MaterCare International, brazo obstétrico de la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC), aseguró que Irlanda, al igual que otros países donde está prohibido el aborto, tiene una de las tasas de mortalidad materna más bajas del mundo, por lo que alterar dramáticamente la exitosa práctica médica con un cambio constitucional “sería un error”.
En un artículo publicado en el sitio web de FIAMC, titulado “Manejo de aborto involuntario séptico inevitable en el segundo trimestre”, la asociación médica abordó el caso de Savita Halappanavar, mujer fallecida recientemente, cuyo caso ha sido tomado por el lobby abortista en Irlanda para promover el aborto en ese país.
Savita Halappanavar ingresó al Hospital Universitario de Galway el 20 de octubre, aquejada por fuertes dolores de espalda. Al poco tiempo los médicos le indicaron que estaba sufriendo un aborto espontáneo.
La mujer pidió que le realicen un aborto, pero los médicos le indicaron que no realizarían ese procedimiento hasta que el corazón del bebé deje de latir. El 24 de octubre el niño murió y su cuerpo fue retirado. Cuatro días después, la madre falleció víctima de septicemia.
MaterCare International señaló que “con la excepción del raro y trágico caso de Savita Halappanavar, la práctica de la medicina materna en Irlanda ha sido impecable en las décadas recientes. Irlanda, junto con otros países donde el aborto no está permitido por ley, cuenta con una de las tasas de mortalidad materna más bajas en el mundo”.
Irlanda, indicaron, es “uno de los lugares más seguros en el mundo para que las mujeres den a luz a sus hijos. Alterar dramáticamente estas exitosas prácticas médicas para atender a los bulliciosos e ignorantes lobistas sería un error”.
Los médicos católicos criticaron que las críticas dirigidas por el lobby abortista a la Iglesia “junto con un esfuerzo concertado por grupos de presión tratan de sacar provecho de esta pérdida con el fin de cambiar la Constitución de Irlanda para que permita el aborto libre”.
La muerte de Savita Halappanavar subrayaron, “es una trágica pérdida”, sin embargo “no debe ser aprovechado por los defensores del aborto a fin de promover su propia ideología y agenda política”.
MaterCare International también subrayó que al considerar las opciones de tratamiento en casos complicados como el de Savita, se deben tener en consideración el derecho a la vida, al respeto, al tratamiento, a la atención especializada y a la atención compasiva.
Un aborto involuntario, explicaron los expertos “es inevitable e inminente, y no se puede prevenir. Se caracteriza por el sangrado, contracciones uterinas, ruptura de membranas y la dilatación del cuello uterino, y la presentación del feto en el orificio cervical y la infección”.
Los médicos subrayaron que en las situaciones excepcionales en las cuales intervenir puede resultar en la muerte de la madre o el bebé, “hay una diferencia fundamental entre el aborto realizado con la intención de quitar la vida al bebé, por ejemplo, por razones sociales, y la muerte inevitable del bebé debido a un tratamiento esencial para proteger la vida de la madre”.
“Este enfoque se justifica éticamente por el principio del doble efecto, (un principio consagrado basado en los principios aristotélicos), que afirma que es moralmente permisible llevar a cabo un procedimiento que tiene dos efectos, uno bueno y el otro malo, que son prácticamente inseparables”, indicaron.
Los médicos aseguraron que “para muchos obstetras, una muerte materna causada por una causa obstétrica directa, como en el caso de un aborto involuntario séptico, es un evento extremadamente raro, que la legalización del aborto no va a impedir”.
“Lo que sí evitará esas muertes es un intensivo cuidado obstétrico, provisto con la intención de salvar ambas vidas”, indicaron.
Los médicos católicos aseguraron que “si real y genuinamente deseamos salvar las vidas de las mujeres que mueren durante el parto, debemos respetar sus derechos como madres y brindarles un cuidado compasivo y especializado.