Como Arzobispo de Buenos Aires, el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, el ahora Papa Francisco, defendió el auténtico matrimonio conformado por un hombre y una mujer y nunca apoyó la idea de las "uniones civiles" como una alternativa aceptable, señalaron a ACI Prensa diversas fuentes cercanas al entonces Primado de Argentina.
En entrevista concedida a ACI Prensa, la senadora nacional Liliana Negre de Alonso, detalló la intervención del Cardenal Bergoglio, entonces Arzobispo de Buenos Aires, y la batalla que le tocó enfrentar a ambos contra el gobierno de los esposos Kirchner, favorables a la ley que finalmente legalizó el "matrimonio" homosexual en Argentina.
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Tras recordar que siempre recibió el apoyo del Arzobispo y de los demás prelados de Argentina, la senadora dijo del ahora Papa que "siempre fue una persona que tuvo mucho coraje y mucha valentía para plantearse frente a los poderosos y decir lo que pensaba. La voz de los que no tenían voz era el Cardenal Bergoglio".
Ante el tema de las uniones homosexuales, explicó la legisladora, el gobierno "lo había señalado como el enemigo número uno a Bergoglio porque, lógicamente, él planteaba lo que la Iglesia plantea al respecto", es decir, que el matrimonio está formado por la unión indisoluble de un hombre y una mujer que son el fundamento de la familia, base de la sociedad.
Negre explicó que el 14 de julio de 2010, un día antes de la aprobación del "matrimonio" gay, "comenzamos el día (en el Parlamento) ganando por nueve votos y terminamos perdiendo por tres votos".
"Para que tenga una idea de lo terrible que fue eso: el expresidente Kirchner como nuevo diputado nacional no había ido nunca a la Cámara. Sólo fue dos veces: cuando juró y a votar a favor del 'matrimonio' de las personas del mismo sexo".
Liliana Negre de Alonso explicó que su bancada había logrado "consensuar un proyecto para lograr las mayorías" y unir a "quienes votaron contra la legalización del 'matrimonio' de personas del mismo sexo y quienes querían votar a favor de un proyecto de unión civil que estaba firmado por ocho senadores".
"Entonces se trataba de reconocer algunos derechos que las personas del mismo sexo pedían, por ejemplo que se modificara la ley de salud, permitiendo que las personas pudieran acompañar a sus parejas durante hospitalizaciones, cosa que la Corte Suprema de Justicia en Argentina ya reconocía".
Sin embargo, recuerda, la noche del 14 de julio "el Presidente del Senado violando todo el reglamento, violando la Constitución argentina, me notifica a mí como Presidenta de la Comisión, que ha decidido eliminar ese proyecto, que tenía un 80 por ciento de votos; dejándonos así frente a una elección polarizada: o sí o no al 'matrimonio' homosexual".
Negre explicó que el Cardenal Bergoglio había alentado a los congresistas a buscar una solución que impidiera la legalización del matrimonio homosexual. Es decir, el Cardenal nunca apoyó las uniones civiles como una alternativa ideal desde el punto de vista legal. "Entonces la tensión que había era muy fuerte al punto que a mí me arrancó llanto. Apenas ganaron la votación por tres votos, los primero que dijeron (los Kirchneristas) fue 'ya redujimos a Bergoglio'. O sea que ellos habían encarado esta lucha por esta ley como si hubiera sido entre ellos y Bergoglio. 'Ya redujimos a Bergoglio' esa fue la expresión del presidente del bloque oficialista".
La senadora recuerda además que el ahora Papa Francisco "fue vituperado, insultado, mancillado… las cosas que yo escuché esas 24 horas de sesión sobre el Cardenal por defender el matrimonio como institución natural son irrepetibles".
"Por eso es indescriptible lo que significa verlo de golpe elegido por el Señor como sucesor de Pedro y su Vicario en la Tierra".
Por su parte, Miguel Woites, director desde hace 57 años de la Agencia de Información Católica Argentina (AICA), señaló que el entonces Cardenal Jorge Mario Bergoglio jamás impulsó las uniones gay.
Woites, que trabaja en contacto directo con la Conferencia Episcopal Argentina, el Arzobispado de Buenos Aires y la Nunciatura Apostólica, reconoció que el origen del "mito" de que el Cardenal Bergoglio apoyó las uniones civiles como alternativa al "matrimonio" gay es el periodista Sergio Rubín, co-autor del libro biográfico "El Jesuita", sobre el Cardenal Bergoglio.
