Poco después que la justicia holandesa aprobara un protocolo que hace prácticamente imposible acusar de asesinato a los médicos del Hospital Universitario de Groningen que practiquen la eutanasia infantil, el diario ABC de Madrid reveló algunos aspectos oscuros de la eutanasia.
Tras mencionar el reciente caso de un joven enfermero que confesó haber ejecutado por “caridad” a decenas de pacientes en una clínica de Baviera (Alemania), el corresponsal Ramiro Villapadierna señala que hay muchas historias aún encubiertas en que “los autores se ven como una ayuda, una mano blanca salvadora: ‘Ángeles de la muerte’ en los que los investigadores ven, cada vez más, premeditación, alevosía, adicción, sadismo, crimen”.
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Motivaciones ocultas
En declaraciones al Süddeutsche Zeitung, el director del Centro Alemán de Criminología, en Wiesbaden, Rudolf Egg, dijo temer que “bastantes más pacientes” de los conocidos sufran tal intervención unilateral de un “salvador” y difícilmente puedan ser descubiertos.
Los investigadores federales –continúa el ABC- citan entre las motivaciones encubiertas desde la “captación de herencias” o la personal, de corte adictivo, por ver morir o determinar la muerte de alguien. Ello, “sin que medie petición del paciente -que también sería delictivo- o impulso caritativo alguno”.
El articulista señala la “aterradora confusión” que hay entre la población y que “revela un resbalón por la pista de un desconocimiento bruñido de tolerancia”. “Puestos a disponer de la muerte, bien podría ser la de uno mismo o la de otro, tal vez más si éste estuviese enfermo, fuese inútil o incluso pensase distinto”.
El diario recuerda que en Alemania esto “es algo que sucedía hace sólo 60 años, en medio de un auge cientifista que logró relativizar como minucias conceptos seculares sobre el patrimonio de la vida. Así, la presión social llegó a forzar a deshacerse, por patriotismo y ahorro al Estado, de hijos con taras, parientes impedidos o elementos sociales indeseados”.
La compasión del doctor Baumann
Otro caso es el del padre del “turismo funeral” en Suiza, identificado por el ABC solo como el doctor Baumann, recientemente procesado por sadismo encubierto por la fiscalía de Basilea.
Baumann, el psiquiatra más popular de Suiza, atiende en Zürich no a aquellos que quieren solucionar sus problemas sino a los que desean morir.
“Como aquella mujer discreta, cercana a los 60 años, Heidi T., que el 2 de noviembre de 2002 entró en la consulta en silla de ruedas con el único deseo de salir en ataúd. Baumann no la decepcionó. Su muerte fue lo más indiscreto de su vida entera, pues fue grabada por una televisión local mientras introducía su cabeza en una bolsa y se autoasfixiaba con gas”, comenta el corresponsal del ABC.
En una entrevista al Neue Zürcher Zeitung (NZZ), Baumann llegó a afirmar que la muerte de esta anciana “fue muy bonita, levantando sospechas de que “sería un sádico más que un transgresor; incluso un asesino en serie”.
“El fiscal general de Basilea ha abierto procedimiento contra el psiquiatra más conocido de Suiza por ‘colaboración a suicidio por motivaciones egoístas, en tres casos’, incluyendo ‘muerte con premeditación’”, agrega el corresponsal.
En el año 2001 Baumann ayudó al suicidio de una persona neurótica de 45 años. “Durante minutos se revolvió el hombre en la bolsa de gas hilarante, hasta sacársela. Hubo que probar otra vez. Aquel hombre nunca había recibido asistencia psiquiátrica. La primera que encontró ‘no le ofreció un tratamiento sino un medio de quitarse de en medio’. Ahora Baumann ya no recomienda aquel gas, sino helio”, indica el periodista.