Durante la asamblea general de la Conferencia Episcopal de Estados Unidos, realizada en Nueva Orleans, el profesor de sociología de la Universidad de Virginia, W. Bradford Wilcox, aseguró que promover una cultura que favorezca el matrimonio y la vida familiar puede der el medio más eficaz para reducir las desigualdades sociales y económicas en Estados Unidos.
Wilcox presentó numerosos estudios sobre el estado de la familia y los beneficios de un matrimonio estable. Explicó que una familia estable en donde los padres están casados proporciona un "capital humano" que ayuda a los esposos y a sus hijos a lograr el éxito. Los hijos de padres casados tienen más posibilidad de tener éxito a nivel académico y en la vida en general. Asimismo, tienen menos riesgo de caer en la pobreza, el abuso, la negligencia, encarcelamiento y embarazo adolescente.
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El experto señaló que los cambios sociales, económicos y culturales se han "fusionado para socavar el matrimonio". En su informe se indica que el cambio en la estructura de la familia extra matrimonial es responsable del 41 por ciento del aumento en la desigualdad económica desde 1975. Los hijos de padres casados en situación de pobreza tienen mejores oportunidades económicas en comparación a quienes crecen sin sus padres o estos cohabitan sin estar casados.
Los índices de divorcio y embarazo fuera del matrimonio han disminuido entre las personas de clase alta y los que cuentan con estudios universitarios, en donde una cultura del matrimonio está volviendo a surgir. "En los países más pobres, por el contrario, el matrimonio esta en plena retirada y ha ido disminuyendo desde la década de lo setenta", dijo Wilcox a los obispos.
Actualmente, cerca del 20 por ciento de los niños nace de relaciones de parejas que cohabitan, las que, según diversos estudios, son más inestables que los matrimonios y sufren de menos compromiso y confianza. Los hijos de padres que se han vuelto a casar luego de un divorcio también sufren muchos de los problemas propios de los niños que crecen en familias de padres solteros.
La mayoría de los estadounidenses sigue "aspirando al matrimonio" y busca "una vida matrimonial feliz y estable", indicó Wilcox. Sin embargo, estas personas han crecido "lejos de este ideal". Mientras los de clase alta han adquirido actitudes estrictas contra el divorcio y las relaciones prematrimoniales, los estadounidenses con menos educación se han vuelto más permisivos.
Wilcox señaló que los ciudadanos de clase media, especialmente hombres, están "cada vez más desvinculados" de las instituciones de la sociedad civil, incluyendo la Iglesia.
"Hemos visto una baja dramática en la asistencia a la Iglesia entre la clase media y baja estadounidense" indicó Wilcox. "Esto tiene implicaciones obvias en la capacidad de escuchar mensajes relacionados a la familia y a experimentar el apoyo espiritual y social que las iglesias tradicionalmente han brindado al matrimonio y la vida familiar".
Wilcox dijo a los obispos que las iglesias deben ser "una voz para la justicia económica" y ayudar a dirigir los recursos económicos hacia las familias. Ellas deben buscar eliminar las políticas públicas que desaprueban o penalizan el matrimonio.
Los líderes religiosos y laicos deben hablar sobre los beneficios del matrimonio para los hijos y al mismo tiempo apoyar a parejas en "crisis". Las iglesias que cuentan con un apostolado relacionado al empleo pueden ayudar a las familias afectadas por la pérdida de trabajo, mientras que la preparación matrimonial puede mejorar la calidad de los matrimonios.
Wilcox señaló que la fe "puede ser una ventaja" para el matrimonio en Estados Unidos, especialmente para las parejas que comparten la misma fe, ya que, al tener "la convicción de que Dios está presente en su matrimonio" tienen más posibilidades de lograr un matrimonio que persevere en el tiempo".