En la habitual Audiencia General celebrada este miércoles, el Papa Benedicto XVI reflexionó sobre la oración de Jesús en la Cruz y dijo que como Él, los fieles deben rezar por quienes les hacen mal o dañan, perdonándolos siempre como Dios perdona.
Ante unos 6 mil peregrinos reunidos en el Aula Pablo VI en el Vaticano, el Santo Padre dijo en su resumen de la catequesis en español que en la oración de Jesús en la cruz, Él "nos llama a imitarle y cumplir con el difícil gesto de orar también por aquellos que nos hacen el mal, sabiendo perdonar siempre, viviendo la misericordia y el amor".
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En su catequesis en italiano, el Papa se refirió a las frases del Señor en la Cruz. La primera, "Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen", en relación a los soldados, es una oración "que dirige al Padre de intercesión: pide perdón para sus verdugos".
Al mismo tiempo "brinda una lectura de lo que está acaeciendo. Según sus palabras, los hombres que lo crucifican 'no saben lo que hacen'. Jesús aduce la ignorancia, el 'no saber', como motivo de su súplica al Padre, porque esa ignorancia deja abierto el camino a la conversión".
La segunda frase: "En verdad te digo; hoy estarás conmigo en el Paraíso", dirigida al "buen ladrón", crucificado al lado de Cristo, es "una palabra de esperanza".
A través de ella, Jesús reafirma que "la bondad de Dios puede alcanzarnos hasta en el último instante de la vida, y que la oración sincera, incluso después de una vida equivocada, encuentra los brazos abiertos del Padre bueno que espera el regreso del hijo".
"Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu", las últimas palabras de Cristo, constituyen "una oración de confianza, llena de certeza del amor de Dios. La plegaria de Jesús ante la muerte es dramática, como lo es para todo ser humano, pero, al mismo tiempo, posee una calma profunda que nace de la confianza en el Padre y de la voluntad de entregarse totalmente a Él".
"Ahora que la vida está a punto de dejarlo sella con la oración su decisión última: Jesús se ha dejado 'entregar' en las manos de los hombres, pero es en las manos del Padre donde deposita su espíritu. De este modo –como afirma San Juan Evangelista– todo se ha cumplido, el acto supremo de amor llega hasta el final".
El Papa dijo que las palabras de Jesús en la cruz "en sus últimos instantes de vida terrenal son fuertes indicaciones de cómo debemos rezar, y nos dan también una confianza serena y una esperanza firme. Jesús que pide al Padre que perdone a los que lo crucifican nos invita al difícil gesto de rezar también por los que nos hacen mal, que nos dañan, para que la luz de Dios ilumine su corazón".
"Nos invita, así, a adoptar en nuestra oración, la misma actitud de misericordia y de amor que Dios adopta con nosotros", observó el Papa.
Finalmente el Papa dijo que "Jesús, que en el momento extremo de la muerte se abandona totalmente en manos de Dios Padre, nos comunica la certeza de que por muy duras que sean las pruebas (…) o agobiantes los sufrimientos, no caeremos nunca de las manos de Dios: las manos que nos crearon, que nos sostienen y nos acompañan en el camino de la existencia".
En español el Santo Padre resaltó que "Jesús que en el momento de la muerte se confío totalmente en la manos de Dios Padre, nos comunique la certeza de que, a pesar de las duras las pruebas, los problemas, el sufrimiento, estamos acompañados de su gran amor. Muchas gracias".