Una escultura contra la opresión y la trata de personas tiene como protagonista a Santa Josefina Bakhita, quien vivió en carne propia la esclavitud, y será inaugurada por el propio Secretario de Estado del Vaticano, Cardenal Pietro Parolin, en el día del Papa.
La obra lleva por nombre "Let The Oppressed Go Free" (Dejen libres a los oprimidos) y se instalará en los alrededores de la iglesia de San Francisco de Asís de Schio, una ciudad al noreste de Italia, donde murió Santa Bakhita.
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La escultura muestra a la santa, patrona de las víctimas de la trata, abriendo una alcantarilla de donde salen muchas personas de diversas edades y grupos étnicos que estaban apresadas.
El artista y autor es Timothy Schmalz, quien tiene varias obras de protesta contra injusticias en el mundo, como el "Jesús sin techo", "Ángeles sin saberlo", sobre los migrantes, y "Refugio", sobre las personas sin hogar.
La inauguración será este jueves 29 de junio, Solemnidad de San Pedro y San Pablo, y contará con la participación del Cardenal Pietro Parolin, Secretario de Estado del Vaticano. Además, se tiene previsto que Schmalz y su benefactor, Christopher Bratty, tengan una reunión con el Papa Francisco el 28 de junio.
Es preciso resaltar que esta escultura "Let The Oppressed Go Free" con Santa Bakhita también está en la Catedral de San Patricio de Nueva York y fue inaugurada en marzo de este año por el Cardenal Timothy Dolan, Arzobispo de la ciudad.
Santa Bakhita y la trata de personas
Cuando era niña Santa Bakhita (1869-1947) fue secuestrada por dos extranjeros, quienes le pusieron el nombre de Bakhita.
Fue vendida a diversos amos como esclava y recibió innumerables maltratos. Su último patrón fue un comerciante italiano que se la llevó a su país para que cuide de su familia.
Más adelante conoció la vida religiosa e ingresó con las Hermanas de Canossa. Escribió un libro sobre su vida y recorrió diversos lugares dando conferencias sobre lo que había padecido.
Murió en Schio diciendo: "Madonna, Madonna" (Virgen, Virgen).
Aunque la esclavitud es penada y condenada en muchas partes del mundo, existe todavía la trata de personas para la explotación sexual, los trabajos forzosos o la extracción de órganos.