Las dos religiosas y los tres jóvenes caldeos (dos muchachas y un muchacho católicos de rito oriental) secuestrados el 28 de junio en Mosul, Irak, fueron liberados en la tarde de este lunes 14 de julio. Lo indicó anoche una fuente local y hoy lo confirmó Radio Vaticano en su programa en italiano.
#Irak: Llamamiento por la liberación de dos #religiosas secuestradas: http://t.co/Uqt5AeseqJ vía @DHELIO pic.twitter.com/QOAFEyhu3i
- MasLibres.org (@maslibres) julio 2, 2014
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Los responsables del secuestro fueron extremistas del ISIL, Estado Islámico de Irak y del Levante (Siria), según pudieron confirmar fuentes del Patriarcado caldeo (católico) de Bagdad, una vez liberados, los cinco han abandonado Mosul, dirigiéndose a la ciudad de Dohuk, en el Kurdistán iraquí, en un taxi.
Las religiosas Atur y Miskinta y los tres muchachos están bien, informó a la agencia Fides el Patriarca de Babilonia de los Caldeos, Louis Raphael I Sako, y su regreso a la libertad es un signo de esperanza para todos, que consuela el alma en estos momentos difíciles.
El Primado de la Iglesia Caldea explicó algunos detalles significativos de los días que los secuestrados pasaron en manos de quienes los retenían: las hermanas y los chicos estaban encerrados en una casa, les daban comida y no los maltrataron.
Durante esos días rezaron mucho. Las laudes, vísperas y muchos rosarios por su propia liberación y por la paz en Irak. En las conversaciones con los secuestradores las hermanas respondieron con serenidad y valentía a todas las cuestiones planteadas, dando razón de su esperanza.
Asimismo, el Patriarca confirmó que para la liberación de las religiosas y los muchachos no se pagó ningún rescate. Al momento del secuestro, los extremistas saquearon la casa para los huérfanos en Mosul a cargo de las religiosas.
Ante la ofensiva de los insurgentes sunitas dirigidos por militantes islamitas de ISIL, que comenzó el 9 de junio, las religiosas y todos los huéspedes de la casa-familia dejaron Mosul para refugiarse en la ciudad de Dohuk.
Desde allí la hermana Atur había hecho varias veces viajes rápidos a Mosul para visitar las familias de los amigos y conocidos, y comprobar el estado de la casa y las iglesias de los alrededores.
Los islamitas, precisamente en la ciudad que surge en la zona de la antigua Nínive, pusieron el centro del auto-proclamado califato islámico y eliminaron la cruz que estaba en el tejado de la iglesia de San Efrén, sede del Arzobispado siro ortodoxo de Mosul.