sacerdote porque la Biblia nos dice que hay ángeles entre nosotros".
"Ella (Lentz) sufrió muchas lesiones, sin embargo, su rostro es hermoso, sus dientes son perfectos, todos los que nos han contactado, como el personal de emergencia, la Patrulla del Estado de Missouri, los bomberos, todos ellos están diciendo lo mismo, ella nunca lloraba, ella nunca gritó, ella dijo, 'oren por mí y en voz alta'", señaló la madre.
Hasta el momento nadie sabe nada del sacerdote, la manera cómo apareció y desapareció del lugar del accidente, pero todos los testigos coinciden en que el misterioso personaje transmitió calma y paz con su presencia, fortaleció a través de la oración a la joven y a los rescatistas devolviéndoles la esperanza.