El Papa Benedicto XVI aseguró a los jóvenes que solo Dios que es amor da la verdadera alegría al corazón, y les pidió testimoniar el rostro alegre y feliz de la fe también ante quienes piensan equivocadamente que la vida cristiana es "algo aburrido y cansado".
Así lo indicó en su mensaje por la 27º Jornada Mundial de la Juventud que este año se celebra el 1 de abril, Domingo de Ramos, a nivel diocesano y que lleva como título un pasaje de la Carta del Apóstol San Pablo a los Filipenses: "¡Alegraos siempre en el Señor!"
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En el texto dado a conocer hoy, el Papa recuerda con cariño la JMJ Madrid 2011, que se celebró en agosto, y agradece "a Dios por los muchos frutos que ha suscitado en aquellas jornadas y que en el futuro seguirán multiplicándose entre los jóvenes y las comunidades a las que pertenecen. Ahora nos estamos dirigiendo ya hacia la próxima cita en Río de Janeiro en el año 2013, que tendrá como tema ‘¡Id y haced discípulos a todos los pueblos!’
El Santo Padre explica que la alegría "es un elemento central de la experiencia cristiana. También experimentamos en cada Jornada Mundial de la Juventud una alegría intensa, la alegría de la comunión, la alegría de ser cristianos, la alegría de la fe".
"Esta es una de las características de estos encuentros. Vemos la fuerza atrayente que ella tiene: en un mundo marcado a menudo por la tristeza y la inquietud, la alegría es un testimonio importante de la belleza y fiabilidad de la fe cristiana¨, añade.
Benedicto XVI explica luego que" la aspiración a la alegría está grabada en lo más íntimo del ser humano. Más allá de las satisfacciones inmediatas y pasajeras, nuestro corazón busca la alegría profunda, plena y perdurable, que pueda dar ‘sabor’ a la existencia".
"Y esto vale sobre todo para vosotros, porque la juventud es un período de un continuo descubrimiento de la vida, del mundo, de los demás y de sí mismo. Es un tiempo de apertura hacia el futuro, donde se manifiestan los grandes deseos de felicidad, de amistad, del compartir y de verdad; donde uno es impulsado por ideales y se conciben proyectos".
Ante los diversos desafíos y las dificultades que encuentran los jóvenes, el Papa señala que la alegría sí es posible y que su fuente siempre, ya sea grande o pequeña, es Dios.
"Dios nos ha creado a su imagen por amor y para derramar sobre nosotros su amor, para colmarnos de su presencia y su gracia. Dios quiere hacernos partícipes de su alegría, divina y eterna, haciendo que descubramos que el valor y el sentido profundo de nuestra vida está en el ser aceptados, acogidos y amados por Él, y no con una acogida frágil como puede ser la humana, sino con una acogida incondicional como lo es la divina: yo soy amado, tengo un puesto en el mundo y en la historia, soy amado personalmente por Dios".
"Y si Dios me acepta, me ama y estoy seguro de ello, entonces sabré con claridad y certeza que es bueno que yo sea, que exista¨, agrega.
Este amor pleno de Dios para el hombre, prosigue el Santo Padre, se plasma en Jesucristo, que se entrega por ese amor para salvar a todos del mal, del pecado y de la muerte.
Pero Jesús no se queda allí, resucita como había prometido y hace brotar una profunda alegría que "es fruto del Espíritu Santo que nos hace hijos de Dios, capaces de vivir y gustar su bondad, de dirigirnos a Él con la expresión ‘Abba’, Padre. La alegría es signo de su presencia y su acción en nosotros".
El Papa recuerda luego el deber de conservar en el corazón la alegría cristiana: "encontrar y conservar la alegría espiritual surge del encuentro con el Señor, que pide que le sigamos, que nos decidamos con determinación, poniendo toda nuestra confianza en Él".
"Queridos jóvenes –exhorta Benedicto XVI– no tengáis miedo de arriesgar vuestra vida abriéndola a Jesucristo y su Evangelio; es el camino para tener la paz y la verdadera felicidad dentro de nosotros mismos, es el camino para la verdadera realización de nuestra existencia de hijos de Dios, creados a su imagen y semejanza".
Buscar al Señor, dice luego el Papa, "significa también acoger su Palabra, que es alegría para el corazón" y afirma que "la Palabra de Dios hace que descubramos las maravillas que Dios ha obrado en la historia del hombre y que, llenos de alegría, proclamemos en alabanza y adoración: ‘venid, aclamemos al Señor… postrémonos por tierra, bendiciendo al Señor, creador nuestro’".
El Papa luego hace una reflexión sobre lo que significa la alegría del amor de Dios, y la alegría de convertirse verdaderamente al Señor, alentando a vivir la voluntad del Altísimo a través del cumplimiento de los 10 Mandamientos.
"Cumpliéndolos encontramos el camino de la vida y de la felicidad. Aunque a primera vista puedan parecer un conjunto de prohibiciones, casi un obstáculo a la libertad, si los meditamos más atentamente a la luz del Mensaje de Cristo, representan un conjunto de reglas de vida esenciales y valiosas que conducen a una existencia feliz, realizada según el proyecto de Dios".
El Santo Padre lamenta que "cuántas veces, en cambio, constatamos que construir ignorando a Dios y su voluntad nos lleva a la desilusión, la tristeza y al sentimiento de derrota. La experiencia del pecado como rechazo a seguirle, como ofensa a su amistad, ensombrece nuestro corazón".
Benedicto XVI exhorta además a los jóvenes a vivir siempre la alegría, también en las pruebas, como las que vivieron el Beato Pier Giorgio Frassati y la joven Beato Chiara "Luce" Badano que nunca se entristeció pese a vivir una dolorosa enfermedad; o el amado Beato Papa Juan Pablo II quien dio una lección de alegría en medio del sufrimiento de la enfermedad..
Finalmente el Papa Benedicto XVI exhorta a los jóvenes a ser testigos de esa alegría, a anunciar el Evangelio de Cristo a todos en todo el mundo.
"A veces se presenta una imagen del Cristianismo como una propuesta de vida que oprime nuestra libertad, que va contra nuestro deseo de felicidad y alegría. Pero esto no corresponde a la verdad. Los cristianos son hombres y mujeres verdaderamente felices, porque saben que nunca están solos, sino que siempre están sostenidos por las manos de Dios".
"Sobre todo vosotros, jóvenes discípulos de Cristo, tenéis la tarea de mostrar al mundo que la fe trae una felicidad y alegría verdadera, plena y duradera. Y si el modo de vivir de los cristianos parece a veces cansado y aburrido, entonces sed vosotros los primeros en dar testimonio del rostro alegre y feliz de la fe".
El Papa alienta a llevar la nueva a evangelización a todos los ámbitos: "llevadla a vuestras familias, a vuestras escuelas y universidades, a vuestros lugares de trabajo y a vuestros grupos de amigos, allí donde vivís".
"Veréis que es contagiosa. Y recibiréis el ciento por uno: la alegría de la salvación para vosotros mismos, la alegría de ver la Misericordia de Dios que obra en los corazones. En el día de vuestro encuentro definitivo con el Señor, Él podrá deciros: ‘¡Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu Señor!’
Finalmente el Santo Padre hace votos para que "la Virgen María os acompañe en este camino" ya que ella "respondió plenamente al amor de Dios dedicando a Él su vida en un servicio humilde y total. Es llamada «causa de nuestra alegría» porque nos ha dado a Jesús. Que Ella os introduzca en aquella alegría que nadie os podrá quitar".
Para leer el mensaje completo, ingrese a: http://www.aciprensa.com/Docum/documento.php?id=455