Con ocasión del Domingo Mundial de las Misiones, conocido mundialmente como el DOMUND, el experimentado misionero javeriano Padre Gerardo Caglioni señaló a ACI Prensa que todavía hacen falta más corazones en el mundo que se despojen de sus vidas para entregarla a los demás.
"Todavía necesitamos hombres que dejen sus tierras, sus familias, su lengua y su propia cultura y se presten a ir allí donde está el primer anuncio, a abrir las puertas a Cristo", exhortó.
Recibe las principales noticias de ACI Prensa por WhatsApp y Telegram
Cada vez es más difícil ver noticias católicas en las redes sociales. Suscríbete a nuestros canales gratuitos hoy:
El Padre Caglioni tiene una larga experiencia como misionero en México y Sierra Leona.
En una entrevista concedida el 20 de octubre en Roma a ACI Prensa, explicó que "los misioneros clásicos, misioneros de una vez, aquellos que anunciaban el evangelio como hemos hecho nosotros están disminuyendo".
El Prelado consideró que la vocación misionera "es nuestra conciencia de vivir el Evangelio, cuando lo vivimos debemos testimoniarlo, y por tanto, el anuncio misionero cambia de modalidad porque nos compromete con nuestra vida y nos hace coherentes con nosotros mismos, con el evangelio, y de esta manera lo anunciamos".
Indicó que el reto más difícil que en encuentra el misionero a la hora de dar a conocer el Evangelio es conseguir entrar en las vidas de quienes todavía no conocen a Dios, "y por tanto convertirnos en parte de ellos. Nosotros debemos dejar nuestro mundo, dejar nuestra propia vida y construir una relación que nos hace despojarnos de nosotros mismos como Cristo hizo en la Cruz".
"Cuando somos parte de sus vidas entonces podemos –pos así decirlo- cambiarla, llevamos la levadura para el fermento de una vida nueva que es la vida cristiana".
El Domingo Mundial de las Misiones constituye un llamado de la Iglesia a todos los católicos del mundo para la común responsabilidad de la evangelización.
Para el Padre Caglioni, el DOMUND "es este estímulo que se hace a todos los hombres y mujeres que recibieron el evangelio, se les recuerda que la vida cristiana es una vida que se comparte, no es solo para nosotros, no es solo nuestra salvación, si no que es el compartir con los demás, y por tanto todos los cristianos están invitados a vivirlo según su estado, su manera, su vida en la realidad concreta en la que esté".
Finalmente, el misionero animó a los católicos a impulsar el valor de la caridad para crear un mundo más solidario.
"Nosotros los cristianos, no solo compartimos la buena noticia, aquella del Evangelio, sino que también nos hacemos hermanos de los demás y por tanto, si uno es pobre, si uno es ignorante, si uno está enfermo, entonces nosotros compartimos a través de las obras misioneras", concluyó.