Al presidir ayer por la noche una vigilia de oración con miles de jóvenes en la Plaza Josip en Zagreb (Croacia), el Papa Benedicto XVI resaltó que Cristo es el amigo y compañero del camino que "nunca os desilusionará".
En su discurso el Papa dijo a los jóvenes: "queridos amigos, vuestra juventud es un tiempo que el Señor os da para poder descubrir el significado de la existencia. Es el tiempo de los grandes horizontes, de los sentimientos vividos con intensidad, y también de los miedos ante las opciones comprometidas y duraderas, de las dificultades en el estudio y en el trabajo, de los interrogantes sobre el misterio del dolor y del sufrimiento. Más aún, este tiempo estupendo de vuestra vida comporta un anhelo profundo, que no anula todo lo demás, sino que lo eleva para darle plenitud".
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Según señala la nota de Radio Vaticana, al referirse luego al Evangelio de San Juan en el que Jesús se dirige a sus primeros discípulos y les pregunta ¿qué buscan?, el Santo Padre dijo a los jóvenes que hoy Cristo les hace la misma pregunta.
"’¿Qué buscáis?’. Jesús os habla hoy: mediante el Evangelio y el Espíritu Santo. Es Él quien os busca, aun antes de que vosotros lo busquéis. Respetando plenamente vuestra libertad, se acerca a cada uno de vosotros y se presenta como la respuesta auténtica y decisiva a ese anhelo que anida en vuestro ser, al deseo de una vida que vale la pena ser vivida. Dejad que os tome de la mano. Dejad que entre cada vez más como amigo y compañero de camino. Ofrecedle vuestra confianza, nunca os desilusionará".
"Queridos jóvenes, arraigados en Cristo, podréis vivir en plenitud lo que sois. Como sabéis, he planteado sobre este tema mi mensaje para la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que nos reunirá en agosto en Madrid, y hacia la cual nos encaminamos".
"He partido de una incisiva expresión de San Pablo: ‘Arraigados y edificados en Cristo, firmes en la fe’. Creciendo en la amistad con el Señor, a través de su Palabra, de la Eucaristía y de la pertenencia a la Iglesia, con la ayuda de vuestros sacerdotes, podréis testimoniar a todos la alegría de haber encontrado a Aquél que siempre os acompaña y os llama a vivir en la confianza y en la esperanza".
El Papa alentó luego a no dejarse "desorientar por las promesas atractivas de éxito fácil, de estilos de vida que privilegian la apariencia en detrimento de la interioridad. No cedáis a la tentación de poner la confianza absoluta en el tener, en las cosas materiales, renunciando a descubrir la verdad que va más allá, como una estrella en lo alto del cielo, donde Cristo quiere llevaros. Dejaos guiar a las alturas de Dios".
Benedicto XVI recordó luego la figura del beato croata Beato Iván Merz, un joven brillante que durante los años de la Primera Guerra Mundial se encuentra ante la destrucción y la muerte. Todo eso lo marca y le permite superar momentos de crisis y de lucha espiritual.
La fe de Iván se refuerza hasta tal punto que se dedica al estudio de la liturgia e inicia un intenso apostolado entre los jóvenes. Descubre la belleza de la fe católica y comprende que la vocación de su vida es vivir y hacer vivir la amistad con Cristo. Muere el 10 de mayo de 1928, con tan sólo treinta y dos años, después de algunos meses de enfermedad, ofreciendo su vida por la Iglesia y por la juventud.
El Papa dijo del beato Iván que "esta vida joven, entregada por amor, lleva el perfume de Cristo, y es para todos una invitación a no tener miedo de confiarse al Señor, del mismo modo que lo contemplamos, en modo particular, en la Virgen María, la Madre de la Iglesia, aquí venerada y amada con el título de ‘Majka Božja od Kamenutih vrata’ (Madre de Dios de la Puerta de Piedra)".
"A Ella deseo confiar esta tarde a cada uno de vosotros, para que os acompañe con su protección y os ayude sobre todo a encontrar al Señor y, en Él, a encontrar el significado pleno de vuestra existencia", concluyó Benedicto XVI.