Los milagros eucarísticos son muy poco frecuentes. Según el sitio oficial de la Asociación Carlo Acutis, ha habido 139 casos en la historia de la Iglesia Católica. Sólo unos pocos han sido investigados científicamente.
En los últimos 50 años, cuando se alega que ha ocurrido un milagro eucarístico, que es un signo sobrenatural que resalta de manera singular la presencia de Dios, generalmente la Iglesia ha seguido un proceso de investigación, aunque éste no está oficialmente definido.
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¿Cómo suele funcionar este proceso?
- En primer lugar, tiene que haber certeza absoluta de la "cadena de custodia", es decir, certificar que la hostia consagrada o la pieza en la que se ha verificado el supuesto milagro siempre ha estado custodiada y no se ha manipulado.
- El obispo del lugar debe declarar que sucedió algo muy inusual.
- El mismo obispo debe convocar a un panel científico de expertos con credibilidad y pruebas.
- Las pruebas científicas deben coincidir. La hostia o el objeto milagroso deben analizarse utilizando diferentes pruebas que lleguen todas a la misma conclusión.
En resumen, el panel de científicos debe concluir por unanimidad que no se han utilizado sustancias ajenas, que la cadena de custodia (control y registro que se aplica al material probatorio) es sólida y que no hay explicación humana de lo que pueda haber sucedido.
El presentador de EWTN y divulgador científico, P. Robert Spitzer, explicó al National Catholic Register los primeros pasos.
"Lo primero es salvaguardar la Eucaristía para que se monitoree la cadena de custodia", comentó.
Un Obispo Auxiliar de Nueva York (Estados Unidos) profundizó en los otros pasos. Si el examen preliminar indica un evento milagroso, el párroco de la iglesia donde ocurrió el hecho se ha de comunicar con el obispo local, indicó Mons. John Bonnici, Obispo Auxiliar de Nueva York y párroco de la iglesia Saints John & Paul, en Larchmont.
Una vez que el obispo es notificado, puede comenzar una investigación más formal si considera que es justificada.
"Cuando se trata de milagros eucarísticos, la mayoría de ellos tienen que ver con hostias que se han convertido en carne o parecen tener sangre", señaló Mons. Bonnici.
Cuando el milagro eucarístico involucra una hostia que ha cambiado radicalmente de apariencia, se debe llamar a los científicos.
Junto al análisis de toda la evidencia física relevante, se entrevista a testigos como sacerdotes, sacristanes, ministros de la Eucaristía y feligreses. El equipo científico también necesita certificar la cadena de custodia y, como se mencionó anteriormente, que no se haya agregado conservantes a la hostia.
Una vez recopilada y examinada toda la evidencia, el jefe del equipo científico redacta un informe. Si la conclusión final es que lo sucedido es científicamente inexplicable, se espera que todos los miembros del equipo den su aprobación.
Luego de la investigación, el obispo local convoca a una comisión teológica para asegurarse de que nada en juego contradice la doctrina de la Iglesia, antes de llegar a un juicio final sobre la autenticidad del presunto milagro.
Evaluación de la evidencia
Tres de los milagros eucarísticos más conocidos y aprobados por la Iglesia ocurrieron en Lanciano (Italia), en el año 750; en Buenos Aires (Argentina), en 1992, 1994 y 1996; y en Sokolka (Polonia), en 2008.
En estos tres famosos casos, las pruebas científicas modernas indicaron que las hostias consagradas se habían transformado en tejido humano.
Sin embargo, uno de los problemas al investigar los milagros eucarísticos es que no existe un procedimiento reconocido internacionalmente sobre cómo llevar a cabo la parte científica de la investigación.
"El milagro eucarístico de Lanciano fue investigado a fondo en la década de 1970 por el Dr. Edoardo Linoli. Fue un médico italiano y profesor de anatomía y química. Pidió muestras y documentó todas sus pruebas. De hecho, los resultados se publicaron en una revista científica", señaló al National Catholic Register, Stacy Trasancos, doctora en química, autora y oradora católica sobre religión y ciencia.
Otros milagros eucarísticos han tenido muestras enviadas y analizadas en laboratorios, pero sólo la investigación de Lanciano alcanzó el rigor de ser aceptada en una revista científica.
Según el P. Spitzer, cuando una hostia parece haberse transformado físicamente en tejido humano real, el equipo científico debe incluir a un especialista en detección de electrones o un analista de imágenes por computadora, así como la evaluación de un histólogo, un patólogo y un experto en ADN. También se debe realizar un análisis microbiológico.
"Si se estandarizara un procedimiento [para investigaciones científicas] en todo el mundo, sería genial. El problema es -y es el mismo problema que se tiene para certificar los milagros de los santos- que es la diócesis donde ocurrió el milagro la que convoca al panel científico para el análisis", explicó.
Las diócesis en diferentes partes del mundo no siguen un camino uniforme para investigar científicamente los milagros, explicó el P. Spitzer.
Tanto Trasancos como el sacerdote jesuita coincidieron en que esta situación podría remediarse si el Vaticano decidiera especificar los procedimientos de análisis estándar que deben llevarse a cabo cuando se investigan supuestos milagros eucarísticos.
"Tal vez la Pontificia Academia de Ciencias, por ejemplo, podría publicar un conjunto de buenas prácticas para investigaciones científicas, al que la gente pueda acceder", sugirió Trasancos.
Otro problema con respecto a este tipo de investigaciones es que los obispos no son científicos.
"Siempre que hay un milagro, la gente presiona a los obispos. Algunas personas tratan de aprovecharlos para una agenda", lamentó Trasancos.
Milagros eucarísticos: Ayudas a la fe
Los católicos no están obligados a creer en milagros eucarísticos específicos.
"Esto no se debe a que dudemos de que Dios pueda obrar tales milagros, sino a que nunca podemos estar seguros de la investigación científica. La Iglesia insta a la prudencia en la determinación de los fenómenos sobrenaturales modernos", afirma Trasancos en su libro "He aquí, soy yo: Escritura, tradición y ciencia sobre la presencia real de Cristo en la Eucaristía", coescrito con el P. George Elliott.
Aun así, los católicos creen que en cada Misa la hostia se transforma misteriosamente en el Cuerpo de Jesucristo. Y los milagros eucarísticos pueden servir para recordar a los fieles que esta creencia es realmente cierta.
"Cuando suceden cosas como esta, es para nutrir y edificar nuestra fe. Es un regalo maravilloso Qué maravillosa manera de alentar el avivamiento eucarístico", agregó Mons. Bonnici.
Traducido y adaptado por ACI Prensa. Publicado originalmente en National Catholic Register.