El semanario Cristo Hoy recoge en su edición dedicada a la Virgen de Luján, el testimonio de una madre que confió la vida de su última hija a la intercesión de la Patrona de Argentina. La niña fue desahuciada antes de nacer por una grave malformación, pero ya cumplió tres años de edad y lleva una vida normal.

Marcela es oculista de profesión y madre de tres niños. Cuando cumplió ocho meses de gestación en su último embarazo, los médicos detectaron que su hija tenía hidro anencefalia, acumulación de líquido en el cerebro que al no poder drenar hace que la cabeza crezca en forma anormal. El diagnóstico no daba lugar a la esperanza. La niña moriría pocas horas o días después del parto.

Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram

Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:

"Cuando estaba entrando en la sala de partos, invoqué a la Virgen de Luján y decidí que llevara su nombre y la entregué a sus manos. La Virgen de Luján apareció en mi mente y en mi corazón en aquellos duros momentos y con fervor le encomendé a mi hija. Gracias a ella hoy la tengo conmigo y es una niña como cualquier otra de su edad, regalando sonrisas y amor a quien la conoce. En la actualidad ella, según los estudios, carece de mucho tejido nervioso, y sin embargo es una chica normal", explica Marcela.

La pequeña Luján sigue siendo un caso inexplicable para los médicos que la trataron. "No pueden explicarse la mejoría extraordinaria de nuestra hija. Hoy es una nena normal salvo por una hemiparesia en el lado izquierdo (dificultad motriz muscular)", indica la madre.

Según explica, la experiencia con Luján ha permitido a su familia valorar más la vida. "Agradezco a Dios todos los días de mi vida por el milagro que hizo con mi hija".

"Ante la cruda noticia de un bebé en gestación con problemas, todo alrededor se derrumba, las ilusiones se apagan y las sensaciones negativas se potencian creo, por la fragilidad que estas pequeñas personitas aparentan. Pero hay que pedir mucha fortaleza, tener esperanza y por medio de la oración tratar de sobrellevar el mal momento.

Luján nos demostró que aunque tenía todo en contra, su valentía al no bajar los brazos, sus deseos de vivir y su lucha en contra de su enfermedad día tras día, hicieron que hoy en nuestra familia estemos agradecidos a la Virgen. La amamos y respetamos por su valía como persona que ama la vida y que demanda una oportunidad para crecer y gozar plenamente de ella", agregó.

"Me gustaría dejar el mensaje que los milagros existen… y que Dios siempre está con nosotros. Hay que pedir mucho, orar mucho a la Virgen, que nos sirve de puente hacia el Señor. Yo puedo dar testimonio de esto porque simplemente lo viví. Espero que con el relato de mi experiencia pueda ayudar a muchos en la fe", concluyó.