En el segundo domingo de Pascua, diversas diócesis de Chile celebraron la tradicional festividad del Cuasimodo.
El origen de esta fiesta se remonta a mediados del siglo XIX, cuando los sacerdotes partían desde sus comunidades a caballo para dar la Comunión a los enfermos que no habían podido asistir a la Misa de Pascua.
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En su trayecto, eran escoltados por fieles de las comunidades, que velaban para que los asaltantes no robaran el copón con las hostias y, en señal de respeto, reemplazaban sus sombreros por mantillas atadas a sus cabezas y esclavinas sobre sus hombros.
La práctica encuentra su fundamento en la intención de cumplir el precepto establecido por el IV Concilio de Letrán, el año 1215, que exhorta a todo católico a comulgar al menos una vez al año, durante el tiempo pascual.
La tradición se mantiene hasta la actualidad y este domingo 16 de abril tuvo una nueva jornada de celebraciones.
En diversas comunidades de Chile, sacerdotes llevaron la Comunión a enfermos y personas impedidas de salir de sus hogares, en carretas preparadas especialmente para la ocasión.
Una de las celebraciones más significativas fue la que se desarrolló en Colina, en la Arquidiócesis de Santiago, anunciado como "el Cuasimodo más grande de Chile", con cerca de 2.500 jinetes acompañados en su recorrido por las familias de la comuna.
Es una de las fiestas más esperadas de la comunidad que durante diez horas recorre buena parte de la zona central y urbana.
Se trata del primer Cuasimodo realizado de forma completa después del tiempo de la pandemia.
Una de las participantes del Cuasimodo de Colina es la alcaldesa Isabel Valenzuela, que lleva varios años realizando parte del recorrido.
En la Diócesis de Copiapó, la fiesta se desarrolló en la ciudad de Vallenar y fue presidida por el obispo, Mons. Ricardo Morales.
Durante la mañana del domingo, el prelado visitó a personas enfermas y postradas. También fue significativa la visita al hospital de Vallenar, donde bendijo al personal y a algunos enfermos y dio la Comunión.
Al mediodía, el obispo celebró la Misa y destacó "la necesidad de ser todos portadores de Cristo a los hermanos, llevando la buena noticia del Resucitado".
En la Diócesis de Rancagua, la parroquia Nuestra Señora del Carmen San Fernando realizó por primera vez la celebración de Cuasimodo en la comunidad de San José de Agua Buena.
La jornada comenzó con una Misa de envío en la Capilla San José, donde se bendijo a los presentes, a los jinetes y a los caballos que luego salieron a hacer el recorrido por diferentes hogares, con altares en sus puertas y decorados con globos para recibir al Santísimo Sacramento.
Las manifestaciones de fe se replicaron en diversas parroquias.
En Llepo, Diócesis de Linares, los festejos incluyeron adornos blancos y amarillos, además de la bandera de Chile.
La comunidad participó en el recorrido llevando la Eucaristía a los enfermos, y la jornada culminó con un espectáculo de cuecas, que combinó la religiosidad con la cultura popular de la región.
También celebraron esta tradicional fiesta diversas comunidades parroquiales de la Diócesis de Melipilla.
El obispo local, Mons. Cristián Contreras Villarroel, consideró que es una fiesta única en el mundo católico, que consiste en acompañar al Señor Sacramentado: "Jesús Hostia recorre las calles de nuestras ciudades, campos y las costas de la Diócesis", precisó.