Los Obispos de la Comisión Episcopal de Juventud y Pastoral Universitaria de la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) expresaron su preocupación por los problemas que afronta actualmente la comunidad universitaria en el país, y la reciente violencia que ha rodeado sus reivindicaciones.
En un comunicado publicado el 21 de junio, los Obispos venezolanos señalaron que "la Universidad venezolana a lo largo de su historia ha sido un baluarte para el desarrollo humano y social del país. Hoy esta institución pide ser escuchada por el Estado, el Gobierno Nacional y la Sociedad entera".
La difícil situación de la comunidad universitaria, indicaron, se ha creado por "el marcado deterioro de las condiciones laborales de su personal, así como los precarios beneficios estudiantiles; el inadecuado funcionamiento de las instalaciones, la escasez y falta de recursos necesarios para ofrecer una educación de excelencia y una investigación acorde a las exigencias actuales".
"Esta conflictividad ha mostrado diversos rostros", señalan, indicando como uno de estos "la exigencia del reconocimiento gremial universitario por parte de las autoridades nacionales para un diálogo en equidad de condiciones y la necesidad de escuchar al mundo estudiantil en sus peticiones para una formación profesional de calidad".
Sin embargo, "la falta de entendimiento y de diálogo han llevado a asumir posturas de desencuentro, cuyas acciones han ido desde protestas en lugares públicos hasta la radicalidad de la huelga de hambre de un considerable número de estudiantes y algunos docentes".
Los Obispos también lamentaron que "algunos estudiantes han escogido espacios no propicios para estas acciones", como "ha sucedido en la Nunciatura Apostólica, que, aunque se siente preocupada por el conflicto, no está directamente involucrada en él".
Los Prelados criticaron además "las acciones de algunos grupos violentos que quieren paralizar las reivindicaciones de docentes y estudiantes universitarios".
"Rechazamos la destrucción de bienes patrimoniales universitarios, las agresiones a estudiantes y el uso de armas de fuego en recintos universitarios que agravan más la tensión que se vive actualmente".
La Comisión Episcopal de Juventud y Pastoral Universitaria de la CEV advirtió que "la violencia no favorece ni al gobierno nacional ni a la universidad. Exigimos a los organismos de seguridad que cumplan su misión en el resguardo de la paz y la convivencia pacífica".
Los Obispos advirtieron la urgencia de "abrir espacios donde se dé un diálogo sincero y real para la solución inmediata de los conflictos planteados. Expresamos nuestra voluntad de colaborar en el establecimiento de esos canales de diálogo".
Los Prelados pidieron además que se reconozca y acepte "la pluralidad y autonomía de pensamiento –característica genuina de las universidades -, para que haya un decidido compromiso del Estado, del Gobierno Nacional y de la Sociedad Civil con la educación, deponiendo intereses parciales y pensando en el daño gravísimo que se le hace a toda la sociedad si no se revierte positivamente este conflicto universitario".
Finalmente, los Obispos hicieron "un llamado al pueblo venezolano, al Gobierno Nacional y a las instituciones universitarias, a trabajar juntos en la consolidación de una universidad a la altura de las exigencias de nuestro país y del mundo actual, asumiendo la pluralidad de propuestas y los valores éticos, respetando su talante democrático y autónomo, su rica diversidad de pensamiento y su inalienable compromiso con el bien común, considerando su gran aporte para la solución de los problemas de los excluidos y desfavorecidos".
"Pedimos a nuestra Patrona, la Virgen de Coromoto, que nos siga acompañando a todos y en especial a aquellos que, por vocación, consagran su vida a la universidad", concluyeron.