En una reciente carta enviada a un sacerdote argentino, el Papa Francisco explica por qué vive en la Casa Santa Marta, el lugar en donde decidió fijar su residencia luego de estar allí los días del Cónclave en marzo de este año en el que fue elegido Pontífice.
La carta escrita de puño y letra del Papa, dada a conocer por la agencia AICA, fue dirigida al Padre Enrique Martínez, párroco de la Anunciación del Señor, en el barrio Cochangasta, de la diócesis de La Rioja en Argentina.
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A continuación el texto completo de la carta:
"Querido Quique: Hoy recibí la carta del pasado 1° de mayo. Me trajo mucha alegría, la descripción de la Fiesta Patronal me trajo aire fresco. Yo estoy bien y no he perdido la paz frente a un hecho totalmente sorpresivo, y esto lo considero un don de Dios. Procuro tener el mismo modo de ser y de actuar que tenía en Bs As, porque, si a mi edad cambio, seguro que hago el ridículo.
No quise ir al Palacio Apostólico a vivir, voy sólo a trabajar y a las audiencias. Me quedé a vivir en la Casa Santa Marta, que es una casa (donde nos alojábamos durante el Cónclave) de huéspedes para obispos, curas y laicos. Estoy a la vista de la gente y hago la vida normal: misa pública a la mañana, como en el comedor con todos, etc. Esto me hace bien y evita que quede aislado.
Quique, saludos a tus feligreses. Te pido, por favor, que reces y hagas rezar por mí. Saludos a Carlos y Miguel. Que Jesús te bendiga y la Virgen Santa te cuide. Fraternalmente, Francisco. Vaticano, 15 de mayo 2013".
El domingo pasado el Padre Martínez recibió un sobre con la carta del Papa Francisco, que pudo leer a sus fieles luego de la Misa, tras lo cual la gente estalló en aplausos como si el mismo Santo Padre estuviera presente, recordó
El sacerdote comentó que recibir la carta fue "como sentir la cercanía del Papa. A mí me pasó cuando lo vi a Juan Pablo II en Córdoba. Pensás en los dos mil años de historia de la Iglesia… es sentir que el Papa nos ha escrito a nosotros".
El sacerdote había escrito al Vaticano el 1 de mayo, luego de las fiestas patronales de la capilla San José Obrero, del barrio 4 de Junio. "Le contaba del calor popular de la fiesta, donde se había integrado toda la comunidad, incluso los enfermos. La procesión se paraba a cada rato y me esperaba a que caminara media cuadra o una cuadra para darle la unción a un enfermito; y no tenían problema de esperar. Y yo pensaba: le cuentan tantas cosas malas, que quería darle una linda alegría", relató.
El Padre dijo además que "también el Papa necesita esto. Hay problemas graves, que a nosotros nos tocan periféricamente, pero a él le van directo al corazón. Igual él también tendrá sus encuentros... no quepa la menor duda que se las rebuscará para ponerse una sotana negra y salir a confesar por ahí".