El Papa Francisco alentó a continuar con la promoción de la vida humana a los miembros de la Pontificia Academia para la Vida.
Así lo dijo el Santo Padre este 20 de febrero al recibir a los participantes de la 28 Asamblea General que se lleva a cabo en el Vaticano del 20 al 22 de febrero con el tema: "Converger en la persona. Tecnologías emergentes para el bien común".
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En su discurso, el Papa reconoció que "ante los retos actuales tan articulados, la tarea que tienen ante ustedes es enorme".
Frente a ello, el Santo Padre invitó a partir "de las experiencias que todos compartimos como seres humanos y estudiarlas".
En esta línea, el Papa señaló que "nunca debemos desanimarnos: sabemos que el Señor no nos abandona y que lo que logramos tiene su raíz en la confianza que ponemos en Él, el amante de la vida".
El Santo Padre alentó a continuar trabajando para que "el crecimiento científico y tecnológico se concilie cada vez más con un paralelo desarrollo del ser humano en términos de responsabilidad, valores y conciencia".
Además, el Papa Francisco recordó la carta que escribió en 2019 con ocasión del 25 aniversario de fundación de la Pontificia Academia con el título "Humana communitas" (La comunidad humana)
En la misiva, el Papa expresó que "el compromiso para comprender, promover y defender la vida de todo ser humano toma su impulso en el amor incondicional de Dios".
Asimismo, el Santo Padre invitó a reconocer los signos de la acción de Dios en el tiempo presente "para que el horizonte no se vea ensombrecido por los aspectos negativos".
En aquella carta, Francisco resaltó que San Juan Pablo II indicó "los gestos de acogida y defensa de la vida humana, la difusión de una sensibilidad contraria a la guerra y a la pena de muerte, así como un interés creciente por la calidad de la vida y la ecología".
"La comunidad científica de la Pontificia Academia para la Vida ha demostrado, en sus veinticinco años de historia, cómo precisamente desde esta perspectiva puede ofrecer su alta y calificada contribución. Prueba de ello es el compromiso con la promoción y protección de la vida humana en todo su desarrollo, la denuncia del aborto y de la supresión de los enfermos como males gravísimos que contradicen el Espíritu de vida y nos hunden en la anti-cultura de la muerte", escribió entonces el Papa.