El Papa Francisco pidió a los obispos que sean cercanos a los sacerdotes de su diócesis y comportarse con ellos como un padre.
En el discurso que pronunció este lunes 20 de mayo ante la Asamblea General de la Conferencia Episcopal Italiana, en el Aula del Sínodo, el Santo Padre explicó que "la relación entre nosotros, obispos, y nuestros sacerdotes representa indiscutiblemente una de las cuestiones más vitales de la vida de la Iglesia. Es la espina dorsal sobre la que se rige la comunidad diocesana".
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El Papa hizo hincapié en que "el obispo es el pastor, el signo de unidad para toda la Iglesia diocesana. El padre guía a los propios sacerdotes y a toda la comunidad de creyentes. Tiene la obligación inderogable de cuidar atentamente la relación con sus sacerdotes".
Lamentó que "a algunos obispos, por desgracia, les cuesta establecer relaciones aceptables con sus sacerdotes, arriesgándose de esa manera a arruinar su misión y, además, debilitar la misma misión de la Iglesia".
"El Concilio Vaticano II nos enseña que los presbíteros constituyen con su obispo un único presbiterio, si bien es cierto que están destinados a oficios diferentes. Eso significa que no existe obispo sin su presbítero y, a su vez, no existe presbítero sin una relación sana con el obispo", señaló.
"La relación sólida entre el obispo y sus sacerdotes se basa en el amor incondicional testimoniado por Jesús sobre la cruz que representa la única regla verdadera de comportamiento para los obispos y los sacerdotes".
En realidad, "los sacerdotes son nuestros más cercanos colaboradores y hermanos", aseguró Francisco hablando en calidad de Obispo de Roma. "¡Son el prójimo más próximo! También se basa en el respeto recíproco que manifiesta la fidelidad a Cristo, el amor a la Iglesia, la adhesión a la Buena Nueva".
"Nosotros, los obispos, tenemos el deber de presencia y de cercanía al pueblo cristiano, pero, en particular, a nuestros sacerdotes, sin discriminación y sin preferencias. Un verdadero pastor vive en medio de su rebaño y de sus presbíteros y sabe cómo escuchar y acoger a todos sin prejuicios", defendió el Papa Francisco.
Afirmó que "no debemos caer en la tentación de acercarnos sólo a los sacerdotes simpáticos o aduladores, y evitar a aquellos que, según el obispo, son antipáticos", "de entregar toda la responsabilidad a los sacerdotes disponibles o ambiciosos, y apartar a los sacerdotes introvertidos o tímidos, o, quizás, problemáticos".
Por último, dijo que "ser padre de todos los sacerdotes, interesarse por todos y buscarlos a todos, visitarlos a todos, saber encontrar siempre el tiempo para escucharlos siempre que alguno lo pida o lo necesite, hacer que cada uno se sienta estimado y respaldado por su obispo. Para ser práctico: si el obispo recibe la llamada de un sacerdote, que responda el mismo día, o como tarde el día siguiente, así el sacerdote sabrá que tiene un padre".