La Iglesia Católica en Neuquén (Argentina) expresó su preocupación tras conocerse el dictamen de la Procuradora General de la Nación, Gils Carbó, que autorizó el pedido de las hermanas de Marcelo Diez, de retirarle los soportes vitales.
Marcelo Diez, desde hace 18 años, se encuentra postrado en cama, tras ser embestido por un automóvil al dirigirse en su moto a una reunión en una chacra familiar. Tenía entonces 30 años.
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Los padres de Marcelo, Andrés y Trude, acondicionaron su chacra familiar a manera de una clínica para su hijo. Sin embargo, a la muerte de ambos, las hermanas de Marcelo han pedido que se le retiren los soportes vitales, asegurando que "lo que era Marcelo ya no está ahí, déjenlo morir de una vez".
El Supremo Tribunal de Justicia de la provincia argentina determinó que era una decisión familiar, por lo que la procuradora Gils Carbó avaló esta interpretación judicial, remitiendo el caso a la Corte Suprema de Justicia de la Nación.
El Obispo de Neuquén, Mons. Virginio Bressanelli, intervino por la vida de Marcelo Diez, alentando a que se permita a Marcelo seguir viviendo.
Según informó la agencia AICA, el Prelado solicitó que la justicia ordene un diagnóstico actualizado del estado del joven, afirmando que si bien en su momento se le diagnosticó estado vegetativo (EV), "hay indicios suficientes para presuponer que en la actualidad su situación es distinta".
Para Mons. Bressanelli, retirar los soportes vitales a Marcelo Diez implica retirarle la alimentación, y dejarlo morir de inanición. Para la Iglesia, tal disposición equivale a un asesinato.
El Obispo de Neuquén aseguró meses atrás que Marcelo Diez "está vivo" y da señales que llevan a pensar que el estado vegetativo que le fue diagnosticado –y que figura oficialmente en la causa que se lleva en la Justicia- ya no es tal.
El Prelado aseguró que respira por sus propios medios, "sin ayuda de respirador o de máscara de oxígeno", "no está enchufado a máquina alguna" y responde a estímulos externos. A su juicio, "vive en una situación de alta discapacidad".
"Rota y se acomoda en la cama por sí mismo, se frota o rasca en la parte del cuerpo donde siente molestias. A veces, aprieta suavemente la mano de quien lo toma. Al parecer de quienes más lo conocen y acompañan, su respuesta a estímulos externos no es sólo refleja sino que, por momentos, se trataría de actos dirigidos".
Marcelo Diez, dijo el Obispo, "es sensible a muestras de afecto y hacia quienes le conversan; se irradia su rostro al escuchar música; da señales visibles de displacer o cansancio cuando algo no le gusta".
La vida, remarcó, "no puede depender sólo de la decisión de su familia" cuando en condiciones como las del paciente no se garantiza el mayor interés del enfermo.
"Se hace imprescindible el discernimiento de una instancia superior, de una autoridad competente, que está por encima de los actores vinculados al enfermo. La custodia y el cuidado del Bien Vida caen también bajo la responsabilidad de la sociedad en su conjunto, a través de sus miembros, organismos, estructuras de servicio e instituciones médicas, sociales y judiciales".
Mons. Bressanelli hizo un pedido de oraciones a los fieles católicos, pues "Marcelo es un hijo de Dios y un hermano nuestro. Sostengámoslo con nuestra oración. Para él y para todo ser humano queremos lo mejor: la dignidad que le corresponde, la calidad de vida posible dentro de su condición actual, y una vida plena en Cristo".
"Por eso lo confiamos al Padre en nombre de Jesucristo. Imploramos que el Espíritu Santo ilumine la mente y toque el corazón de todos aquellos que nos sentimos afectados por la condición de Marcelo, cuya vida depende hoy de decisiones ajenas a su persona", dijo.