Desde el pasado 18 de julio, cuando se confirmó el primer caso de ébola en República Democrática del Congo, los misioneros salesianos en el país trabajan para controlar el virus. Desde entonces ya hay siete casos detectados en la ciudad de Goma, pero las rutinas y medidas de prevención en esta localidad no han cambiado.
"A pesar de los esfuerzos del Ministerio de Sanidad y de las medidas preventivas que se están poniendo en marcha, la población aún no las respeta y no terminan de creerse lo que está ocurriendo", aseguran desde Misiones Salesianas.
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"Tampoco creen las explicaciones del personal sanitario ni toman en cuenta las medidas de prevención que les proponen", alertan los misioneros.
Según precisan, desde agosto de 2018 más de 2.700 personas están afectadas y más de 1.800 han muerto ya por causa del virus del ébola en el país.
Aunque los misioneros salesianos cuidan de los jóvenes que acuden a sus centros y escuelas técnicas, aseguran que lo que realmente les preocupa es "lo que ocurre fuera de nuestras puertas".
"Todos estamos en contacto con personas de la ciudad, los menores y jóvenes con sus familias, los trabajadores… y no podemos controlar que allí las medidas de prevención se estén aplicando", subrayan.
Los misioneros salesianos explican que hay quienes no terminan de creer la situación de epidemia de ébola que afronta el país y por eso no ponen en práctica las medidas de prevención, pero también hay familias que "no se pueden permitir comprar desinfectantes".
Desde hace algunas semanas no se han confirmados casos de contagio nuevos, pero desde Misiones Salesianas hacen un llamamiento ante el próximo inicio de la escuela que tendrá lugar en septiembre.
"Al nuevo curso se suma que pronto comenzará la época de cosechas y que hay muchas personas que se moverán de un sitio a otro en busca de trabajo", advierten.
Esta epidemia de ébola es la más grave de la historia del país y la segunda con más afectados tras la ocurrida en África Occidental en 2014 y 2015, ya que desde el 1 de agosto de 2018 hay más de 2.700 personas afectadas por la enfermedad y más de 1.800 han muerto.
En concreto, la República Democrática del Congo lleva más de un año luchando contra esta epidemia y aunque las autoridades y los sanitarios trabajan sin descanso y hablan de control, se siguen produciendo contagios.