En un artículo titulado "Un Papa con vocación reformista que quiere salir al encuentro de la gente" publicado el 14 de marzo en el diario Clarín, un día después de la elección del Papa Francisco, Rubín escribió que "cuando comenzó a debatirse el proyecto de matrimonio gay en el país, Bergoglio propuso a todos los obispos optar por un estilo moderado. Acaso dejar abierta la vía intermedia de las uniones de hecho".
Días después, Rubín dijo a Associated Press que cuando el Cardenal Bergoglio se vio ante la posibilidad de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo, éste habría sugerido que la Iglesia apoyara las uniones civiles en Argentina, una postura que según el periodista fue rechazada por los obispos.
Al respecto el director de AICA indicó a ACI Prensa que lo dicho por Rubín sobre el ahora Papa "no es cierto, es totalmente falso".
"(Rubín) nunca dijo quién lo dijo ni cuándo lo dijo. No es correcto escribir una cosa así tomándola del aire. (Rubín) por ese artículo fue muy criticado por los obispos".
Sobre el Cielo y la Tierra
La posición del entonces Cardenal Bergoglio es evidente también en el libro entrevista "Sobre el Cielo y la Tierra", en el que el entonces Arzobispo de Buenos Aires, en conversación con el rabino Abraham Skorka, abordó, entre otros temas, el de las uniones homosexuales:
"Siempre hubo homosexuales. A la isla de Lesbos se la conocía porque allí vivían mujeres homosexuales. Pero nunca había ocurrido en la historia que se buscara darle el mismo estatus que el matrimonio. Se lo toleraba o no se lo toleraba, se lo admiraba o no se lo admiraba, aunque nunca se lo equiparaba. Sabemos que en momentos de cambios epocales crecía el fenómeno de la homosexualidad.
Pero en esta época es la primera vez que se plantea el problema jurídico de asimilarlo al matrimonio, lo que considero un desvalor y un retroceso antropológico. Digo esto porque trasciende la cuestión religiosa, es antropológica".
En el libro, el entonces Cardenal Bergoglio explica que las relaciones homosexuales pueden existir, mientras no tomen ninguna forma legal: "si hay una unión de tipo privada, no hay un tercero ni una sociedad afectados", implicando que la relación entre homosexuales.
Ahora, si se le da la categoría matrimonial y quedan habilitados para la adopción, podría haber chicos afectados. Toda persona necesita un padre masculino y una madre femenina que ayuden a plasmar su identidad".
"Insisto en que nuestra opinión sobre el casamiento entre personas del mismo sexo no tiene base religiosa, sino antropológica. Cuando el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Mauricio Macri, no apeló el dictamen de una jueza de primera instancia autorizando la boda, sentí que tenía algo para decir, para orientar, me vi en la obligación de manifestar mi opinión. Fue la primera vez en dieciocho años de obispo que señalé a un funcionario.
Si analizan las dos declaraciones que formulé, en ningún momento hablé de homosexuales ni hice alguna referencia peyorativa hacia ellos.
La primera declaración decía que era preocupante el dictamen de la jueza porque indicaba cierto desapego a la ley, ya que un magistrado de primera instancia no puede tocar el Código Civil y lo estaba tocando.
Además, alertaba sobre el hecho de que un jefe de gobierno, custodio de la legalidad, prohibiera apelar ese fallo. Macri me dijo que eran sus convicciones; yo se las respeto, pero un jefe de Gobierno no tiene que trasladar sus convicciones personales a la ley. En ningún momento hablé despectivamente de los homosexuales, sí intervine señalando una cuestión legal.
Suele argumentarse que un niño estaría mejor criado por una pareja de personas del mismo sexo que si estuviera en un asilo o un instituto. Las dos situaciones no son óptimas. El problema es que el Estado no hace lo que tiene que hacer. Hay que mirar los casos de los chicos que están dentro de ciertos institutos, donde lo que menos se hace es recuperarlos.
Tiene que haber ONG, iglesias, otro tipo de organizaciones que se hagan cargo de ellos. Se tendrían que agilizar también los trámites de adopción, que son eternos, para que esos chicos pudieran tener un hogar.
Pero la falta del Estado no justifica otra falta del Estado. Hay que abordar el tema de fondo. Más que una ley de matrimonio para que puedan adoptar las personas de mismo sexo, hay que mejorar la legislación de adopción, que es excesivamente burocrática y que en su implementación actual facilita la corrupción.
Parte de la gran aventura, como usted dice, es descifrarse mutuamente.
Había un cura que decía que Dios nos hizo varón y mujer para que nos amásemos y nos amasemos. En la predicación del matrimonio suelo decirle al novio que la tiene que hacer más mujer a ella y a la novia, que lo tiene que hacer más hombre a él".