"Reconocimiento de la dignidad de cada persona implica absoluto respeto por la dimensión interior y trascendente de la persona humana", solicitó el Observador Permanente de la Santa Sede ante las Naciones Unidas, Mons. Francis Chullikatt, en Nueva York.
"Los gobiernos tienen una responsabilidad solemne de salvaguardar este derecho inalienable" que es la libertad religiosa, "y no permitir que sea ridiculizado y los creyentes sean perseguidos", expresó al dirigir la atención a la grave situación que viven los cristianos en muchas partes del mundo.
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Mons. Chullikatt expresó su consternación sobre el informe enviado por el Relator Especial de las Naciones Unidas para el derecho a la educación, Vernor Muñoz Villalobos, en el que se pedía una educación sexual comprensiva obligatoria para los niños, criticando a aquellos países en los que se permitiera a los padres retirar a sus hijos de dichas asignaturas. Los padres, reclamó el Nuncio Apostólico, tienen "el derecho y la responsabilidad de la educación de sus hijos".
Al concluir, Mons. Chullikatt insistió en que "los derechos humanos están basados sobre la dignidad inherente de la persona humana, y estos derechos inalienables están fundados en el orden moral natural, y son discernibles a través de una recta razón, la cual es universal". "Mi Delegación debe ser sincera", dijo, "los derechos humanos no cambian más que de lo que la naturaleza humana puede cambiar".