Este 4 de marzo se cumplen tres años del ataque del Estado Islámico (ISIS) al albergue de ancianos y discapacitados que administraban las Misioneras de la Caridad en Aden (Yemen).
En ese ataque murieron cuatro misioneras de la caridad, 12 personas entre ancianos y personal de seguridad, y fue secuestrado el sacerdote salesiano Tom Uzhunnalil, que estuvo retenido durante 18 meses.
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En una entrevista concedida a ACI Prensa en noviembre de 2018, el P. Tom recordó cómo fueron los momentos del ataque yihadista. Tras la primavera árabe, en este país había una gran confusión, de hecho, "varias iglesias en Yemen habían sido atacadas y vandalizadas, pero los días antes de mi secuestro la situación se había estabilizado un poco".
La mañana del 4 de marzo de 2016 el P. Tom estaba rezando en la capilla del albergue, cuando escuchó unos disparos en el exterior y vio el asesinato de cuatro de las cinco religiosas que trabajaban en este lugar.
La hermana Sally, la única superviviente de la congregación, relató que a las 8.30 de la mañana "miembros del ISIS vestidos de azul llegaron, mataron al guardia y al chófer. Cinco jóvenes etíopes (cristianos) comenzaron a correr para decir a las hermanas que el ISIS estaba ahí para matarlos. Fueron asesinados uno por uno. Los ataron a los árboles, les dispararon en la cabeza y se las destrozaron".
"Las hermanas corrieron de dos en dos en diferentes direcciones porque tienen hombres y mujeres en el hogar. Cuatro de las mujeres gritaron '¡No maten a las hermanas! ¡No maten a las hermanas!'. Una fue la cocinera durante 15 años. Ellos las mataron", recuerda en el testimonio.
De las religiosas, los terroristas "agarraron primero a la hermana Judith (de 41 años) y Reginette (de 33 años), las ataron, les dispararon en la cabeza y se las destrozaron. Cuando las hermanas corrieron en diferentes direcciones, la superiora corrió al convento para tratar de advertir al P. Tom".
"Agarraron a la hermana Anselm (de 60 años) y a la hermana Margarita (de 44), las ataron, les dispararon en la cabeza y las destrozaron en la arena. Mientras tanto la superiora no podía llegar al convento. No está claro cómo tantos hombres del ISIS estaban ahí", recordó.
El P. Tom declaró a ACI Prensa que desde el interior de la capilla vio cómo asesinaban a las religiosas. "Recé a la misericordia de Dios por las hermanas que habían muerto y también por los que las habían asesinado. Después dijeron que saliera fuera y me preguntaron si era musulmán. Les dije que no, que era cristiano. Y me metieron en la parte trasera del coche. Poco después abrieron la puerta de nuevo y lanzaron algo metálico envuelto en unas telas. Supe que era el sagrario que las hermanas tenían en la capilla", explicó.
Este fue el segundo ataque que sufrieron las religiosas. El primero fue en 1998 cuando hombres armados atacaron el centro para personas con discapacidad que las misioneras de la caridad tenían en la ciudad de Al Hodeida, en el que murieron dos enfermeras.
Durante los 18 meses que el P. Tom estuvo secuestrado celebró todos los días la Misa de manera. El sacerdote dijo que soportó su cautiverio gracias "a la oración de todas las personas que rezaron por mí. No por mi fortaleza personal, sino por la oración de mis hermanos y hermanas en la fe".
Además meditaba con frecuencia el pasaje del Evangelio en el que se afirma que "ni un pelo de nuestra cabeza cae sin que Dios lo sepa. Dios sabía todo lo que estaba pasando. Podrían haberme matado desde el principio, pero no fue así, me mantuvieron con vida, aun habiéndoles dicho que era cristiano. Ahora estoy aquí para testimoniar que Dios está vivo, que ha escuchado nuestras oraciones y nos ha respondido. Yo he sido testigo del poder de la oración".
El P. Tom fue liberado el 12 de septiembre de 2017 y pocos días después fue recibido por el Papa Francisco. "Durante la reunión con el Papa lloré y le agradecí por las oraciones que él había rezado por mí y las que había pedido también que rezaran por mí", aseguró.