Al presidir este domingo el habitual rezo del Ángelus, el Papa Benedicto XVI alentó a los fieles a ser obreros humildes y generosos, como San Pablo, que transformen el mundo con el amor, con la Buena Noticia del Evangelio.
En su meditación en Castel Gandolfo y ante miles de fieles presentes, el Papa se refirió a la primera lectura de la liturgia de hoy, en la que San Pablo escribe a los Filipenses, a quienes escribe desde la cárcel que "para mí la vida es Cristo, y la muerte, una ganancia" (Fil 1,21).
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Benedicto XVI explica que esta aproximación del Apóstol de Gentes "es un nuevo sentido de la vida, de la existencia humana que consiste en la comunión con Jesucristo viviente; no sólo con un personaje histórico, un maestro de sabiduría, un líder religioso, sino con un hombre en el que habita personalmente Dios".
"Su muerte y resurrección es la Buena Noticia que, partiendo de Jerusalén, está destinada a alcanzar a todos los hombres y a todos los pueblos y a transformar desde el interior todas las culturas, abriéndolas a la verdad fundamental".
Esta verdad, dijo el Papa, es que "Dios es amor, se ha hecho hombre en Jesús y con su sacrificio ha rescatado a la humanidad de la esclavitud del mal, donándole una esperanza confiable".
La nota de Radio Vaticana indica también que Benedicto XVI recuerda que actualmente "vivimos en una época de nueva evangelización. Vastos horizontes se abren al anuncio del Evangelio, mientras regiones de antigua tradición cristiana están llamadas a redescubrir la belleza de la fe".
"Protagonistas de esta misión son los hombres y mujeres que, como San Pablo, pueden decir: ‘Para mí vivir es Cristo’. Personas, familias, comunidades que aceptan trabajar en la viña del Señor, según la imagen del Evangelio de este domingo", prosiguió.
El mundo, dijo el Papa, necesita entonces "obreros humildes y generosos, que no piden otra recompensa si no aquella de participar en la misión de Jesús y de la Iglesia".
Finalmente Benedicto XVI aseguró que "el Evangelio ha transformado al mundo, y todavía lo está transformando, como un río que riega un inmenso campo. Dirijámonos en oración a la Virgen María, para que en toda la Iglesia maduren vocaciones sacerdotales, religiosas y laicales para el servicio de la nueva evangelización".
En español el Papa alentó a "reconocer la inmensa generosidad y bondad de Dios, que está por encima de los cálculos humanos. Lo que el Señor espera de nosotros es que cada uno haga bien y confiadamente su trabajo, y que reciba con gratitud lo que de Él procede. ¡Feliz Domingo!"