En un fallo celebrado por los promotores del aborto y criticado por los defensores de la vida en El Salvador, un juzgado absolvió a Evelyn Hernández, mujer acusada de asesinar a su bebé arrojándolo a una fosa séptica.
La mañana del 19 de agosto un juzgado del Tribunal de Sentencia de Cojutepeque, en El Salvador, declaró inocente a Hernández, para quien la Fiscalía pedía 40 años de cárcel.
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Amnistía Internacional, que promueve la legalización del aborto en El Salvador y en otros países, celebró el fallo como "una victoria rotunda para los derechos humanos".
En un comunicado publicado en su sitio web, Erika Guevara Rosas, directora para las Américas de Amnistía Internacional, dijo que "ahora que Evelyn ha sido absuelta, Amnistía Internacional pide a El Salvador que de una vez por todas ponga fin a la vergonzosa y discriminatoria práctica de criminalizar a las mujeres y derogue inmediatamente las normas draconianas anti-aborto".
El aborto en El Salvador está completamente prohibido y la Constitución vigente en el país reconoce "como persona humana a todo ser humano desde el instante de la concepción".
Según la narrativa de los promotores del aborto, Hernández, de 21 años, tuvo una emergencia obstétrica en su casa y se desmayó. Medios como BBC Mundo aseguran que la mujer dio a luz "a un bebé muerto".
Sin embargo, las investigaciones realizadas por la Fiscalía General de la República de El Salvador apuntan en otra dirección.
En uno de sus informes sobre el caso, la Fiscalía aseguró que "se estableció con suficientes pruebas pericial, documental y testimonial, que la incriminada actuó con dolo, en contra de la vida de su hijo, porque incluso después de ingresar con hemorragia al Hospital 'Nuestra Señora de Fátima' de Cojutepeque, el seis de abril del año dos mil dieciséis, y de diagnosticarle un parto vaginal intradomiciliar, negó que hubiere estado embarazada".
"El bebé fue encontrado ese mismo día, en el fondo de la fosa séptica de la vivienda de la incriminada", añadió la Fiscalía, precisando que "el informe forense determinó que el niño nació vivo y que falleció a causa de haber aspirado material fitógeno, que no es más que heces fecales".
Para Sara Larín, fundadora de la plataforma provida salvadoreña VIDA SV, "es injusto que los resultados de nuestro sistema de justicia se vean condicionados por la presión política y mediática que ejerce el lobby del aborto internacional sobre El Salvador".
"Resulta preocupante que toda esta artillería mediática y politizada haya debilitado nuestro sistema de justicia dejando el precedente que cualquier crimen puede llegar a quedar en impunidad si se consigue que un grupo de feministas les respalde", dijo a ACI Prensa.
Larín criticó que se use el caso de Hernández para la agenda del aborto, pues "en realidad nunca fue un caso de aborto, sino de un recién nacido de 32 semanas de edad y 51 centímetros que nació, respiró y vivió entre 12 a 24 horas de edad, que luego murió asfixiado en heces".