En su diálogo con la Unión de Superiores Generales, sostenida el 29 de noviembre de 2013 y publicada ayer por La Civiltà Cattolica, el Papa advirtió que la vida religiosa no es un refugio y que el clericalismo es uno de los males más terribles que deben ser vencidos en la casas de formación y en los seminarios; así mismo señaló que si bien todos somos pecadores, no se deben recibir a aquellos candidatos "corruptos".
"La formación de los candidatos es fundamentales. Los pilares de la formación son cuatro: espiritual, intelectual, comunitario y apostólico. El fantasma que se debe combatir es la imagen de la vida religiosa entendida como refugio y consuelo ante un mundo 'externo' difícil y complejo. Los cuatro pilares deben interactuar desde el primer día de ingreso al noviciado, y no deben ser estructurados en secuencia. Debe haber una interacción", afirmó.
El Santo Padre también advirtió que la cultura actual es "mucho más rica y conflictiva" que la de años atrás, por ello la inculturación reclama hoy una actitud distinta.
"Por ejemplo: no se resuelven los problemas simplemente prohibiendo hacer esto o aquello. Es necesario mucho diálogo, mucha confrontación. Para evitar los problemas, en algunas casas de formación, los jóvenes aprietan los dientes, tratando de no cometer errores evidentes, de estar sujetos a las reglas muy sonrientes, es espera de que un día se les diga: 'Bien, terminaste la formación'. Esto es hipocresía, fruto del clericalismo, que es uno de los males más terribles", advirtió.
Francisco recordó que en su encuentro con los obispos de América Latina y el Caribe en julio pasado llamó a "vencer esta tendencia al clericalismo, también en las casas de formación y en los seminarios. Yo lo resumo en un consejo que una vez recibí de un joven: 'si quieres ir adelante, piensa claramente y habla oscuramente'. Era una clara invitación a la hipocresía. Es necesario evitarla a toda costa".
Durante el diálogo, el Santo Padre también explicó que el diálogo con los jóvenes deber ser sincero, serio y sin miedo. "Es necesario considerar que el lenguaje de hoy de los jóvenes en formación es distinto de aquel de quienes los han precedido: vivimos un cambio de época".
"La formación es una obra artesanal, no policiaca. Tenemos que formar el corazón. De otro modo formamos pequeños monstruos. Y después, estos pequeños monstruos forman al pueblo de Dios. Esto realmente me pone la piel de gallina", expresó.
En ese sentido, recordó que al momento de formar a un religioso o sacerdote, se debe pensar en el Pueblo de Dios. "Es necesario formar personas que sean testigos de la resurrección de Jesús (...). Pensemos en aquellos religiosos que tienen el corazón ácido como el vinagre: no fueron hechos para el pueblo. En fin: no tenemos que formar administradores, sino padres, hermanos, compañeros de camino", señaló.
Finalmente, advirtió que "si un joven que fue invitado a salir de un Instituto religioso a causa de problemas de formación y por motivos serios, después es aceptado en un seminario, esto es otro gran problema. No estoy hablando de personas que se reconocen pecadores: todos somos pecadores, pero no todos somos corruptos. Que se acepten a los pecadores, pero no a los corruptos".
En ese sentido, afirmó que la gran decisión de Benedicto XVI al afrontar los casos de abusos "nos deben servir de ejemplo para tener el coraje de asumir la formación personal como un serio desafío, teniendo en mente siempre al pueblo de Dios".
Este extenso diálogo ha sido difundido este viernes por la revista de la Compañía de Jesús en inglés, italiano y español y puede ser descargado en http://www.laciviltacattolica.it/articoli_download/extra/Despierten_al_mundo.pdf