El vaticanista italiano Sandro Magister escribe un artículo en el que analiza algunas de las razones que permiten al Papa Benedicto XVI resistir a los ataques dentro y fuera de la Iglesia, ante los casos de abusos cometidos por algunos sacerdotes en Irlanda.
En su columna "Non prævalebunt. Cómo y por qué Benedicto XVI resiste a los ataques" publicada por el diario italiano Espresso, Magister da cuenta de los últimos ataques contra el Santo Padre de parte del Primer Ministro de Irlanda, Enda Kenny, "de dureza sin precedentes", así como de grupos de sacerdotes de Austria, Estados Unidos y Australia.
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Mientras en Irlanda estudian la posibilidad de obligar a los sacerdotes a romper el secreto de confesión si en ella se da a conocer un abuso, algunos presbíteros de los países mencionados piden abolir el celibato, ordenar a mujeres y darles la comunión a los divorciados vueltos a casar.
Magister señala que para entender cómo y por qué el Pontífice resiste a estos ataques, es necesario remontarse a una conferencia del entonces Cardenal Ratzinger en París (Francia) en 1999 titulada "¿Verdad del Cristianismo?"
En aquella ocasión el Cardenal dijo que "mirando al pasado, podemos decir que la fuerza que ha transformado el cristianismo en una religión mundial está en la síntesis entre razón, fe y vida que pudo realizar, brevemente indicada con la expresión 'religo vera'"
"Todas las crisis dentro del cristianismo observables en nuestros días se remiten sólo secundariamente a problemas de tipo institucional. Los problemas de tipo tanto institucional como personal en la Iglesia derivan, en última instancia, de esta cuestión y de su enorme peso", añadía.
Estas ideas fueron contestadas por el entonces Arzobispo de Burdeos, el Cardenal Pierre Eyt, también miembro de la Congregación para la Doctrina de la Fe de la que el Cardenal Ratzinger fue Prefecto por más de 20 años.
El Cardenal Eyt escribió una columna en el diario francés La Croix en la que indicó que los "problemas institucionales" en la Iglesia no son para nada "secundarios" como Ratzinger había sostenido.
Obispos y cardenales, en opinión del entonces Arzobispo de Burdeos, deben cada día "decidir y tomar posición con urgencia". No pueden tergiversar, porque diariamente "están con la espada contra la pared". Bajo la provocación de la sensibilidad de hoy "debemos probar un poco más algunas de nuestras concepciones y prácticas".
Entre esas prácticas el Cardenal Eyt propuso algunas cuestiones presentadas por otro Purpurado, el Cardenal Carlo María Martini, en el sínodo de ese año: "el rol de la mujer en la sociedad y en la Iglesia, la participación de los laicos en algunas responsabilidades ministeriales, la sexualidad, la disciplina matrimonial".
El Cardenal Martini es conocido por haber expresado algunas opiniones contrarias a la doctrina católica. En 2006, por ejemplo, se publicó un libro en el que señalaba que la vida "no comienza con la concepción sino después".
A lo dicho por el Cardenal Eyt, el Cardenal Ratzinger respondió también en La Croix, explicando primeramente la importancia de la fe y la razón en la herencia cristiana, y aseguró que la forma institucional de la Iglesia pertenece por esencia a la fe, "pero las instituciones no pueden vivir si no son sostenidas por convicciones fundamentales comunes y si no existe una evidencia de valores que funden su identidad".
El entonces Prefecto indicó además que "la fragilidad de esta evidencia es –lo repito– la razón específica de la crisis actual de la Iglesia. El Cardenal Eyt me recuerda con razón las decisiones institucionales que debo tomar diariamente. Pero es precisamente aquí que la conexión se hace para mí más evidente".
"Allí donde las decisiones del magisterio sobre valores determinados por la identidad de la institución eclesial no pueden más contar con una convicción común, aquellas son necesariamente percibidas como represivas y resultan, a final de cuentas, ineficaces".
"Quien defiende la doctrina trinitaria, la cristología, la estructura sacramental de la Iglesia, su origen en el Cristo, la función de Pedro o la enseñanza moral fundamental de la Iglesia, etc., y debe combatir la negación en cuanto incompatible con la institución eclesial, golpea en el vacío si se difunde la opinión que todo esto [junto con la verdad] no tiene importancia. De este modo una institución se convierte en un esqueleto vacío y cae en la ruina, aunque exteriormente permanece fuerte o da la apariencia de tener bases sólidas".
"Por esto –decía el Cardenal Ratzinger– las decisiones institucionales del magisterio pueden hacerse fecundas sólo con la condición de que estén ligadas a una lucha seria y convencida por una nueva evidencia de las opciones fundamentales de la fe".
Sandro Magister explica que para el ahora Papa Benedicto XVI los ordenamientos y las normas canónicas no son algo "secundario". Por el contrario, cada vez que legisla –por ejemplo liberalizando la Misa en rito romano antiguo o reforzando las normas contra los delitos más graves– "hace de todo por mostrar el fundamento de la verdad de las decisiones tomadas y le especificidad que tienen respecto a las leyes de la ciudad terrena".
Finalmente, el vaticanista afirma que "donde esta ‘evidencia de las opciones fundamentales de la fe’ falta, él (Benedicto XVI) se cuida bien de permitir las ‘provocaciones de la sensibilidad de hoy’".
Para leer el artículo completo ingrese a: http://chiesa.espresso.repubblica.it/articolo/1348936?sp=y