El Papa Benedicto XVI expresó su intención de que el Domingo de Ramos sea el día en que los fieles, particularmente los jóvenes, se decidan a acoger al Señor y seguirlo hasta el final, haciendo “de su Pascua de muerte y resurrección el sentido mismo de vuestra vida de cristianos”.
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En la celebración participaron diversos jóvenes de Roma y de otras diócesis, reunidoscon ocasión de la XXVII Jornada Mundial de la Juventud, cuyo lema para este añofue “Estén siempre alegres en el Señor”.
Durante suhomilía, el Santo Padre señaló que “el Domingo de Ramos es el gran pórtico que nos lleva a la Semana Santa, la semana en la que el Señor Jesús se dirige hacia la culminación de su vida terrena”.
“Él va a Jerusalén para cumplir las Escrituras y para ser colgado en la cruz, el tronodesde el cual reinará por los siglos, atrayendo a sí a la humanidad de todoslos tiempos y ofrecer a todos el don de la redención”.
Benedicto XVI recordóa los jóvenes que seguir al Señor “es la decisión que conduce a la verdadera alegría, como sucedió con santa Clara de Asís que, hace ochocientos años, fascinada por el ejemplo de san Francisco y de sus primeros compañeros, dejó la casa paterna precisamente el Domingo de Ramos para consagrarse totalmente al Señor”.
El Papa recordóque, al momento de su decisión, la santa tenía 18 años, “y tuvo el valor de la fe y del amor de optar por Cristo, encontrando en él la alegría y la paz”.
El Santo Padre también pidió a los fieles “que reinen particularmente en este día dos sentimientos: la alabanza, como hicieron aquellos que acogieron a Jesús en Jerusalén con su “hosanna”; y el agradecimiento, porque en esta Semana Santa el Señor Jesús renovará el don más grande que se puede imaginar, nos entregará suvida, su cuerpo y su sangre, su amor”.
“A un don tan grande debemos corresponder de modo adecuado, o sea, con el don de nosotros mismos, de nuestro tiempo, de nuestra oración, de nuestro estar en comunión profunda de amor con Cristo que sufre, muere y resucita por nosotros".
El Papa subrayó que en este día, “debemos de poner nuestra vida, nuestra persona, en actitud de gratitud y adoración”.