El Papa Francisco celebró la segunda Misa del viaje apostólico en Rumanía en el Santuario mariano de Sumuleu Ciuc, localizado en la región de Transilvania este sábado 1 de junio.
Fue la primera vez en la historia que un Pontífice visitó esta zona geográfica en la que la mayoría de la población es católica, de lengua rumana y húngara.
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Para llegar a esta meta de peregrinación mariana, el Santo Padre se trasladó desde Bucarest en avión a la población de Bacau y posteriormente viajó en helicóptero y en coche.
A pesar de la lluvia y de la distancia, los organizadores indicaron que alrededor de 100 mil personas participaron en esta Misa con el Papa.
Al llegar, Francisco recorrió la zona en papa móvil para saludar y bendecir a los asistentes, mientras que los sacerdotes concelebrantes lo esperaban en el altar. El Papa realizó a pie una breve procesión inicial con ayuda de los ceremonieros pontificios debido al barro.
Durante su homilía, el Papa Francisco recordó que "al que arriesga, el Señor no lo defrauda" por lo que animó a caminar juntos "dejando que sea el Evangelio la levadura que lo impregne todo y regale a nuestros pueblos la alegría de la salvación".
Además, el Santo Padre destacó que este Santuario mariano es "rico de historia y de fe" porque allí cada año, el sábado de Pentecostés, "peregrinan para honrar el voto de sus antepasados y para fortalecer la fe en Dios y la devoción a la Virgen, representada en su imponente talla".
"Esta peregrinación anual pertenece a la herencia de la Transilvania, pero honra de forma conjunta las tradiciones religiosas rumanas y húngaras, en la que participan también fieles de otras confesiones, y es un símbolo de diálogo, unidad y fraternidad; una llamada a recuperar los testimonios de fe hecha vida y de vida hecha esperanza", explicó el Papa.
En esta línea, el Santo Padre calificó a los santuarios como lugares "casi 'sacramentales' de una Iglesia hospital de campaña" que guardan la memoria del "pueblo fiel que en medio de sus tribulaciones no se cansa de buscar la fuente de agua viva donde refrescar la esperanza".
"Son lugares de fiesta y celebración, de lágrimas y petición", dijo el Papa, por lo que señaló: "venimos a los pies de la Madre, sin muchas palabras, a dejarnos mirar por ella y que con su mirada nos lleve a aquel que es el Camino, la Verdad y la Vida".
Por ello, el Pontífice reflexionó sobre el significado de las peregrinaciones. En primer lugar, Francisco explicó que "peregrinar es saber que venimos como pueblo a nuestra casa" y añadió que este pueblo cuenta con una riqueza de "rostros, culturas, lenguas y tradiciones; el santo Pueblo fiel de Dios que con María peregrina cantando la misericordia del Señor".
Además, el Papa recordó que la Virgen intercede siempre por nosotros. "Si en Caná de Galilea, María intercedió ante Jesús para que realizara el primer milagro, en cada santuario vela e intercede no solo ante su Hijo sino también ante cada uno de nosotros para que no nos dejemos robar la fraternidad por las voces y las heridas que alimentan la división y fragmentación".
En este sentido, el Santo Padre destacó que el "peregrinar significa sentirse convocados e impulsados a caminar juntos pidiéndole al Señor la gracia de transformar viejos y actuales rencores y desconfianzas en nuevas oportunidades para la comunión" por lo que animó a "desinstalarse de nuestras seguridades y comodidades en la búsqueda de una nueva tierra que el Señor nos quiere regalar".
En esta línea, el Papa afirmó también que el peregrinar es "descubrir y transmitir la mística de vivir juntos, de no tener miedo a mezclarnos, encontrarnos y ayudarnos" por lo que aseguró que la peregrinación "puede convertirse en una verdadera experiencia de fraternidad, caravana siempre solidaria para construir la historia".
Peregrinar es "el compromiso de luchar para que los rezagados de ayer, sean los protagonistas del mañana, y los protagonistas de hoy no se vuelvan los rezagados del mañana. Lo cual requiere el trabajo artesanal de tejer juntos el futuro. Por eso estamos aquí para decir juntos: Madre enséñanos a hilvanar el futuro", alentó el Papa.
De este modo, el Pontífice invitó a volver la mirada a María que "con su 'sí' fue capaz de poner en marcha la revolución de la ternura" y que anima también a nosotros "a decir sí, como ella, para transitar los senderos de la reconciliación".