Con una Misa presidida por el Arzobispo de Buenos Aires, Cardenal Mario Aurelio Poli, la Iglesia local celebró en el Santuario Nacional de Nuestra Señora de Luján una Eucaristía en acción de gracias por el 10° aniversario del pontificado de Francisco, el Papa argentino.
Concelebraron ayer 12 de marzo más de 30 obispos de las diócesis pertenecientes a las regiones pastorales de Buenos Aires y La Plata, quienes rogaron a Nuestra Señora de Luján, patrona de los argentinos, que continúe protegiendo al Santo Padre.
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Luego de reflexionar sobre el Evangelio, el Cardenal Poli dedicó su homilía a recordar "aquel humo blanco del 13 de marzo de 2013" por el que su antecesor en la arquidiócesis rioplatense, el Cardenal Jorge Mario Bergoglio, se convirtió en Sumo Pontífice.
"En este nuevo aniversario de su elección como sucesor de Pedro, nos unimos fervorosamente a toda la Iglesia para rezar por el Papa Francisco, y deseamos renovar nuestra fidelidad a quien carga sobre sus hombros de buen pastor la comunidad universal de fieles", expresó.
El Purpurado destacó el "singular vínculo afectivo" que une a la Iglesia en Argentina con el Santo Padre, y subrayó que, a 10 años de su elección, "el Papa Francisco continúa entregándonos un magisterio doctrinal y pastoral acorde con el espíritu y la letra del Concilio Vaticano II y en continuidad con los grandes documentos pontificios que le precedieron".
Además, valoró que "toda reflexión tenga su punto de partida en la Sagrada Escritura, la que encuentra su plenitud en el Evangelio de Jesús, fuente inagotable de sabiduría divina".
Luego, el Cardenal hizo un repaso de los documentos escritos por el Santo Padre y los Sínodos presididos por él, enumerando entre sus prioridades a las familias y a los jóvenes, y recordando la importancia que le dio a la misericordia con el Jubileo Extraordinario, "un año de gracia y de consuelo", celebrado entre 2015 y 2016.
También mencionó las encíclicas Laudato si' y Fratelli tutti, en las que llama, respectivamente, al cuidado de la "casa común" y destaca el valor de la fraternidad y la amistad social.
El Arzobispo de Buenos Aires recordó asimismo que, a ejemplo de los santos, "Francisco no dejó de alentarnos para que respondamos a nuestra vocación bautismal" y a no tenerle miedo a la santidad.
Además, mencionó la preocupación del Papa por "las justas causas de los pobres", su escucha a los más frágiles y postergados, y su programa "Tierra, techo, trabajo", que apunta a realidades concretas, como parte de su propuesta de desarrollo humano integral.
No olvidó hacer referencia a "aquella tarde de marzo de 2020, bajo la lluvia", en los comienzos del flagelo de la pandemia mundial, cuando Francisco "nos infundió confianza y esperanza".
Otro párrafo especial estuvo dedicado al Papa "en salida", que dejó el Vaticano para ir hacia los migrantes, los refugiados, los pobres y las sociedades en conflicto.
"Si prestamos atención a su itinerario misionero, nosotros especialmente, que queremos que venga a casa, advertimos que ha visitado con preferencia a países donde la comunidad católica es minoría y el cristianismo en general encuentra intolerancia y no pocos desafíos a la evangelización", enfatizó.
"Lo vimos mediar entre pueblos que supieron convivir y hoy se matan; su presencia en el conflicto es mediadora de paz y portadora de un mensaje conciliador, como lo hizo en su último viaje al Congo y Sudán del Sur", puntualizó.
Y también hoy "tiene en su corazón la preocupación por su débil equilibrio, debido a la cruenta guerra entre Rusia y Ucrania, y su posible proyección mundial". Por eso, eleva su oración "para promover la cultura del encuentro por el camino del diálogo".
"Asistido por el Espíritu Santo, aun con limitaciones en su movilidad, sigue trabajando por una Iglesia sinodal que viva una auténtica comunión, invite a la participación plena de sus hijos y recobre 'la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lágrimas'", afirmó el Cardenal Poli.
Finalmente, aseguró para el Papa la oración desde su patria y ante la Madre de Luján, "para pedirle que no le aparte su mirada de ternura, lo siga tomando de la mano, lo siga cuidando y protegiendo bajo su manto".
Y recordando el reiterado pedido de Francisco para que recen por él, invitó a los presentes a compartir un Ave María por el Santo Padre.
Al finalizar, el Arzobispo anfitrión de la Arquidiócesis de Mercedes-Luján, Mons. Jorge Eduardo Scheinig, invitó a los argentinos a dar gracias por los regalos recibidos: "El primero: la Virgen de Luján; luego, el regalo de Jesús, que hemos compartido en esta Misa; y el regalo de este hijo de nuestra tierra: el querido Papa Francisco. También, el regalo de la peregrinación de los Hogares de Cristo que concluyó en Luján".