El autor del atentado yihadista perpetrado el pasado 25 de enero en Algeciras (España), Yassine Kanjaa, le dijo a una feligresa que "la fe cristiana es negativa y hay que eliminarla", según el testimonio del sacerdote que resultó herido en el ataque.
Un atestado de la Comisaría General de Información de la Policía Nacional recoge además que, según el P. Antonio Rodríguez Lucena, no se provocó al atacante: "Nadie hizo nada que pudiera molestarle".
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El documento, al que ha tenido acceso la agencia Europa Press, detalla que el ataque comenzó a las 18:30 (horario local) cuando Kanjaa entró en la iglesia de San Isidro de la localidad y comenzó a discutir con los feligreses.
En este trance, señaló "de forma vehemente" que "la única religión que hay que seguir es la religión islámica", según el testimonio del presbítero superviviente, tras afirmar su deseo de eliminar la fe cristiana.
Según el testimonio de la sacristana, el atacante también tomó una Biblia y la golpeó de forma reiterada. La mujer se enfrentó al hombre, rescató el libro sagrado y le pidió que se marchara.
A las 19:00 horas el sujeto regresó al entorno del templo. Los fieles que asistían a Misa pudieron oír cómo vociferaba en árabe. El P. Rodríguez, concluida la Misa, quiso comprobar qué sucedía.
En ese momento, "el investigado, portando en su mano un machete de grandes dimensiones y de forma súbita, agrede al sacerdote causándole lesiones de gran gravedad", expone el informe.
El presbítero describió en su declaración que "entró un hombre vestido de negro que se dirigía hacia el altar sin decir nada". Allí le esperó con la idea de tener vía libre para escapar. Hasta que no lo tuvo cerca, no pudo ver que portaba un arma blanca.
Cuando el sacerdote intentó huir, tropezó y notó cómo le golpeaba con el arma. Los feligreses le taponaron la herida y cerraron la puerta para que el agresor no pudiera entrar de nuevo en el templo.
El arma, según otro testigo, era "un machete de color azul y de grandes dimensiones".
Tras este ataque, Yassine Kanjaa se dirigió a otro templo situado a unos 200 metros. Por el camino, se enfrentó a un transeúnte marroquí, al que golpeó.
Al llegar a la iglesia de la Virgen de la Palma advirtió la presencia del sacristán Diego Valencia, que salía por una puerta trasera del templo.
Allí le propina varios golpes iniciales con su arma hasta que, "alzando la mirada al cielo y gritando unas palabras en árabe, entre las que se escucha 'Alá', le asesta una última estocada mortal".
Según un testigo, Diego Valencia intentó defenderse con una silla y pidió que se llamara a la Policía. Poco después el atacante fue detenido.