El Papa Benedicto XVI denunció algunos peligros en el turismo y pidió a la comunidad internacional combatir el turismo sexual, la trata de personas con este fin o para trasplantes de órganos, y la explotación de menores.
Así lo indicó el Santo Padre en un mensaje dado a conocer hoy con motivo del 7º Congreso Mundial de Pastoral del Turismo que comienza este lunes en la ciudad mexicana de Cancún.
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El Papa dijo que el turismo, "como toda realidad humana, no está exento de peligros ni elementos negativos. Se trata de males que hay que afrontar urgentemente, ya que conculcan los derechos y la dignidad de millones de hombres y mujeres, especialmente de los pobres, los menores y los discapacitados".
"El turismo sexual es una de las formas más abyectas de estas desviaciones que devastan, desde el punto de vista moral, psicológico y sanitario, la vida de las personas, de tantas familias y, a veces, de comunidades enteras", denunció.
En el texto el Papa indicó que "la trata de seres humanos por motivos sexuales o para trasplantes de órganos, así como la explotación de menores, su abandono en manos de personas sin escrúpulos, el abuso, la tortura, se producen tristemente en muchos contextos turísticos".
"Todo esto ha de inducir a aquellos que se dedican pastoralmente o por motivos de trabajo al mundo del turismo, y a toda la comunidad internacional, a aumentar la vigilancia, a prevenir y contrastar estas aberraciones", exhortó.
En el mensaje, el Santo Padre recordó que si bien existen estos peligros, el turismo debe ser siempre "iluminado y transformado por la Palabra de Dios. Desde esta convicción, la Iglesia, con su solicitud pastoral, y siendo consciente del importante influjo que este fenómeno tiene sobre el ser humano, lo acompaña desde sus primeros pasos, alienta y promueve sus potencialidades, al mismo tiempo que señala y trabaja por corregir sus riesgos y desviaciones".
"El turismo –continuó– junto con las vacaciones y el tiempo libre, aparece como un espacio privilegiado para la restauración física y espiritual, posibilita el encuentro de quienes pertenecen a culturas diversas, y es ocasión de acercamiento a la naturaleza, favoreciendo por todo ello la escucha y la contemplación, la tolerancia y la paz, el diálogo y la armonía en medio de la diversidad".
Benedicto XVI dijo luego que "el viaje es manifestación de nuestro ser homo viator, al mismo tiempo que refleja ese otro itinerario, más profundo y significativo, que estamos llamados a recorrer: el que nos conduce al encuentro con Dios".
"La posibilidad que nos brindan los viajes de admirar la belleza de los pueblos, de las culturas y de la naturaleza, nos puede conducir a Dios, favoreciendo la experiencia de fe, ‘pues por la grandeza y hermosura de las criaturas se llega por analogía a contemplar a su creador’".
Tras exhortar a que el Congreso permita avanzar hacia un "turismo distinto" que tenga en cuenta estas recomendaciones, el Papa resaltó tres ámbitos en los que la pastoral de esta actividad humana debe centrarse.
"En primer lugar, iluminar este fenómeno con la doctrina social de la Iglesia, promoviendo una cultura del turismo ético y responsable, de modo que llegue a ser respetuoso con la dignidad de las personas y de los pueblos, accesible a todos, justo, sostenible y ecológico".
El disfrute del tiempo libre y las vacaciones periódicas, prosiguió Benedicto XVI, "son una oportunidad, así como un derecho. La Iglesia desea seguir ofreciendo su sincera colaboración, desde el ámbito que le es propio, para hacer que este derecho sea una realidad para todos los seres humanos, especialmente para los colectivos más desfavorecidos".
En segundo lugar, dijo luego, "la acción pastoral nunca debe olvidar la via pulchritudinis, la ‘vía de la belleza’. Muchas de las manifestaciones del patrimonio histórico-cultural religioso ‘son auténticos caminos hacia Dios, la Belleza suprema; más aún, son una ayuda para crecer en la relación con él, en la oración. Se trata de las obras que nacen de la fe y que expresan la fe’".
Es importante, continuó, "cuidar la acogida y organizar las visitas turísticas siempre desde el respeto al lugar sagrado y a la función litúrgica para la que nacieron muchas de estas obras y que sigue siendo su destino primordial".
En tercer lugar, escribió Benedicto XVI, "la pastoral del turismo ha de acompañar a los cristianos en el disfrute de sus vacaciones y tiempo libre, de modo que sean de provecho para su crecimiento humano y espiritual".
"Éste es ciertamente ‘un tiempo oportuno para que el cuerpo se relaje y también para alimentar el espíritu con tiempos más largos de oración y de meditación, para crecer en la relación personal con Cristo y conformarse cada vez más a sus enseñanzas’".
El Papa Benedicto XVI recordó que "la nueva evangelización, a la que todos estamos convocados, nos exige tener presente y aprovechar las numerosas ocasiones que el fenómeno del turismo nos ofrece para presentar a Cristo como respuesta suprema a los interrogantes del hombre de hoy".
"Exhorto pues a que la pastoral del turismo forme parte, con pleno derecho, de la pastoral orgánica y ordinaria de la Iglesia, de modo que coordinando los proyectos y esfuerzos, respondamos con mayor fidelidad al mandato misionero del Señor", concluyó.
El mensaje del Papa está dirigido al Cardenal Antonio María Veglió, Presidente del Pontificio Consejo para la Pastoral de los Emigrantes e Itinerantes; y al Obispo-Prelado de Cancún-Chetumal, Mons. Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.