En este Lunes del Ángel, después del rezo del Regina Caeli, el Papa Benedicto XVI exhortó a recibir con los brazo abiertos la victoria de Dios sobre la muerte, ya que todos estamos llamados al encuentro con Cristo Resucitado.
Desde su residencia de verano de Castel Gandolfo a la que llegó el Domingo de Resurrección para pasar un breve periodo de reposo, el Papa Benedicto XVI explicó que así como las mujeres y los discípulos fueron al sepulcro, "todos estamos llamados a encontrarnos con el Señor Resucitado".
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"Él se nos muestra en la Palabra, en la fracción del Pan o en medio de la asamblea reunida en su Nombre. Su presencia amorosa nos trae la paz, nos hace vencer el miedo y nos llena de su Espíritu, enviándonos a anunciar con valentía la alegría de su victoria sobre la muerte, el gozo de la salvación", y "de esto, hemos de ser testigos. ¡Feliz Pascua de Resurrección a todos!", agregó.
Antes del rezo mariano, el Santo Padre recordó que el lunes después de Pascua además de ser un día de descanso para visitar a los seres queridos y disfrutar del tiempo libre, es ante todo una jornada en la que los cristianos deben recordar que el motivo de esta vacación es la "Resurrección de Jesús, el misterio decisivo de nuestra fe".
Además, animó en este tiempo de Pascua a "leer con nuestro corazón" las narraciones de la resurrección de Cristo que aparecen en los cuatro Evangelios, "se trata de narraciones que de maneras distintas presentan los encuentros de los discípulos con Jesús resucitado, y permiten así meditar sobre este evento estupendo que ha transformado la historia y da sentido a la existencia de todos los hombres, de cada uno de nosotros".
"El suceso de la resurrección como tal no viene descrito por los Evangelistas: permanece misterioso, no en el sentido de menos real, sino oculto, más allá de la puerta de nuestro conocimiento: como una luz tan brillante que no se puede observar con los ojos, sino que los cegaría".
"Al recibir por parte del Ángel el anuncio de la resurrección –de Cristo-, las mujeres llenas de miedos y de alegría corrieron a dar la noticia a los discípulos, y justo en aquel momento encontraron a Jesús, se postraron a sus pies y lo adoraron; y Él les dijo: ‘No temáis, id a anunciar a mis hermanos que vayan a Galilea: allí me verán’".
Dentro de este marco, el Papa resaltó que las mujeres tienen un gran espacio en la narración de Cristo Resucitado, así como en su Pasión, y recordó que en aquellos tiempos, "el testimonio de las mujeres no podía tener valor oficial, jurídico, pero las mujeres vivieron una experiencia de relación especial con el Señor, que es fundamental para la vida concreta de la comunidad cristiana", y "esto siempre es así, en todos los tiempos, y no solo al inicio del camino de la Iglesia".
Finalmente, el Santo Padre animó a imitar el "modelo sublime y ejemplar" de María, la Madre del Señor, porque "precisamente, a través de transformante de la Pascua de su Hijo, la Virgen María se convirtió también en Madre de la Iglesia, es decir, de cada uno de los creyentes de la entera comunidad".
"Dirijámonos ahora a Ella invocándola cual Regina Caeli –Reina del Cielo-, con la oración que la tradición nos hace recitar en lugar del Ángelus durante todo el tiempo pascual".
Que María "os ayude a experimentar la presencia viva del Señor Resucitado, fuente de esperanza y de paz", concluyó.