El Administrador Apostólico de Santiago de Chile, Mons. Celestino Aós, reiteró que el secreto de confesión es "inviolable" y que ante los abusos sexuales la preocupación pastoral "tiene que ser con todos", tanto con las víctimas como con los abusadores.
El Prelado dijo estas palabras a principios de este mes de mayo al reunirse en la Casa de Ejercicios de Punta de Tralca con jóvenes sacerdotes que llevan menos de seis años de ministerio. Estos encuentros se realizan cada año y buscan fomentar el diálogo sobre la experiencia de acompañamiento mutuo, dificultades y bondades del ejercicio ministerial.
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Crédito: Jorge Salomón. Comunicaciones Arzobispado de Santiago de Chile
En esta ocasión, Mons. Años planteó a los jóvenes presbíteros el desafío de integrar la realidad de la crisis en la vida de fe de las comunidades afectadas por abusos, "graves y abominables", y al mismo tiempo resaltar lo positivo de cada comunidad cristiana.
Consultado sobre cómo acompañar a algún sacerdote amigo que ha cometido abuso o ha dejado el ministerio, el Obispo respondió que ante todo las víctimas siempre deben ser prioridad, "pero los que delinquen también son nuestros hermanos".
"Amar a los que se portan bien es más fácil, pero a los que no, es difícil", dijo el Prelado, quien reconoció que es una "herida dolorosa descubrir el mal en una persona que amamos", sin embargo "no podemos justificar la actitud de un sacerdote porque es mi amigo".
En otro aspecto, Mons. Aós también se refirió al sistema de trabajo de los párrocos y que "a veces los métodos que tenemos son malos, pero no los cambiamos". El Administrador Apostólico pidió a los sacerdotes encontrar una forma en la que puedan compartir sus tareas parroquiales.
Crédito: Jorge Salomón. Comunicaciones Arzobispado de Santiago de Chile
El P. Ricardo Acosta, párroco de la Parroquia San Esteban de Puente Alto y presente en el encuentro, señaló que "siempre encontrarnos entre los hermanos es muy importante, porque es volver a la fuente primera, reencantarse con el ministerio".
"Con seis años de sacerdocio, el desafío es asentar todas las bases de la vida ministerial y apuntarlas siempre para adelante, de la mano del Señor, haciendo que la comunidad se vaya regenerando, después de tantos problemas, y enamorándose profundamente del Señor", expresó a Comunicaciones del Arzobispado de Santiago.
Por su parte, el P. Francisco Ibáñez, de la Vicaría para el Clero y formador del Seminario Pontificio Mayor de Santiago, indicó que "ha sido un encuentro muy fraterno, muy franco, de compartir lo que han sido estos primeros años de sacerdocio".