En la celebración de los 203 años de la declaración de la independencia de Argentina, el pasado 9 de julio, los obispos alentaron el encuentro fraterno entre los argentinos, destacaron la necesidad de diálogo para superar la crisis y animaron a construir una patria desde los valores esenciales teniendo en cuenta a los más desvalidos de la sociedad.
Argentina pasa por una profunda crisis económica que ha sumido a gran parte de la población en la pobreza. Una de las raíces de este problema es la corrupción política que encuentra su rostro más visible en la expresidenta Cristina Fernández.
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En ese sentido, el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (IET) indicó que en 2019 "la pobreza llegó al 35%, el valor más alto desde el 2008".
A su turno, el Instituto Estadístico de los Trabajadores (IET), dependiente de la Universidad Metropolitana para la Educación y el Trabajo, informó que en el primer semestre del año la inflación acumuló un 22,8%; y que entre junio de 2018 y junio de 2019 los precios subieron en 55,7%.
En tanto, el último informe de Latin Focus Consensus Forecast, pronostica una inflación anual para el 2019 de 39,9%.
El Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Mario Aurelio Poli, dijo durante el Tedeum que existe un "ideal de vivir la Argentina como una gran familia, donde la fraternidad, la solidaridad, el diálogo y el bien común incluya a todos los que peregrinamos en su historia".
Sin embargo, "estamos muy lejos de aquellas nobles aspiraciones. La independencia y libertad reclamada hace dos siglos no siempre se tradujo en tiempos de paz y progreso para todos los argentinos".
Aún así, agregó el Purpurado, "la fe cristiana, que profesamos, nos renueva en la esperanza de tiempos mejores, en especial para los que menos tienen".
A su turno, el Obispo Castrense, Mons. Santiago Olivera, pidió que "nadie se sienta fuera y excluido, porque todos somos hijos y hermanos de esta patria nuestra que nos enorgullece y también, no pocas veces nos duele".
"Nos duele cuando nos enfrentamos, cuando nos agredimos, cuando no nos respetamos. Cuando parece que la justicia se ausenta y la impunidad y la venganza quiere un lugar para quedarse entre nosotros", agregó.
"Hoy la patria nos pide fortalecer la unidad para sostenernos libres. Necesitamos recuperar la verdadera libertad, que nos da vivir en la verdad", por eso "queremos comprometernos por una patria grande, sin ambiciones egoístas, ni miradas miopes e ideologizadas", concluyó.
En tanto, Mons. Gabriel Mestre, Obispo de Mar del Plata, alentó a renovar "nuestro ser buen samaritano y nuestra vocación de projimidad, ser prójimos los unos de los otros privilegiando de manera particular a los más vulnerables y necesitados, a los pobres y enfermos, a los que sufren y no encuentran sentido a sus vidas".
En ese sentido y en razón de las elecciones presidenciales y legislativas de octubre prójimo, Mons. Mestre alentó que "la vida política y nuestros dirigentes políticos y sociales, actuales y futuros, tengan un corazón sensible y a la vez efectivo a la hora de atender con projimidad tantas necesidades de tierra, trabajo y techo que tiene nuestro querido pueblo argentino".
Mons. Luis Fernández, Obispo de Rafaela, pidió a Dios "para que a todos los actores sociales nos comprometamos a realizar un diálogo responsable y creativo, pensando en el bien común de la patria, con el objetivo de revertir la difícil situación social del país".
El Obispo dijo que "al país no lo salvan solo entendimientos políticos y económicos, lo salva la voluntad de un pueblo capaz de 'dialogar y trabajar unido', haciendo una patria de hermanas y hermanos, nadie puede quedar afuera de la mesa de la vida, de la paz, la justicia y el amor fraterno, de ser nación".
También Mons. Ariel Torrado Mosconi, Obispo de Nueve de Julio, animó a edificar la nación sobre una "roca sólida" del "respeto, aprecio y cuidado de la vida, el fortalecimiento de la familia, la educación, el fomento de una cultura del trabajo, formar en las virtudes ciudadanas como la justicia, la honestidad, la solidaridad".
"Una sociedad que relativiza estos principios no es confiable ni sustentable porque no se toma en serio aquello básico y primero. A partir del reconocimiento de estos valores podremos edificar sobre cimiento sólido un verdadero acuerdo nacional sin mezquindades; proponer y reconocer valores que nos unan e identifiquen; fundamentar unos comportamientos regidos por la ética y consolidar las instituciones; avanzar en una opción económica verdaderamente inclusiva y eficiente; promover comportamientos solidarios y de responsabilidad social, bregando por una educación que esté a la altura de los tiempos y de los problemas", reflexionó.