El fraile franciscano nació en 1927 en Federación, en la Provincia de Entre Ríos, pero desde hace muchos años se desempeña como confesor en la parroquia y Santuario de Nuestra Señora del Rosario de Nueva Pompeya, en la zona sur de la capital, casi en el límite con la provincia de Buenos Aires.
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Cardenal a los 96 años
Eran cerca de las 6 de la mañana del sábado 9 de julio de 2023, y Fray Luis se preparaba para que lo pasen a buscar y lo lleven al templo para comenzar las confesiones, cuando se enteró, por medio de un hermano de la Orden, que iba a ser Cardenal. "Me reí. Pensé que era una broma. Los frailes a veces, entre nosotros, hacemos esas bromas", admitió.
Sin embargo, no tardó en corroborar la información en el canal del Vaticano. "Empecé a mirar y vi que el Papa iba nombrando a los Cardenales, y cuando llega al final y dice 'Luis Pascual Dri', ¡ay!, ¡me desarmé! Me puse a llorar, a llorar, a llorar", recordó.
Una vez en el templo, confesando, "empezaron a llegar las noticias de un lado y de otro, y la gente a saludar, a felicitar al confesionario, y yo no sabía qué decir, qué hacer, porque nunca, nunca, nunca se me hubiera ocurrido que al Papa se le iba a ocurrir semejante cosa", admitió.
"Yo llego al oído, Jesús llega al corazón"
El franciscano recordó que sus comienzos como confesor fueron en 1952, apenas ordenado sacerdote, en un colegio donde los niños recibían el sacramento de la Reconciliación. A partir de ahí "seguí siempre y cada vez me entusiasmó más, sobre todo al escuchar el dolor de la gente".
"Uno va creciendo en ese deseo de aliviar, porque hay mucho dolor, hay mucho sufrimiento, hay mucha desesperanza, hasta, yo diría, falta la confianza en que Dios va a perdonar", advirtió.
"Después de que termino de confesar me voy ante el Sagrario para poner ahí, ante Jesús, todo nuestro dolor, porque ¿yo qué puedo hacer, más que perdonar?", planteó.
"Después Jesús obrará, Jesús pacificará, dará la paz, la tranquilidad. Yo llego al oído, Jesús llega al corazón de la persona", reflexionó. "Si me sacan la Confesión, me parece que me sacan la vida", aseguró.
Su relación con el Papa Francisco: "Alguien que me comprendía"
Consultado sobre su vínculo con el Papa Francisco, el sacerdote recordó que cuando Jorge Bergoglio era Arzobispo de Buenos Aires y Cardenal Primado de Argentina, solía pedir audiencias con cierta frecuencia para hablar con él y "a cualquier hora me atendía", subrayó.
"Entonces le decía mis problemas, mis dificultades, mis dudas, sobre todo en la Confesión, y él en dos palabras, sonriendo, solucionaba enseguida el problema, y así fui relacionándome con él. Iba bastante a menudo, tuvimos una cierta amistad, cierta confianza con él".
"Yo le hablaba realmente como a un hermano, a un padre, a alguien que me comprendía, y ahí seguimos hasta que en 2013 me lo llevaron de acá", rememoró.
"Yo le decía que tenía escrúpulos porque a veces me decían que era muy 'manga ancha', que perdonaba todo, y yo decía: no puedo hacer otra cosa, si Jesús no negó el perdón a nadie", comparó.
Cuando alguien que llega a confesarse "está arrepentido, le duele lo que ha hecho y quiere liberarse, entonces ahí está mi tranquilidad y mi paz, le doy la absolución con toda tranquilidad y sin ningún temor", aseguró. "Yo perdono porque Jesús perdonó", sostuvo.
Su encuentro con el Padre Pío: Un hombre de Dios
El sacerdote relató también un encuentro que tuvo en San Giovanni Rotondo (Italia) con el Padre Pío de Pietrelcina, en ocasión de un viaje que realizó durante el noviciado, enviado para continuar su formación a distintas ciudades.
En esa visita, que duró varios días, Fray Dri pudo confesarse: "Me atendió muy brevemente, muy amable, estuve un ratito con él", recordó.
"Siempre vi un hombre de dolor", admitió. "Tenía como un quejido de dolor, pero un quejido angustioso", señaló. Sin embargo, "lo observé siempre como un hombre de Dios, un hombre lleno del amor de Dios, pero que estaba padeciendo los mismos sufrimientos que Jesús, eso era palpable", aseguró.
También destacó que en la Misa que celebraba a las 5:00 de la mañana las personas "se enloquecían por estar cerca".
Aunque no recuerda haber experimentado nada extraordinario, al Padre Pío se lo veía "profundamente entregado a eso que estaba realizando, que estaba haciendo, eso que celebraba lo vivía hondamente", sostuvo.
"Yo aprendí del Padre Pío la misericordia, el perdón, eso lo aprendí", reconoció. "Solamente el perdón podrá salvar al mundo, nunca la violencia, nunca la pelea, nunca la revancha", aseguró.
Aprender a vivir "el ministerio de la escucha"
El sacerdote cerró la entrevista con EWTN aconsejando a los argentinos y a todo el mundo vivir "el ministerio de la escucha".
"No nos escuchamos, nos enfrentamos, polemizamos". En contraposición, llamó al diálogo, a poder hacer silencio "para ver qué es lo que el otro me dice de verdad y poder unirme".
"Aprendamos a escucharnos los unos a los otros con cariño, con amor, esperanza y seguridad de que las cosas van a mejorar porque Dios está en todo esto y Él tiene la última palabra", concluyó.