Pilar, Carmen y María se valieron del mate para lograr encontrarse con el Papa Francisco en dos ocasiones durante la JMJ en Lisboa, haciendo las delicias de los peregrinos. Pero eso lo bautizaron "el mate de la alegría".
Las tres jóvenes argentinas contaron a ACI Prensa cómo habían conseguido que el Pontífice mandara frenar en un par de ocasiones el papamóvil mediante el ofrecimiento de la bebida nacional del país de origen del Papa.
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En la primera de las ocasiones, Carmen y María se encontraban en una parte del recorrido sentadas, descansando un rato junto a otras compañeras del Opus Dei. Al conocer que el Papa iba a pasar cerca del lugar, se fueron arremolinando los jóvenes.
"Había una cinta, ni siquiera es que había vallas y la gente no nos dejaba pasar. Entonces, para comprarnos a la gente, dijimos que el mate le tenía que llegar a las manos" [del Papa], relatan.
La estrategia era la siguiente: "Cuando pasó el Papa, todos gritaron 'mate'" y, aunque en un primero momento el vehículo pasó de largo, a los pocos metros frenó. Corrieron a saludarlo, le comentaron que eran del Opus Dei y que rezaban por él.
"La verdad es que fue muy emocionante", reconocen. Y, más importante "fue muy de Dios", subrayan, porque desde que llegaron a Lisboa, Carmen se había empeñado en guardar algo de mate para el Papa.
Una alegría compartida
Las chicas se mostraron muy impresionadas porque ese mate antes lo habían dado a probar "a mucha gente", entre ellos a italianos, españoles, portugueses y estadounidenses.
En general, "tomaban un sorbito y nada más porque no les gustaba", explican. Pero, una vez que lo había tomado también el Papa muchos se les acercaron diciendo: "¡Yo tomé ese mate!".
"Fue increíble, porque vimos cómo este evento no sólo nos emocionó a nosotras", detallan, "sino que un montón de gente a nuestro alrededor de distintos países estaba con la misma emoción".
"Lo bautizamos el mate de la alegría, porque la verdad es que alegró a muchas personas", resaltan.
"Que sean muy buenos"
Al día siguiente, una de ellas replicó la estrategia de convencer a los de alrededor de que, al paso del Pontífice gritaran "¡mate, mate!". Y funcionó: "Terminaron frenando y yo me acerqué, -relata Pilar- le di el mate y se me quedó mirando".
En ese momento, Pilar le dijo: "Padre, lo queremos mucho, somos un grupo de argentinas, lo banqueamos siempre", mientras el Papa, según su testimonio, reía. Entonces le preguntó: "¿Qué le diría a los argentinos?" a lo que el Papa respondió: "Que sean muy buenos".