Al encontrarse esta tarde (hora local) con representantes de la comunidad judía en Berlín, el Papa Benedicto XVI señaló que en una sociedad cada vez más secularizada, el diálogo entre cristianos y judíos "debe reforzar la común esperanza en Dios" ya que "sin esa esperanza la sociedad pierde su humanidad".
Así lo indicó el Santo Padre en el encuentro privado que sostuvo con unos 15 miembros judíos en Alemania, a quienes se dirigió acompañado de algunos cardenales y obispos del séquito papal.
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Benedicto XVI pronunció un discurso luego de la introducción del Presidente de la Conferencia Episcopal Alemana, Mons. Robert Zollitsch, y tras el saludo del Presidente de la Comunidad Judía, Dr. Dieter Graumann.
Al iniciar su discurso el Papa recordó los trágicos hechos del holocausto durante la Segunda Guerra Mundial y explicó que "el régimen de terror del nacionalsocialismo se fundaba sobre un mito racista, del que formaba parte el rechazo del Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, del Dios de Jesucristo y de las personas que creen en Él".
"El ‘omnipotente’ Adolfo Hitler era un ídolo pagano, que quería ponerse como sustituto del Dios bíblico, Creador y Padre de todos los hombres. Cuando no se respeta a este Dios único, se pierde también el respeto por la dignidad del hombre", aseguró.
Benedicto XVI dijo también que "las horribles imágenes de los campos de concentración al final de la guerra mostraron de lo que puede ser capaz el hombre que rechaza a Dios y el rostro que puede asumir un pueblo en el ‘no’ a ese Dios".
Tras señalar que "la Iglesia se siente muy cercana al Pueblo hebreo" y que esto vale para toda la Iglesia, también la que está en Alemania, Benedicto XVI alabó una serie de iniciativas concretas entre ambas comunidades.
Benedicto XVI explicó que la ley de Moisés de los judíos no ha sido derogada, sino que con el Discurso de la Montaña de Jesús, "desvela sus recónditas posibilidades y hace surgir nuevas exigencias; nos reenvía al fundamento más profundo del obrar humano, al corazón, donde el hombre elige entre lo puro y lo impuro, donde germina la fe, la esperanza y la caridad".
"En una sociedad cada vez más secularizada, este diálogo debe reforzar la común esperanza en Dios. Sin esa esperanza la sociedad pierde su humanidad", precisó el Papa.
Finalmente el Santo Padre dijo que "judíos y cristianos tienen una responsabilidad común para el desarrollo de la sociedad, que entraña siempre una dimensión religiosa. Que todos los interesados continúen juntos este camino. Que para ello, el Único y Onmipotente –Ha Kadosch Baruch Hu– otorgue su bendición".