Pilar González Casado, catedrática de Literatura Árabe Cristiana de la Universidad Eclesiástica San Dámaso, explica cómo se relata en el llamado Protoevangelio de Santiago la forma en que San Joaquín y Santa Ana afrontaron su infertilidad hasta concebir a la Virgen María.
En un video de la serie Textos Cristianos Antiguos. ¿Qué nos dicen hoy? difundido por la Universidad Eclesiástica de la Archidiócesis de Madrid, la experta expone los detalles que conocemos sobre los abuelos de Jesús a través de este documento atribuido a un cristiano del siglo II.
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San Joaquín era "un israelita generoso, de posición económica desahogada", devoto y piadoso, que sufría las burlas de sus vecinos por la falta de descendencia. Entonces, se acuerda de Abraham, "que fue padre en la vejez, y decide retirarse al desierto para ayunar durante 40 días y 40 noches, hasta que el Señor le visite".
Por su parte, Santa Ana sufre "dos de las peores situaciones que podía padecer una israelita de su tiempo: la viudez, porque su marido ha huido al desierto, y la esterilidad". Sin embargo, "ante la insistencia de una de sus criadas, decide cambiar el duelo por la súplica", detalla Pilar González.
Dos ángeles anuncian a San Joaquín, en el desierto, y a Santa Ana, que tendrán descendencia. La madre de la Virgen decide ofrecer a Dios a la criatura que vendrá. "Joaquín se acuerda de Abraham, Ana se acuerda de Sara y las palabras del ángel recuerdan a las de la anunciación de Lucas", resume la catedrática.
La explicación de este paralelismo se encuentra en que el Protoevangelio de Santiago está escrito como un "midrash cristiano", que es "un género de la literatura judía cuyo objetivo era buscar el sentido profundo de la Escritura", detalla la experta.
Así, se llena "el silencio evangélico sobre el nacimiento y la infancia de María, recurriendo al Antiguo y al Nuevo Testamento", añade.
El autor muestra por esta vía "que la línea iniciada en Abraham y Sara tiene su continuidad y su culmen en Jesús y María, porque el Antiguo Testamento es una profecía cristológica y en Cristo se han cumplido todas sus promesas", subraya la catedrática.
El abrazo de San Joaquín y Santa Ana
En el relato del Protoevangelio de Santiago se recoge cómo "Ana corre alborozada a colgarse del cuello de Joaquín", recuerda Pilar González, para exclamar: "Ahora sé que el Señor me ha bendecido grandemente. Que la viuda ya no es viuda. He aquí que yo, estéril, he concebido en mi seno".
De esta manera, la abuela de Jesús expresa su alegría porque Dios "ha intervenido salvíficamente en su historia personal".
"María, descendiente de Abraham y de Sara, dará a luz a aquel que asume la historia personal de cada uno para salvarla. Dios operaba de un modo anticipado en los signos del Antiguo Testamento, signos que se actualizan en Cristo. Por eso los dos esposos alborozados se abrazan y con ellos la humanidad entera", concluye.