Un grupo de personas que sufrieron abusos sexuales en la Iglesia en Alemania recorrieron 700 km en bicicleta para encontrarse con el Papa Francisco y pedirle un mayor compromiso con las víctimas.
Estos nueve adultos, cuya edad comprende entre los 50 y 80 años, sufrieron abusos sexuales y psicológicos por parte del clero en Alemania cuando eran niños y adolescentes.
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Por ello, decidieron realizar esta iniciativa, impulsada desde la Archidiócesis de Múnich y Frisinga (Alemania), como un gesto de concienciación y reclamo para la protección de las víctimas de abusos por parte del clero.
Junto a algunos de sus familiares, salieron el pasado 6 de mayo desde la ciudad alemana de Múnich y llegaron hasta Roma en bicicleta 10 días después, para participar en la audiencia general del Papa Francisco.
Al finalizar la audiencia del 17 de mayo, entregaron al Santo Padre una carta, publicada por la Archidiócesis de Múnich y Frisinga, donde le explicaban las heridas que les habían dejado los abusos, que aún "sangran" cuando sale a la luz un nuevo caso.
Pidieron al Pontífice un mayor compromiso en la lucha contra este grave problema, a fin de que la Iglesia sea "un lugar seguro para los niños".
En la misiva, relatan las "graves violencias físicas, sexuales y psicológicas" por parte de "personas confiadas a su cuidado, a menudo hiriendo profundamente y destruyendo incluso el alma de los jóvenes".
Además, indican que "todavía es necesario un compromiso fuerte y claro por parte de todos los responsables de la Curia y de las diócesis de la Iglesia universal".
Las víctimas también aseguran que aún sufren las consecuencias de los abusos, una tragedia que ha afectado a sus vidas "de diferentes maneras e intensidades".
Piden al Santo Padre "que haga todo lo que esté en su mano para garantizar que todos los rincones de la Iglesia universal se vea, se aborde y se evite el problema de los abusos sexuales y espirituales mediante medidas preventivas adecuadas".
Asimismo, solicitan al Papa Francisco que dé una "señal clara" a los obispos que no han cumplido con sus responsabilidades y que, de alguna forma, todavía no lo hacen.
También reconocen que "se han dado los primeros pasos" y muestran su esperanza de que "los líderes de la Iglesia católica afronten los abusos del pasado con coherencia y decisión".